The Rapture, a tiro hecho en Madrid

Con la Sala Heineken abarrotada de gente para la fiesta de Hilfiger, sólo hacía falta un buen espectáculo en directo para que la mecha prendiese. La noche comenzó para nosotros con Jessica 6. Para entonces Cut Your Hair ya habían abandonado el escenario principal, pero aún quedaban por delante cinco horas de fiesta. Para una noche de jueves, no está mal.

A todo el mundo le gustaría entrar en un concierto y ser recibido por Nomi Ruiz en transparencias. Para todos aquellos que no habíamos visto a la banda neoyorquina en directo, la primera reacción fue de sorpresa. La que también fuera cantante de Hercules and Love Affair es el ejemplo viviente de que una buena voz es prescindible si sabes manejarte sobre el escenario como ella lo hace. Detalles extramusicales aparte, lo cierto es que el trío defiende bien su disco ‘See the Light’ en directo. Su sonido recordó por momentos al de bandas como Moloko. Algo así como si una Róisín Murphy con la melena suelta cantase una octava más baja, aporreando el sintetizador con una sola mano. Temas como ‘In the Heat’ o ‘Prisoner of Love’ levantaron al público, que para entonces ya llenaba el local. Y parte del mérito es también de Andrew Raposo y Morgan Wiles, competentes en la retaguardia.

Tras una más que larga espera vimos aparecer a The Rapture. Con su nuevo álbum ‘In the Grace of Your Love‘ recién estrenado, no se la jugaron, y optaron por desempolvar sus mejores canciones. Al fin y al cabo, un evento patrocinado no es el mejor lugar para hacer experiementos con gaseosa. Saltamos con ‘Whoo! Alright-yeah… uh huh!’, ‘Get Myself Into It’ o ‘Echoes’ (últimamente conocido también por ser el tema de la cabecera de ‘Misfits’), y todo esto a pesar de la poca gana que le echa el cantante Luke Jenner, que parecía el único que no disfrutaba. Entre eso y las torpes intervenciones del saxofón, casi se nos quitan las ganas, hasta que llegó el cierre con ‘How Deep Is Your Love?’ y volvimos a recordar por qué nos gustan. Un fin de fiesta que dejó a todo el mundo satisfecho.

Todavía quedaba una actuación, pero la pista se vació rápidamente y solo quedaron los más fans para ver a Los Wallas. Ellos agradecieron el detalle invitando a tomar un sorbo de whiskey y a subir al escenario a todo el que quisiese. Los perfectos anfitriones. Quizás era ya muy tarde, o los cegaron los sujetadores que no dejaban de volar ante sus ojos, pero en lo musical, la cosa no estuvo tan inspirada. Simplememente el broche gamberro antes de echar el cierre.

Foto: Ricardo Feiticeira, CC en Flickr.

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Publicado por
Sara Prieto