Peter Morén, Björn Yttling y John Eriksson se vuelven a enfundar la piel de aquel trío de instrumentación básica y hacen un pop poderoso (esto es, power pop) y pegadizo y que sirve para refrescar su repertorio y del que, claramente, se verán especialmente beneficiados sus directos (bien son conocidas sus habilidades para encender al público en vivo). Contando por primera vez con un productor (Per Sunding de Eggstone), la banda de Estocolmo afila su sonido y redobla su contundencia como prueban la inmediatez casi punk de ‘Breaker, Breaker‘, ‘Second Chance‘, ‘Eyes’, ‘Tomorrow Has To Wait’ y ‘Dig A Little Deeper’, una canción que parece ideada para estos días de estío pero que guarda un desafío contra lo efímero de las modas con ese «all art has been contemporary». Todas ellas, con clara vocación de himno pop, se concentran en una primera mitad del álbum que, claramente, gana la partida al resto.
En la parte final, pese a contener algunos temas notables como ‘May Seem Macabre’ (inicialmente un bajón, termina por funcionar) y la despreocupadamente beat ‘Lies’, cortes como ‘(Don’t Let Them) Cool Off’, ‘Down Like Me’ o ‘I Know You Don’t Love Me’ (el punk extremo de ‘Black Book’ no pasa de anécdota) representan un bajón de intensidad considerable que hace que el disco pierda consistencia en su conjunto. Tras más de tres meses desde su edición, la escasa repercusión de ‘Gimme Some’ indica que el público no ha apreciado el esfuerzo del power trío por recuperar su viejo estilo, pero sus fieles no pueden sentirse decepcionados con un disco que contiene un buen puñado de nuevos clásicos.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Dig A Little Deeper’, ‘Second Chance’, ‘Eyes’, ‘May Seem Macabre’.
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