Con el pelo rojo ensortijado, una casaca y pantalones de cuero negro, una chispeante Cyndi fue recibida por un público que ansiaba escuchar una de las voces menos reivindicadas de los 80. Al respetable le costó hacer entender a la cantante lo guapa que estaba, pero después de la insistencia de las gradas y de los esfuerzos de Cyndi por comprender el significado, se terminó por traducir el piropo por «linda». Ante semejante estado de excitación, Lauper no dejó de bailar de un lado a otro del escenario, sin mostrar el menor signo de agotamiento durante dos horas en las que fueron varias las bajadas al foso para cantar a los fans más a mano, lo cual incluyó un par de incursiones en las tribunas de asientos, llevando el recital hasta el último rincón del recinto.
Lauper confirmó en todo momento que posee una voz que nada tiene que envidiar a sus contrincantes de década y se mostró muy agradecida a una banda que, sin destacar en exceso, sabe cómo tratarla y hacerla lucirse. Cyndi se mantuvo además siempre sonriente y con los ojos medio entornados, recordando a un personaje imaginario del ‘Alicia en el País de las maravillas’ de Tim Burton o a una aniñada Caperucita Roja.
Si el repertorio en una primera parte destacó por este giro radical al blues y a la armónica en toda su extensión con canciones de su último trabajo como ‘Just Your Fool’, ‘Shattered Dreams’ o ‘Crossroads’, donde también se incluyó ‘She Bop’ de su primer disco del 83 ‘She’s So Unusual’; en una segunda parte más cercana al pop de sus inicios celebradas y coreadas fueron ‘Change Of Heart’, el clásico de Marvin Gaye ‘What’s Going On’, incluido en su segundo disco ‘True Colors’, la siempre divertida ‘Girls Just Wanna Have Fun’, la atemporal ‘Time After Time’ o la animista para finalizar ‘True Colors’. 7,5.