La sorprendente solvencia de Butcher Boy

En los días que corren es inusual haber seguido a un grupo (más o menos) y no haber asistido nunca a un concierto suyo, ni haber visto un vídeo ni prácticamente una fotografía. Butcher Boy no son el tipo de banda que suele ser invitada a los festivales de nuestro país (o más bien sí son ese tipo de banda, pero por alguna razón no les llaman) ni la que suele aparecer en las portadas de las revistas, así que su concierto en Madrid para presentar un tercer álbum que ha pasado igual de desapercibido que los demás, podría haber resultado en cualquier cosa: desastre sobre el escenario propiciado por una evidente falta de experiencia frente al público, y en el caso de que este apareciese.

Nada de esto sucedió. La Sala Clamores fue llenándose a medida que avanzaba la noche de este sábado y para cuando el numeroso grupo de Glasgow se presentó sobre el escenario, la entrada era mucho más que digna. Y lo que es más importante, Butcher Boy se mostraron solventes y perfeccionistas, casi acordes al luminoso «Clamores Jazz» que se podía leer detrás de ellos.

Butcher Boy no son una banda de mocosos recién hypeada por el semanario de turno. Más bien suponemos a sus miembros, en torno a la cuarentena o incluso por encima, una larga carrera como músicos en vivo en los locales nocturnos de su ciudad (quizá el National Pop League que dicen que organiza su líder tenga algo que ver). A pesar del poder del bajo en algunas canciones y de algunos ritmos puntuales un tanto country, los ambientes bucólicos y folkies que encontramos en sus discos fueron los que predominaron a lo largo de su set. El concierto se abrió con la preciosa ‘When I’m Asleep’, que abría también su segundo LP, ‘React Or Die’, y su historia sobre sueños o la falta de ellos sirvió para encauzar un repertorio fantástico en el que brillaron canciones como ‘Girls Make Me Sick’, la casi titular ‘I Am The Butcher’ o la reciente ‘Imperial’, que puede guardar cierto parecido con ‘The State I Am In’. Mención especial, con permiso de la preciosa voz de John Blain Hunt, mereció el solo de violonchelo de Maya Burman-Roy al comienzo de ‘This Kiss Will Marry Us’, casi capaz de callar hasta al que pasaba por allí sin saber qué iba a ver.

Hacia el final suena mi canción favorita, ‘I Could Be In Love With Anyone’, aquella que hablaba sobre romper corazones por diversión desde el peor de los despechos, perteneciente a aquel primer álbum que llegó a nuestra lista de mejores discos de 2007; y después lo hacen también ‘There Is No One Who Can Tell You Where You’ve Been’ y ‘Profit In Your Poetry’ ya en el bis. Con ellas, la sensación de que Butcher Boy podían ocupar un lugar digno en la historia de la música, al lado de bandas como Magnetic Fields o Belle & Sebastian, vuelve a resurgir cuando estábamos a punto de olvidarnos de ellos. 8,5.

Antes de Butcher Boy, Los Lagos de Hinault presentaron las canciones de su debut. Él, con un aire a Alberto Comesaña, toca la guitarra y canta grave, quizá influido por Gainsbourg. Ella, con un aire a Paula Vázquez, toca el bajo y canta más alto, haciendo las letras mucho más distinguibles en directo. Su repertorio, lleno de referencias a las rubias de Serrano y a los modernos de provincias, es fiel a la tradición irónico-cómico-costumbrista del indie más afilado de los últimos años. Y aunque por momentos parece que llegan un par de temporadas tarde, canciones como ‘El verano no nos quiere’ cuentan con el suficiente gancho como para seguir resonando en tu cabeza incluso después de un concierto de Butcher Boy. Habrá que escuchar el disco… 7.

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Publicado por
Sebas E. Alonso