Comenzando con una referencia a lo raro que se le hace subirse a un escenario sin estar rodeado de una orquesta, ha contado que ha pasado la noche en vela pensando qué podía decir en su discurso, finalmente desechando lo que había preparado después de comerse todos los cacahuetes y los chocolates de su minibar. Leonard Cohen ha reflexionado sobre el lugar de donde viene la poesía, «un lugar que nadie controla» («Si supiera de dónde vienen las canciones, haría más» ha bromeado) y después ha contado una bonita historia que nunca había revelado y que explica las «dimensiones de la gratitud que encuentra en este país». Nadie mejor que él para contarla.
Leonard, te queremos.