‘Éxito mundial’ se estructura claramente en dos partes, diferenciadas tanto por estilo como por temática. La primera, de evidente carácter hedonista, la forman ‘Arde Santiago’, la oscura ‘Me cargan los ochenta’ y el indispensable hit ‘Me gusta la noche’. Sirve de homenaje a los orígenes del dance pop y describe de manera muy precisa el ritual habitual de las noches de marcha a través de situaciones banales (“Una fila eterna. Siento pena de los que quieren mear”) y sensaciones muy reconocibles (“El aire es fresco, ¿dónde me llevará?”). Pero al final, la última parte de ‘Me gusta la noche’ (“Los sueños han pasado, pero la alegría sigue en su lugar. Y cada sábado yo la encuentro bailando”) nos obliga a una relectura no tan superficial de este bloque.
En ‘La agente’, como punto de inflexión entre ambas partes, surge la necesidad de reaccionar y participar activamente en un futuro diferente. A partir de entonces, las composiciones de Adrianigual viran tajantemente hacia la reivindicación y cargan contra la sociedad de consumo (‘Bang bang bang’), la excesiva dependencia de la tecnología (‘Siglo XXI’), la nostalgia de tiempos mejores (‘La pelea’), la pasividad colectiva (‘Sudamérica’) y la propia (en la frenética ‘Traga monedas- Trágame Tierra’). Lo hace con dureza, con rimas desnudas y sinceras, y por ello a veces excesivamente básicas, aunque siempre tremendamente efectivas. Paralelamente, buscando hacer más creíble el discurso, se simplifica y se endurece el estilo, coqueteando con el hip hop (letras rapeadas, bases rítmicas…) o el guitarreo más característico de su primer trabajo (‘Siglo XXI’), pero el resultado, si bien estimulante, nunca llega a conformar una identidad propia identificable ni consigue que nos olvidemos de que apenas existe riesgo en la elección de sus recursos (el coro de niños de ‘Haití’, sin ir más lejos).
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Me gusta la noche’, ‘Arde Santiago’, ‘Bang, bang, bang’
Te gustará si te gustan: Odisea, M.I.A.
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