Son de Sheffield pero se distancian del realismo de bandas como Pulp o Arctic Monkeys. The Crookes optan por devolver a la primera línea de fuego la narrativa pop británica de los sesenta. Un leitmotiv que, aunque pueda sonar a vieja escuela, ellos recuperan para dejar claro que las historias tristes aún tienen su punto. De ello dan buena cuenta con ‘Chorus of Fools’, apertura de este ‘Chasing After Ghosts’. Con un tono dramático, y brindando con una copa de «vino barato», George se lamenta de su suerte mientras repite una y otra vez: «tú y yo estábamos condenados a estar deprimidos». Un dramatismo que continúa vigente en títulos como ‘Just Like Dreamers’, ‘Youth’ o ‘I Remember Moonlight’, recuperando esa esencia nostálgica sin exceso de teatralidad.
Aparentemente todo funciona bien: una voz que engancha, unas letras que en varias piezas se acercan a la poesía (véase por ejemplo ‘Godless Girl’) e ingenio por doquier. El problema es que les falta algo. A pesar de que el conjunto es bueno, y la presentación excelente, el disco falla en los matices, como en esas guitarras que se quedan en un segundo plano y a veces parecen un mero acompañamiento de la letra. La percusión es otra historia y consigue hacer sombra al virtuosismo de Waite en canciones como ‘Carnabetian Charm’, que se abre con un bajo juguetón y finaliza con un susurro muy acertado. No es de extrañar que Steve Lamacq les haya llamado «los reyes del romanticismo».
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Godless Girl’, ‘Carnabetian Charms’, ‘The Crookes Laundry Murder, 1922’.
Te gustará si te gusta: la voz de Morrissey, Frankie & The Heartstrings, Housemartins.
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