Cass McCombs / Wit’s End

«El final del humor» es el muy irónico título del quinto álbum de Cass McCombs, inmediatamente posterior a su disco más celebrado (y también el mejor) hasta la fecha, ‘Catacombs‘. Posiblemente a causa de ese repentino reconocimiento por buena parte de la crítica y de cada vez más público, McCombs parece ahora querer recordarnos que antes de eso fue un artista esquivo e incómodo, artísticamente huraño, con un disco deprimente y depresivo. El cantautor californiano realiza esta semana su anunciada gira por nuestro país y, tras su visita de ayer a Barcelona, hoy día 17 de mayo estará en Elche, el 18 en Madrid y el 19 en Vigo.


McCombs envió una especie de autoentrevista manuscrita a Stereogum en la que desvelaba algunas claves de ‘Wit’s End’, afirmando que se trataba de un disco sobre la soledad. «Sé que la gente se siente sola porque yo también me siento así y por eso termino escribiendo sobre ese tema, sobre cómo a veces te sientes solo y te animas con esas grandes ideas que llegan de repente y luego vuelven a abandonarte, como todo lo demás». Hip, hip, hurra. Así, encontramos en ‘Wit’s End’ a personajes en situaciones de aislamiento, en muchos casos extremo, como en ‘Buried Alive’ (un hipotético entierro en vida que le refuerza espiritualmente y donde cant:a «si estoy vivo o muerto no me importa siempre que mi alma quede intacta») o en ‘Hermit’s Cave’. Pero igualmente trata de la soledad y el desamparo aun hablando de parejas en ‘The Lonely Doll’ (un escarceo patético entre un borracho y una vieja dama que se esfuerza por conservar su esplendor) o en ‘Saturday’s Song’ (una especie de retrato de un amor que se apaga, sábado a sábado). Con un lenguaje y una sintaxis propias de la literatura clásica (McCombs cita como las mayores influencias del disco a Jack London, Edgar Allan Poe y la Biblia), el norteamericano plasma devastadores retratos de individuos que sufren el egoísta individualismo de otros. Y especialmente dolorosos resultan ‘Memory’s Stain’ y ‘County Line’ (amplificado por un vídeo sobre heroinómanos tan crudo como apropiado), crueles relatos ambos sobre amores no correspondidos.

Aunque asegura que persigue hacer folk, en el sentido en que recibe unas influencias y las transmite a otros que las interpretarán en el futuro (discurso que nos recuerda al de su compatriota Sam Amidon

), lo cierto es que ‘Wit’s End’ es, en contra de la temática cerrada y asfixiante de sus ocho cortes, su disco más abierto musicalmente y en el que usa una mayor variedad de estilos e instrumentos. ‘County Line’, como single, es el corte más accesible y continuista con su anterior obra (en ese sentido, también resulta una isla), ya que el resto del disco (de nuevo grabado junto a Ariel Rechsaid, durante dos años en diferentes estudios de su país y con diferentes músicos) parece influido en gran medida por musicales clásicos de Brecht, Weill o los hermanos Gershwin. Dando especial protagonismo al piano y los teclados clásicos (Hammond, vibráfono), ese aire vodevilesco viene servido por clarinetes, oboes, faggots y otros instrumentos de viento que no abundan precisamente en este tipo de álbumes. Y es ese aprovechamiento de instrumentación y patrones tan clásicos el que nos lleva a recordar durante la escucha de ‘Wit’s End’ a Leonard Cohen o Tom Waits, y no en pocas ocasiones. Algo que no está al alcance de cualquier autor actual. La mejor muestra sería ‘A Knock Upon The Door’, la batalla entre un cantante y su musa traicionada, que desarrolla en una trova dylanesca de más de nueve minutos de estructura monocorde en la que se suceden pequeños solos de clarinete mientras él simula esa «llamada en la puerta» con el golpeo de su mano en la caja de un ukelele.

‘Wit’s End’ es en planteamiento y resultados un disco mucho más arduo y difícilmente accesible que ‘Catacombs’, que desde luego requiere de una total disposición por parte del oyente a entrar en su mundo de sombras y sentencias que retratan la ruindad propia de cualquier individuo. ¿Es la soledad el estado natural del hombre? ¿El egoísmo nos conduce a la soledad o viceversa? Pero aún sin querer entrar en tales diatribas, es posible disfrutar de este disco repleto de belleza, de esa belleza que solamente puede venir inspirada por la tristeza más profunda.

Calificación: 8,2/10
Temas destacados: ‘County Line’, ‘Buried Alive’, ‘A Knock Upon The Door’, ‘Memory’s Stain’.
Te gustará si te gustan: la depresión, Bill Callahan, Leonard Cohen.

Escúchalo: en Spotify.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Raúl Guillén
Tags: cass mccombs