El silencio se hizo una vez comenzaron, de manera calmada, con ‘One Sunday Morning’, el último track de su nuevo álbum, que resultó inesperadamente efectivo para abrir el repertorio, pese a su generosa duración. Y para generoso, el set de más de hora y tres cuartos que ofrecieron, despachando hit tras hit casi sin despeinarse. Fue de tal magnitud la selección de temas que a veces había que pellizcarse para comprobar que no estábamos soñando, que aquello realmente estaba teniendo lugar. Himnos de la talla de ‘Via Chicago’, ‘At Least That’s What You Said’, ‘Shot In The Arm’, ‘Hummingbird’, ‘War On War’ o ‘Jesus, etc.’ se iban entrelazando con éxitos más recientes, como ‘Impossible Germany’ o ‘Bull Black Nova’, además de ‘Art Of Almost’, ‘I Might’, ‘Standing O’ o ‘Dawned On Me’, las últimas en llegar al repertorio; con la consecuente explosiva mezcla de sensaciones y sentimientos, desde la euforia hasta la melancolía pasando por la locura.
Si a la maestría de cada músico con sus respectivos instrumentos (claramente hay que destacar las seis cuerdas de Nels Cline y la batería de Glenn Kotche, quienes nos dejaban constantemente boquiabiertos) sumamos las ganas que le echaron y la perfecta comunión con el público, el resultado de la ecuación queda más que resuelto. Jeff no olvidó recordarnos que, aunque todos los artistas lo dicen, ellos van en serio: somos sus favoritos. ¿Las razones? Que nos gusta estar tristes. Más allá de si aquello fue en serio o en broma, no se despidieron sin antes volver a escena con un bis demoledor, comenzando con ‘Heavy Metal Drummer’ y siguiendo con ‘The Late Greats’, ‘I’m The Man Who Loves You’ y una perlita como ‘I Got You (At The End Of The Century)’ de su mítico ‘Being There’ como colofón. Dudo que los que vivimos en la capital veamos (o hayamos visto) un concierto mejor este año. 10.
Si la función de un telonero es caldear el ambiente, no cabe duda de que Jonathan Wilson cumplió sobradamente. Con una banda de lo más competente (la cual contó con la presencia de Pat Sansone durante las primeras canciones) el autor del genial ‘Gentle Spirit‘ nos regaló sus delicadas melodías, con un claro regusto al folk-rock de los años 70, como un Nick Drake acompañado de America, valga la comparación. Es más, no solo quedaba un recuerdo de aquella década, nos transportó directamente a ella con canciones como ‘Can We Really Party Today?’, ‘Desert Raven’ o el emocionantísimo tema titular del disco. Nos quedamos con muchísimas ganas de más, así que ojalá vuelva pronto. 8.
Fotos: HeinekenPro