1. La escuela LaGuardia: Huérfana de padre desde los dos años, Azealia es la menor de tres hermanas y cuenta que siempre expresó su vocación artística. Eso fue lo que llevó a Banks a cursar estudios en la afamada LaGuardia High School, una de las escuelas de formación artística más prestigiosas del mundo (Al Pacino, Liza Minelli, Suzanne Vega o Paul Stanley se prepararon ahí), en la vida de cuyos alumnos se basaron la serie y el musical de Broadway ‘Fame’. Azealia se formó allí en diversas disciplinas clásicas, pero asegura que nunca llegó a terminar sus estudios. Tras acudir a un par de castings decidió que su vocación no era ir de prueba en prueba esperando su oportunidad para «salir en un anuncio», así que decidió buscar una vía más rápida, sacando partido a su talento natural para el rap: su mejor baza para buscarse un hueco con urgencia.
2. Miss Bank$ VS Nicki Minaj: Aunque no está confirmado, parece que Azealia adoptó el rol de Miss Bank$ para lanzarse al mercado, adoptando la imagen colorida y explosivamente pop de las harajuku girls japonesas, en las que sin duda también se ha inspirado una de las más recientes estrellas del hip hop femenino, Nicki Minaj. Azealia asegura en alguna entrevista que en algún momento tuvo un Myspace en el que creó una imagen de sí misma que jugaba a ser una «Barbie negra» y que poco después se encontró a Nicki (curiosamente, también alumna de LaGuardia) explotando ese mismo concepto. En su momento lo denunció y, aunque sostiene su acusación, hoy Banks huye un poco del debate y lo suaviza un tanto diciendo que ambas son fans de Lil’ Kim y que, en el fondo, la idea no era muy original.
3. Influencias, más allá del rap: Ahora que está dentro del negocio, no duda hacer guiños a talentosos coetáneos como el colectivo ODD Future o A$AP Rock. Pero aunque toda la música que se conoce de Azealia son básicamente bases de otros sobre las que ella rapea, Banks muestra que su cultura musical no se limita al hip hop. Por su formación, antes de introducirse en el rap se educó escuchando musicales de Broadway y jazz. Pero además, entre sus demos, encontramos una versión de ‘Slow Hands’ de Interpol (con los que dice estar «obsesionada» y no solo porque esté loca por los huesos de Paul Banks). Resulta creíble cuando afirma que con catorce años estaba muy metida en el indie-rock de Strokes, Bloc Party o Futureheads. Incluso asegura que su canción favorita es ‘Alright’ de Supergrass.
4. Sus armas: Su falta de prejuicios para escribir y cantar sobre sexo (por ejemplo, su tema más reciente, ‘Liquorice’, habla de sexo interracial) es divertido, pero su mayor virtud, la más explosiva, parece la audacia y naturalidad que demuestra como rimadora. Sería, eso sí, injusto obviar su patente talento para entonar y cantar, con un deje de soul aguardentoso bastante atractivo, como acaba de hacer en la colaboración que ha realizado en el nuevo single de Scissor Sisters, en el que ejerce de diva con su crucial intervención como Krystal Pepsy.
5. La mano de Diplo y el affair XL: Su primera gran oportunidad llegó de la mano de Diplo, que se prendó del desparpajo que mostraba en ‘Seventeen’, su primera demo, y le ofreció colaborar. Y así fue como Banks participó en ‘Can’t Stop Now
‘, corte incluido en el primer álbum de Major Lazer. Otra cosa que el productor americano hizo por ella fue introducirla en el sello XL Recordings, que la fichó de inmediato e incluso comenzó la producción de su primer disco. Lamentablemente, Azealia pretendía intervenir más en la producción musical de lo que Richard Russell estaba dispuesto a permitir y eso provocó un estancamiento del proyecto. Ante la falta de feedback, Banks les mandó «a tomar por culo», literalmente.6. Depresión y nuevas estrategias: Dada la envergadura de la oportunidad perdida, no es de extrañar que Azealia cayera en una posterior depresión, pero su relación con el sello británico no cayó en saco roto. Medios del Reino Unido seguían ya sus pasos y eso propició que el experimentado mánager Ron Laffitte le ofreciera sus servicios. Sería ingenuo pensar que los pasos que han llevado a Banks a las portadas de medios de todo el mundo sea espontáneo. Hay una inteligente estrategia detrás. Para empezar, se ganó el favor del lobby indie gracias a sus demos, en las que utiliza bases que la aproximan a un público muy concreto: Ladytron (‘Seventeen‘), Peter, Bjorn And John (‘The Chill$‘), Lunice (‘Runnin´‘) o Lone (‘Liquorice‘) se encuentran entre sus acertadas elecciones. Aunque bueno, también está ‘212’.
7. ‘212’: El pasado otoño apareció su vídeo por todas partes a una velocidad viral. Y no es de extrañar, porque es totalmente magnético. Su base zapatillera y poco refinada (‘Float My Boat‘ de Lazy Jay) y esa poderosa fotografía en blanco y negro del vídeo en contraste con su imagen de niña pícara, bailando tontamente con el ya famoso jersey de Mickey Mouse, son un pastelito delicioso coronado con una guinda: su letra. ‘212’, código del distrito de Manhattan, es uno de esos ineludibles ejercicios de autoafirmación rapera aliñado con un lenguaje sexual que no puede ser más explícito, con alusiones a mamadas a la orilla del Hudson, semen en el pelo y pollas de tamaño XXXL. Hay quien dice que toda ella es un clarísimo «in ya face» a su «amiga» Nicki Minaj.
8. Paul Epworth: La prueba más evidente de que un sello potente (aún no se sabe cuál, ni siquiera si es una multinacional) está preparando este lanzamiento es su productor. Parece difícil que sin sello ella misma hubiera podido financiar y gestionar la contratación de uno de los productores más requeridos del momento. El crecimiento profesional del británico ha sido paulatino ya que, aunque logró cierto crédito con sus trabajos para Bloc Party o Mäximo Park y se consolidó con sus producciones para Jack Peñate o Friendly Fires, su nombre no ha logrado notoriedad hasta que llegó el éxito del debut de Florence + The Machine. Pero si es el hombre del momento es, sin duda, por haber logrado empatizar con Adele para lograr que ’21’ haya sido el álbum más vendido del pasado 2011.
9. El debut: El encuentro entre estos dos artistas tan diferentes parece imprevisible, pero la neoyorquina ya ha advertido que su propósito es lograr un «pop con gran peso house, mezclado con el rollo de zorra rapera y sobriedad R&B». Más claro, el agua. Parece lógico pensar que se aprovechará el desparpajo y naturalidad de la cantante, pero no sería descabellado que el británico lograra pulir un poco su agresividad y logre que Azealia muestre sus dotes para interpretar estilos más clásicos, tal y como aprendió en LaGuardia. Uno fantasea con que de ahí pueda salir una maravillosa bestia escénica entre Rihanna y Janelle Monáe.
10. Futuro inmediato: Lo único que parece seguro es que sus planes más inmediatos son una intensa gira por UK durante el mes de febrero como telonera de Two Door Cinema Club, una serie de conciertos promovidos por NME. Nada de esto es casual: su público potencial parece estar más en Europa que en su país natal, y más concretamente en el circuito indie (‘212’ ha alcanzado el top 10 de las listas indies de UK). Para entonces, si no nos miente, Azealia Banks debería habernos mostrado ya otras dos o tres demos, con su debut listo para publicarse. Un álbum que, independientemente del resultado final, ya está llamado a ser uno de los momentos álgidos en el pop de 2012.