Uno de los popularizadores de esta idea de versionar un disco al completo fue el blog Stereogum, que ha publicado homenajes al ‘Post’ de Björk, al ‘OK Computer’ de Radiohead y al ‘Is This It’ de The Strokes. Pero ha sido la revista británica Q la que ha tenido la idea de hacer lo propio con el ‘Achtung Baby’ de U2 aprovechando el vigésimo aniversario de su lanzamiento. Para conmemorar este hecho también se ha editado una edición especial del disco original e incluso se ha grabado un documental sobre el mismo, que no fue el mayor superventas de la carrera de los irlandeses pero sí suele considerarse su cumbre creativa.
Hay varias formas de plantearse cómo versionar una canción en la actualidad. Una de las más comunes consiste en darle la vuelta al tema en cuestión y atacarlo por el flanco contrario: si es una balada, acelerarla; si es ruidosa, transformarla en algo acústico, etc. Otros artistas, para mí más sinceros, quieren preservar su espíritu e intentan no desviarse de la ortodoxia interpretativa, buscando nuevos matices dentro de un mismo traje. Por último están aquellos que llevan la canción a su terreno y la transforman para crear algo nuevo pero sin saquear el legado de la original. Ni que decir tiene que estas últimas versiones son las más valiosas. En ‘Ahk-Toong Bay-Bi’, que así se llama el disco homenaje que nos ocupa, nos encontramos estas tres situaciones. Como por la propia naturaleza de este álbum no tiene sentido hablar de él como un todo, vamos canción por canción:
‘Zoo Station’. Cuando escuché por primera vez el tema original, flipé: sentía que me abría la puerta a un mundo nuevo. Nine Inch Nails destila el contenido enérgico de la canción para llevarlo a un terreno más a lo Kraftwerk que hace que mantenga las cotas de frescor pero que, en lugar de servir para dar botes, construye una subida de intensidad más progresiva basada en la repetitiva percusión electrónica y los ruidos electrónicos ambientales.
‘Even Better Than The Real Thing’. Esto es más bien una remezcla (aunque de la original solo se queda con la voz y el solo de guitarra) de Jacques Lu Cont, el tipo que está detrás de Les Rythmes Digitales. El resultado es… una canción de Les Rhythmes Digitales con la voz de Bono, ya que no respeta la estructura ni la armonía del tema. Entre Air y Digitalism, es entretenida aunque no mate pero, como muchas remezclas, acaba haciéndose larga si la escuchas en el salón de tu casa.
‘One’. Un piano que repite una frase algo insustancial hace presagiar lo peor: a alguien se le ha ocurrido hacer una versión aún más melosa de una de las grandes baladas de un grupo experto en baladas. Afortunadamente, no es para tanto: Damien Rice intenta llevar hacia el lado más íntimo, solitario y quebradizo este tema, justo al contrario que la horrible relectura que perpetró Mary J. Blige (con la participación de la banda, todo hay que decirlo) hace unos años. Guitarra acústica, cuerdas ambientales y piano es el poco acompañamiento del que se vale Rice. Aunque no le sobra personalidad tiene el aprobado, pero insisto: ese piano está de más.
‘Until The End Of The World’. En la última transformación de Patti Smith la vemos rodeada de instrumentación acústica: guitarras de caja, pianos y contrabajos. Desnudando la canción original y recitándola casi más que cantándola, como si quisiera acercarse a lo que hizo Johnny Cash con los American Recordings (en los que hace una versión de ‘One’, curiosamente), consigue un resultado notable pero sin duda se queda corta en cuanto a intensidad comparada con la que grabaron los dublineses hace veinte años, uno de sus mejores y más rompedores temas.
‘Who’s Gonna Ride Your Wild Horses’. Quizá es la canción menos buena del álbum original, aunque el buen hacer de Bono, las guitarras atmosféricas de The Edge y la perfecta producción de Daniel Lanois y Brian Eno te haga creer que es mucho mejor de lo que realmente es. Es posible que a la banda que se encarga de la correspondiente versión, Garbage, le pase algo parecido, que creamos que es mejor de lo que realmente es. Intenta copiar la canción a su manera (momentos lentos, mezcla de rock y electrónica, etc.) pero no hay nada explosivo, todo suena demasiado plano.
‘So Cruel’. Si hay un grupo que se pueda asemejar a U2 son Depeche Mode, por haber empezado en esto de la música más o menos al mismo tiempo, por sus longevas carreras (habiendo logrado mantener la dignidad durante mucho más años que el resto de grupos de su generación), por su épica de estadio y por Anton Corbjin, entre otras cosas. Los de Dave Gahan se atreven con una de las canciones más difíciles del repertorio (no es tan obvia como pueda parecer) y consiguen un notable alto manteniendo la luminosidad de mañana soleada de invierno de la original y haciendo caminar al tema a través de texturas electrónicas elegidas con sumo gusto. Un modo de ser fiel a la original pero manteniendo la personalidad.
‘The Fly’. La canción más potente del álbum es también la que ha tenido una versión más desconcertante. De retorcerla a su manera se ha encargado Gavin Friday, que mantiene el tono susurrante de Bono aunque se olvida de hacer el falsete del estribillo, una pena (en el libreto original estaba indicado como «fat lady»). Electrónica deudora de los noventa en lo que podría ser un remix de aquella época.
‘Misterious Ways’. Snow Patrol son los encargados de revisar una de las canciones más populares de ‘Achtung Baby’ y lo hace de una forma sorprendente: una guitarra con vibrato, un teclado de fondo y sutiles ruidos electrónicos, todo muy liviano y con un aire de misterio sobrevolando. Parece digna de los U2 más «brianenoianos» y no es difícil imaginarse a Bono cantando por encima de la sutil instrumentación.
‘Tryin’ to Throw Your Arms Around The World’. The Fray convierte esta canción en un medio tiempo movidito y empalagoso con cierto tufillo comercialoide. Es decir, hacen lo que están acostumbrados a hacer, sin más historia. No me gusta la voz del tipo, me recuerda a un Dani Martín anglosajón, rollo macarrilla-pero-sensible.
‘Ultraviolet’. Si hay un grupo al que le pega hacer una versión de este tema sin duda es The Killers. La introducción del principio, muy a lo Elton John, solo con piano y voz, queda muy resultona. Luego se lanzan a casi un calco de la original pero dándole una rítmica de hit ochentero y sin la guitarra martilleante de The Edge. Aunque no alcanza las cotas de intensidad de Bono, Brandon Flowers es de los pocos que aguantan el tipo ante la comparación con el dublinés.
‘Acrobat’. Otra versión casi calcada, en esta ocasión realizada por Glasvegas. No le veo la gracia por ningún lado: no aporta nada nuevo, casi cualquier guitarrista sale perdiendo si le comparas con The Edge y la voz saturada resulta hasta desagradable.
‘Love Is Blindness’. Lo mejor, para el final. Jack White hace completamente suya esta canción, casi solo con una batería machacona y su guitarra desquiciada. La ataca de una forma visceral y sin concesiones. El ejemplo perfecto de lo que debe ser una versión: no pervierte el espíritu de la original sino que le da una vuelta de tuerca. Enorme.
Como curiosidad, me hubiera gustado poder comparar este disco con un hipotético homenaje que se le hubiera hecho al ‘Achtung Baby’ a los diez años de su publicación. ¿Qué grupos lo hubieran hecho, qué estilos habrían predominado? Además de ser una relectura más o menos acertada, ‘Ahk-Toong Bay-bi’ (título que parece un jejemon) da la idea del tipo de música que se escucha ahora mismo… para la revista Q al menos.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘Zoo Station’, ‘So Cruel’, ‘Love Is Blindness’
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