Sónar Barcelona 2011: viernes

Primer día con el conflicto para decidir entre la avalancha de coincidencias y segundo de Sónar Barcelona. Comenzamos la animación previa en la parte de día con más de una “Lady Olé” pintándose al estilo M.I.A. con rotuladores fluorescentes sus cuerpos tostados. También se vieron desde la mañana bastantes camisetas de la Human League.


Toda la fuerza y el sonido que tienen en común Slug y Ant saltó por los aires en las primeras horas de la tarde durante el set de Atmosphere. El Village no estaba ni mucho menos lleno y acabar apretado en las primeras filas contra las vallas fue cuestión de poco esfuerzo. Y es que Slug, como excelente showman, mostró un pulido ejercicio de rap claramente atemporal que bordó con sonido clavado salvo un breve problema al empezar. Acabó quitándose las zapas y colgándolas del pie del micro.

Discodeine aparecieron en el SonarDôme muy serios, escondidos detrás de sus gafas negras y con un talante bastante distante y pasota con respecto al público. Dieron comienzo con ‘Falkenberg’, que sonaba a estudio de interpretación de las melodías tropicales que El Guincho manipula en su repertorio, dando un aire veraniego a una carpa que tampoco arrancó demasiado llena, debido a la coincidencia con Four Tet. Al menos pudimos bailar plácidamente hasta el final mientras sonaba prácticamente todo su álbum, con canciones enlazadas unas a otras, y dónde no faltó ‘Synchronize’, aunque la voz de Jarvis era pregrabada y sonó muy por debajo de la música, como un susurro.

Con mucha soltura y sin excentricidades, las composiciones de funk caleidoscópico de B. Bravo no desalojaron el aforo y embaucaron al público casual. No sería de extrañar un progresivo revuelo con futuros trabajos. A lo que menos sonó la voz de Dominique Young Unique, una vivaracha rapera de 19 años, fue a poco brillante o apagada. Apuntando maneras, actitud y tablas, mantuvo a raya a un público que no quería abandonar el Village. Un lujo con puntos en común con los inicios de Missy Elliott o con las raperas Yo Majesty!, a las que agradece su ayuda.

Hubo que esperar a que se despojara de su abrigo acolchado con capucha para ver en buena forma a un madurito Philip Oakey al frente de Human League, escoltado por Susan A. Sulley y Joanne Catherall, que lucieron modelos, joyas y botines de espejos. Hubo exaltación con temas de antaño como ‘Empire State Human’, el tándem ‘Mirror Man” y ‘Don’t You Want Me’ y algunos de su nuevo disco ‘Credo

‘, siendo el más celebrado ‘Night People’. El grupo ofreció una correcta actuación sin recurrir del todo a lo fácil ni tampoco arriesgar. Quizá les faltó una pequeña chispa para arrasar como otros veteranos que han acudido al festival.

Gracias a la puntualidad y a la organización pudimos llegar a los últimos temas de Trentemøller en el SonarPub, permitiéndonos entrar en comunión con una salvaje y atronadora ‘Silver Surfer, Ghost Rider Go!!!’, que también caló en un muy numeroso público. Definitivamente su última gira es éxtasis en estado duro.

M.I.A. se hizo esperar, pero así pudimos disfrutar de la sesión previa de Munchi, una propuesta que tiene las simpatías de Diplo y que sirvió para entrar en el bombardeo de metralla de la ahora rubia con raíces en Sri Lanka. M.I.A. cumplió estrictamente lo mínimo. Sonaron machaconas canciones como ‘Meds and Feds’ y ‘Born Free’, pero el sonido, distorsionado y atronador, fue mejorable. Los congregados iban por verla a ella, pero el único subidón de verdad fue el de ‘Paper Planes’ y el de los audiovisuales, amén de ese momento en que un nutrido grupo de gente de la primera fila subió y se marcó un cuerpo a cuerpo con una corista y con un bailarín que parecía Vanilla Ice.

Por culpa del retraso de M.I.A., sólo pudimos llegar al final de una Katy B muy elegante que sonó a gloria y que tan solo con el poder de su voz, reunía la atención de los congregados, ajenos al resto de pabellones. ‘Lights On’, con Ms Dynamite, arrasó gracias también a una banda de músicos envidiable. Todo el público que salió de M.I.A. pareció quedar encantado y entregado con esta propuesta muy Lolita y nada poligonera, bastante distinta al resto de féminas de esta edición.

Aphex Twin llegó y triunfó. Es difícil esperar un set decepcionante de Richard D. James, volando entre el techno, el acid y el ambient. Su careto en las pantallas lo mismo aparecía recortado sobre los jugadores de la selección que del Barça. Aún no hemos conseguido averiguar si la hija de Antonio Flores estaba al comienzo en las primeras filas o era una premonición de las proyecciones que se nos avecinaban. Quizá su infalible set habría sido más inolvidable con más gente, pero aquellos a los que congregó permanecieron entregados y atentos. Su inteligente propuesta no es de las que dependen ni necesitan a la gente de paso.

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