¿Cuándo escribiste ‘Los chicos hoy saltarán a la pista’? ¿Es de las últimas que hiciste para el disco?
No, no es de las últimas, es de como por la mitad. Pero debe de hacer bastante tiempo, a lo mejor es de hace casi dos años.
Cuando la escribiste, ¿sabías que sería el single del disco?
No, no, para nada. Nosotros somos un poco caóticos, tomamos la decisión muy a última hora y de forma casi fortuita. Muchas veces coincide con que me gusta empezar los discos de forma resplandeciente. Sí quería que esta canción fuera la primera del disco pero no porque fuera más pegadiza, sino porque era un poco más optimista.
¿Es una canción política?
Bueno, un poco, a lo mejor sí. Yo creo que habla un poco de política. Habla de cierta reivindicación del orgullo propio y por otro lado, sí, a lo mejor tiene un punto de reivindicar que no nos aplaste el sistema, que es algo que lleva muchos años atormentándome. Creo que estamos muy coaccionados por un sistema maligno. Yo he encontrado la vía de apartarme discretamente y vivir un poco como un outsider, de forma que te toque lo menos posible, por otro lado aprovechando lo mínimo e imprescindible del sistema. Pero creo que el sistema se derrumba y es normal que lo haga.
Un compañero de la web que tiene dos hijos dice que el mayor ya sólo quiere escuchar tu single nuevo y que si se le pone ‘La revolución sexual’, llora. Igual es por la aceleración de la canción, ¿puede ser?
Puede ser, sí (risas). Lo de la aceleración es algo muy infantil. Me pasa una cosa y es que el ritmo cardíaco me va más rápido lo normal. Esto es así. Estando relajado voy casi a 100 pulsaciones por minuto. A veces hago un medio tiempo, pero cuando lo escucho resulta que no es un medio tiempo. Sólo me doy cuenta cuando escucho otra canción al lado. El pitch es un 20% más de lo que debería ser. Pero no soy consciente, es una incapacidad mía. Y este punto de aceleración no me gusta especialmente, porque no es bailable, pero no me doy cuenta. Y los niños sí, tienen estas cosas con el tempo porque todavía no lo miden muy bien. Si algo va muy rápido, luego les cuesta mucho volver a la velocidad normal.
De todas formas, últimamente te ha subido más el ritmo cardíaco, ¿no?
No, yo creo que esto es una percepción, aunque me lo ha dicho más gente. Las canciones de baile en este disco están muy por debajo de lo que sería una canción de baile normal. ‘La fiesta universal’, que considero como de música disco, es súper lenta, 115bpm, claramente inferior a la media de lo que puede ser una discoteca hoy en día o para un «four on the floor«. No es sólo el tempo. Si explotas esta cosa del barroquismo, de lo floreciente, de la cascada de sonidos, la percepción es diferente. Pero vamos, sí que noto que a veces subo demasiado el ritmo. Pero es que cuando estás pinchando y vas subiendo, ya no puedes volver a bajar.
¿Estás preparando un vídeo para esta canción?
Estamos preparando varios vídeos a la vez. Nuestra intención no es plantearlo demasiado, pero sí, estamos preparando vídeos. Grabamos cosas también para ‘La polinesia meridional’ y luego haremos más vídeos en teoría. Será a nivel pequeño, porque tienes que ubicar el presupuesto. Puedes hacer un gran trabajo visual o hacer varias cosas y esta vez vamos a apostar por esta última opción. Aunque sean pequeñas, quieres que respondan a tus inquietudes. Haremos más cositas esta vez, aunque sean menos ambiciosas.
¿Todo lo que estáis grabando obedece a una misma idea estética?
La cosa teatral y «fantasiosa» está bien, me gusta hacerlo de forma homogénea. De todas formas, tampoco le doy mucha importancia. Aunque me gusta, jugamos con ella… Haremos un hilo conductor y algo que tenga un aire cósmico o sectario.
Foto: Luis Domingo.