De la dirección se ha encargado Paloma Zapata de La Fábrica Naranja y según la nota de prensa, en él «Corizonas se inclinan por la cálida ironía y los hermosos vestigios del postmodernismo industrial barcelonés para enmarcar en imágenes cinematográficas esa metáfora de redención y pecado que es la canción». Mientras la canción se mueve «entre el bien y el mal, la culpa y el perdón», el vídeo se define como de «engañosa jovialidad», «un aparente universo de ritmos felices y liberación personal salpicado de escombros crueles a punto de reventar». O que revientan, de hecho, si atendemos a la violencia de la segunda mitad del clip, que a su vez cuenta con un final muy místico.