En general, ‘Humor Risk’ tiene toda la apariencia de la continuación lógica que podía esperarse tras el enorme ‘Catacombs‘, con una estructura similar en la que medios tiempos y baladas como ‘The Living Word’, ‘To Every Man His Chimera’ o ‘Meet Me At The Mannequin Gallery’ conviven con temas rockeros como ‘Love Thine Enemy’ o ‘Mistery Mail’, con más interés del habitual en mostrar ganchos melódicos. Un marco conocido para Cass, perfecto para desplegar sus ingeniosas alegorías sobre la amistad y el destino, citas a la filosofía oriental y a LRH (fundador de la Cienciología), fábulas sobre la reincidencia en los errores o explícitos relatos en primera persona sobre trapicheos
que acaban con un amigo asesinado en la cárcel. Pero lo fundamental de ‘Humor Risk’ es su relación con ese otro fantástico disco publicado este mismo año.El tema que anticipaba el álbum, ‘The Same Thing‘, además de ser su pieza central por estilo e intenciones, parece apuntar al porqué de editar dos obras diferentes en tan breve espacio de tiempo: en esa canción McCombs canta «lancemos una moneda para ver quién es el yin y quién es el yang, desafiando la opinión de que son lo mismo. (…) Dolor y Amor, oh sí, son lo mismo». Esa dualidad es permanente en la vida de cada persona y también lo es en las canciones de McCombs. Sin importar lo afligidas o energéticas que estas parezcan, todas esconden sentimientos de euforia y tristeza en una dosis similar. ‘Humor Risk’ y ‘Wit’s End’ son dos caras distintas de un mismo autor que goza de un estado de gracia creativo tan prolongado que no puede ser accidental. McCombs está ya cerca de los grandes.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘The Same Thing’, ‘Love Thine Enemy’, ‘To Every Man His Chimera’, ‘Mistery Mail’.
Te gustará si te gustan: Bill Callahan, Kurt Vile, Damien Jurado.
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