Wilco, el Concierto

Que Wilco son un grupo muy querido por el público español no es ningún misterio, y prueba de ello es que las entradas para su concierto en el madrileño Teatro Circo Price como parte del ciclo Heineken Music Selector llevaban semanas agotadas. La banda de Chicago gusta mucho de visitarnos con cada nuevo LP, y naturalmente tenía una cita obligada con todos nosotros para presentar su notable ‘The Whole Love‘. La suerte de que el evento se celebrase en el Price, un recinto con una excelente calidad acústica, era un añadido para una noche que prometía mucho. Con una sobria puesta en escena (siempre han preferido centrar la atención en la música y evitar artificios en sus shows), los instrumentos de cada uno de los seis miembros esperaban impacientes (al igual que el respetable) para que los hiciesen sonar, y llegó el alboroto generalizado una vez se apagaron las luces y salían Tweedy (con sombrero, algo inusual), Stirratt, Cline, Kotche, Sansone y Jorgensen a tomar posiciones.

El silencio se hizo una vez comenzaron, de manera calmada, con ‘One Sunday Morning’, el último track de su nuevo álbum, que resultó inesperadamente efectivo para abrir el repertorio, pese a su generosa duración. Y para generoso, el set de más de hora y tres cuartos que ofrecieron, despachando hit tras hit casi sin despeinarse. Fue de tal magnitud la selección de temas que a veces había que pellizcarse para comprobar que no estábamos soñando, que aquello realmente estaba teniendo lugar. Himnos de la talla de ‘Via Chicago’, ‘At Least That’s What You Said’, ‘Shot In The Arm’, ‘Hummingbird’, ‘War On War’ o ‘Jesus, etc.’ se iban entrelazando con éxitos más recientes, como ‘Impossible Germany’ o ‘Bull Black Nova’, además de ‘Art Of Almost’, ‘I Might’, ‘Standing O’ o ‘Dawned On Me’, las últimas en llegar al repertorio; con la consecuente explosiva mezcla de sensaciones y sentimientos, desde la euforia hasta la melancolía pasando por la locura.

Si a la maestría de cada músico con sus respectivos instrumentos (claramente hay que destacar las seis cuerdas de Nels Cline y la batería de Glenn Kotche, quienes nos dejaban constantemente boquiabiertos) sumamos las ganas que le echaron y la perfecta comunión con el público, el resultado de la ecuación queda más que resuelto. Jeff no olvidó recordarnos que, aunque todos los artistas lo dicen, ellos van en serio: somos sus favoritos. ¿Las razones? Que nos gusta estar tristes. Más allá de si aquello fue en serio o en broma, no se despidieron sin antes volver a escena con un bis demoledor, comenzando con ‘Heavy Metal Drummer’ y siguiendo con ‘The Late Greats’, ‘I’m The Man Who Loves You’ y una perlita como ‘I Got You (At The End Of The Century)’ de su mítico ‘Being There’ como colofón. Dudo que los que vivimos en la capital veamos (o hayamos visto) un concierto mejor este año. 10.

Si la función de un telonero es caldear el ambiente, no cabe duda de que Jonathan Wilson cumplió sobradamente. Con una banda de lo más competente (la cual contó con la presencia de Pat Sansone durante las primeras canciones) el autor del genial ‘Gentle Spirit‘ nos regaló sus delicadas melodías, con un claro regusto al folk-rock de los años 70, como un Nick Drake acompañado de America, valga la comparación. Es más, no solo quedaba un recuerdo de aquella década, nos transportó directamente a ella con canciones como ‘Can We Really Party Today?’, ‘Desert Raven’ o el emocionantísimo tema titular del disco. Nos quedamos con muchísimas ganas de más, así que ojalá vuelva pronto. 8.

Fotos: HeinekenPro

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Publicado por
Miguel Sánchez