Al llegar a la calle que indicaba la dirección no vimos ningún local que pareciera una galería. La casualidad quiso que otro de los asistentes se cruzara con nosotros justo en el momento en que intentábamos explicarle al dueño de un bar de la zona lo que estábamos buscando. Resulta que el sitio donde se proyectaría ‘Let’s Get Lost’ era un piso transformado en estudio de diseño, no una galería de exposiciones.
Al entrar sentí que me estaba metiendo en una reunión de amigos ajena, es decir, gente charlando animadamente en una cocina, todos ellos unos perfectos desconocidos. Por suerte, Marina y Rocío me aclararon un poco la cosa. Se trata de HomeCinemad, una iniciativa encuadrada dentro de Cinemad, Festival de Cine Independiente y de Culto de Madrid, que ha celebrado su decimoctava edición la pasada semana.
«Queríamos hacer algo nuevo y excitante, que llamara la atención de nuestro público y le motivara a participar de una forma activa, tanto como programadores de una sesión como invitados», comenta Rocío, que forma parte de la organización del festival junto a Marina. «Hay festivales de cine online que dan difusión al cine «invisible». O secciones de otros, como los de Tribeca o Sundance, que ofrecen parte de su programación en red, pero para verlo con tu novio o tus compañeros de piso, en tu casa. Home Cinemad es otra historia».
Efectivamente, HomeCinemad aúna las posibilidades de organización que brinda un festival al uso con la comodidad del salón de una casa gracias a la colaboración de una plataforma de cine online. «Hicimos la selección dentro del catálogo de las distribuidoras Avalon, Versus y El Deseo, que se animaron a participar en el proyecto. Escogimos diez, una para cada día del festival y otra para la sesión piloto. Hay un poco de todo, cine de terror light (‘Carnival of Souls’), japonés (‘After Life’), independiente americano de Roger Corman (‘The Fast and the furious’), español (‘Qué he hecho yo para merecer esto’ y ‘Acción Mutante’), David Lynch, que es un género en sí mismo… Todo bastante representativo de Cinemad».
En esta ocasión era un estudio de diseño el lugar elegido para la proyección (en todas la entrada era gratuita). Pero no solo se ha realizado en casas, sino que los organizadores de HomeCinemad han intentado variar los lugares lo máximo posible, tanto en tipo como geografía. «Queríamos que fuera lo más «home» posible. También incluimos espacios culturales interesantes por todas las zonas de Madrid. No queríamos restringirnos al centro porque por sitios como Carabanchel o Tetuán se están haciendo cosas muy interesantes. Y por último, nos interesaban las propuestas que ofrecían los espacios. Aquellas que fueran más divertidas, donde el anfitrión se viera realmente motivado y participativo», explica Rocío. En este caso nuestro anfitrión era Andrea, un italiano afincado en la ciudad desde hace varios años y socio del estudio en el que nos encontrábamos. Había intentado conseguir un músico para ofrecer un pequeño concierto previo a la proyección pero a última hora tuvo que cambiar la propuesta y se decidió por preparar una cena italiana. Más de una vez he oído decir que los españoles no sabemos cocinar la pasta, y a la vista de lo que nos preparó Andrea y de las preguntas que cayeron después sobre cómo lo había hecho, es cierto.
Pero no todas las actividades complementarias a cada proyección han sido tan caseras. Al igual que la selección de películas y lugares, predomina la heterogeneidad. «Ha habido de todo», señala Rocío. «Por ejemplo, un coloquio sobre brujería en el espacio LDF de Jose María Ponce, donde luego hicieron un aquelarre bizarro. También, un aperitivo japonés en el Espacio Menos1 de Malasaña, una charla con Emilio y Paola, fotógrafos de rodaje de películas de Almodóvar, para la proyección de ‘Qué he hecho yo para merecer esto’, y tras ‘Acción Mutante’ pudimos hablar con Arri y Biafra, directores de arte de la película».
Después de la cena, en que los asistentes, unos quince, pudimos compartir inquietudes sobre jazz, el estado de la música en directo en Madrid, etc. pudimos disfrutar de ‘Let’s Get Lost’, un documental que tras su apariencia puramente esteticista juega con la mitificación y desmitificación de Chet Baker, legendario trompetista que moriría un año después de la grabación, en 1988. Impactantes los momentos en que su madre confiesa ante la cámara que su hijo le ha decepcionado, aquellos en que cada una de sus ex mujeres habla de las otras (nos ahorraremos los calificativos que se dedican) o cuando desmienten la versión del propio Baker sobre la anécdota de cómo perdió los dientes. De todo esto pudimos hablar en un informal pero breve coloquio posterior, en el que Andrea nos mostró orgulloso una trompeta que atesoraba entre sus pertenencias pero que ninguno nos atrevimos a tocar, por respeto a los vecinos y a nuestros oídos.
HomeCinemad se enmarca dentro de las propuestas microculturales que de un tiempo a esta parte están asentándose en la ciudad madrileña. Como los conciertos de ‘Live in the living’, en los que un músico o una banda interpreta su repertorio en acústico para un pequeño grupo de asistentes en el salón de una casa, o el microteatro, en que dos o tres actores representan una obra en un escenario similar. Aunque ver una película ha podido ser, desde que se inventó el reproductor de vídeo casero, una experiencia doméstica, esta propuesta va un poco más allá. «Nos gusta la idea de abrir la puerta de la intimidad. Que el anfitrión invite a su casa a un grupo de perfectos desconocidos para ver una película, reunirlos en su cocina mientras prepara la cena y que se cuenten sus vidas mientras toman un vino. Y es toda una experiencia para el que llega a la casa. Va, con un punto voyeur, con ganas de ver la película pero sobre todo de conocer otra gente, acercarse al espectador que tiene al lado, porque no tiene más remedio ya que están sentados en el mismo sofá y comentar qué le ha parecido la película». Si precisamente la sala de cine se había caracterizado por cierta intimidad a los espectadores para evitar interactuar con el público alrededor, HomeCinemad le da la vuelta a este concepto. Es como sentirte en el salón de tu casa… pero no es la tuya.