Acompañado por Richard Spaven a la batería y a los teclados por el experimental Dorian Concept, Flying Lotus ofreció una propuesta diferente, con la idea de parecer más orgánico y dotar a su directo de un ritmo envenenado de jazz, hip-hop y electrónica.
No fue la única compañía del californiano. Los visuales foguearon todo el tiempo, desde el azul con distintas formas geométricas distorsionadas hasta un primer plano de una luna azulada sobre fondo amarillo, pasando por una cumbre montañosa nevada o los rayados aparentemente improvisados de líneas bicolor, componiendo un mapa más conceptual que mecánico. Siempre sonriente y dispuesto a contentar a un público que bailó esporádicamente, ofreció canciones que se iban sucediendo casi sin cortes, aunque tampoco emocionando en intensidad.
De ‘Los Angeles’, el álbum cuya portada es casi calcada a ‘Mezzanine’ de Massive Attack, sonaron ‘Camel’ o ‘Breathe Something / Stellar Star’. De su tercer disco celebradas fueron ‘Dance of the Pseudo Nymph’, ‘Mmmhhmm ft. Thundercat’ y se atrevió con el micro en la luminaria ‘Do the Astral Plane’, sin olvidar ‘Kill Your Co-Workers’, para la pidió palmas. Un entusiasmo que finalizó tras poco más de una hora sin bises y dando la mano a casi todos los congregados en las primeras filas. El derroche afectuoso concluiría con Steve Ellison sentado fotografiándose con todo el fan que lo quisiera a los pies del escenario. 6.