«Alan Sparhawk: La gente tiene miedo a los mormones»

Cerca ya de cumplir dos décadas, la banda de Alan Sparhawk y Mimi Parker está en plena forma tras conseguir un prestigio del que muy pocos gozan en la actualidad. Un ejemplo que lo demuestra es que el mítico cantante de Led Zeppelin, Robert Plant, versionó dos temas pertenecientes a ‘The Great Destroyer’ (2005) en su LP de 2010 ‘Band of Joy’. Con un nuevo bajista (Steve Garrington entró en el último disco), la banda regresa a España en una minigira de seis conciertos en recintos cerrados -formato en el que hace tiempo que no les vemos-, con fechas en Sevilla (lunes 26, Teatro Central), Barcelona (martes 27, Apolo), Madrid (miércoles 28, Teatro Kapital), Santiago (jueves 29, Sala Capitol), San Sebastián (viernes 30, Kursaal) y Toledo (sábado 31, Círculo de Arte). Los conciertos de Madrid, Santiago y Toledo, que forman parte del Heineken Music Selector, los abrirá Rauelsson, músico castellonense con residencia en Portland, Oregón. Charlamos telefónicamente con Alan Sparhawk, que se encontraba en su hogar en Duluth, Minessota, sobre la introspección de ‘C’mon‘, su último álbum, la espiritualidad del rock y la intolerancia religiosa hacia los mormones.

¿Qué podremos oír en vuestro paso por España? Mezclaréis la electrónica de ‘Drums and Guns’ con el sonido más clásico de ‘C’mon’?
Será algo muy clásico, muy minimal, más enfocado al sonido de ‘C’mon’. También incluiremos algo de teclado, pero será básicamente guitarra, bajo y batería, sin componentes electrónicos.

El nombre del disco sugiere movimiento, un contraste con el nombre de tu banda, Low. ¿Por qué elegiste titularlo así?
Sí, es una especie de encuentro entre contrarios. Me gusta la idea de la acción y la comunicación cara a cara, la cercanía, comunicarte con el que tienes enfrente. El disco querría decir algo así como «ven conmigo».

La primera palabra que vino a mi cabeza al escuchar el álbum fue «bonito». ¿Era esa la intención, crear algo que pudiéramos definir así?
Después de ‘Drums and Guns’ queríamos hacer algo en la dirección opuesta, algo que sonara más íntimo, sin ruido. Creo que una canción que representa bien el disco es ‘$20’, queríamos conseguir ese ambiente íntimo y que fuera muy bello.

¿Por eso elegisteis a Matt Beckley como productor, para conseguir esa intimidad, en lugar de Dave Fridmann, que ha colaborado con vosotros en los últimos álbumes?
Así es, aunque en realidad Beckley se incorporó en la fase de la mezcla, que hizo en su apartamento de Hollywood, California. Pero sí, pensábamos que él era adecuado para conseguir ese sonido que buscábamos.

Grabasteis ‘C’mon’ en el mismo estudio que ‘Trust’, el Sacred Heart Studio, que es una antigua iglesia católica. ¿Buscabais el mismo sonido?
El estudio está a cinco minutos de mi casa, y además es barato, así que no había mejor opción. Puedes pasarte grabando dos o tres días seguidos, descansar un poco, regresar y seguir grabando. Es un buen lugar. Pero no queríamos conseguir el sonido de ‘Trust’, porque era un disco lleno de rabia, y este es más cercano, más íntimo.

‘Drums and Guns’ era vuestro álbum político pero ‘C’mon’ es mucho más introspectivo. Sin embargo, viendo tal y como está el mundo ahora parece que dan ganas de seguir el camino de tu anterior disco.
Sí, ‘Drums and Guns’ era una lucha para decir que algo está pasando, pero encuentro que hay más verdad en algo que puedes decir a otra persona, cara a cara. La política es comunicación con la masa y buscábamos algo más directo. Puedes hablar de las mismas cosas cara a cara y será más verdadero. La violencia se convierte en algo personal.

En el Primavera Sound de 2010 tocasteis el ‘The Great Destroyer’ al completo. ¿Cómo os sentisteis, fue una oportunidad de desquitaros tras cancelar parte de la gira de aquel álbum?
Bueno, nos lo sugirieron y nos gustó la idea. Disfrutamos mucho ese concierto porque pudimos tocar canciones que normalmente no tocamos. Fue extraño porque no es el formato al que estamos acostumbrados, un espectáculo diferente, pero fue muy divertido.

Llevais casi veinte años de carrera y nueve álbumes. ¿Qué opinas de vuestros primeros discos?
Están bien, pero éramos muy ignorantes grabando. Los escuchas y dices «podría haberlo tocado mejor» pero no nos arrepentimos de lo que hicimos. Después de todo, tuvimos mucha suerte de haber podido hacer lo que hemos querido y fuimos muy felices haciéndolos.

¿Los cambios en la industria musical en estas dos décadas os han afectado?
Estamos aparte de todo eso, siempre hemos hecho lo que hemos querido. Siempre hemos sido una banda de directo, girando continuamente, así que nos mantenemos gracias a eso.

¿No sientes que esta industria, o la cultura musical, tiene unos valores muy alejados a los tuyos propios?
Bueno, la gente de la música es mucho más espiritual de lo que se piensa. Ellos tratan de hacer un mundo mejor, de entenderlo, de entender qué es lo que pasa a su alrededor… En realidad es como una iglesia. No hay necesidad de luchar ni nada de eso. El rock and roll es espiritual, es el Evangelio (rock and roll is Gospel). Se trata de un lenguaje que todos conocemos.

Hablando de gospel, ¿hay novedades con respecto a Retribution Gospel Choir?
Sí, hemos terminado un EP de cuatro canciones, que verá la luz la misma semana que Low llega a España. Esperamos hacer algo más y salir de gira, pero es una pena porque de momento no podemos debido a ciertos problemas legales del batería… por la marihuana (risas).

El favorito en las primarias republicanas de Estados Unidos es Mitt Romney, candidato que además es mormón como tú. ¿Qué opinas de Romney y de la importancia del credo religioso en la política?
Parece una buena persona aunque es un conservador y yo tengo ideas más liberales. De todas formas, América se ha convertido en un sistema de dos partidos, un sistema muy feo, en el que en realidad no hay mucha diferencia entre unos y otros. América está dirigida por el dinero, por los ricos. Y la actitud americana va por un mal camino, todo es egoísmo y codicia. Hay una cantidad ilimitada de recursos en América pero son propiedad de unos pocos. Con respecto al tema religioso, he de decirte que a la gente no le gustan los mormones. Nos tienen miedo porque creemos en algo, realmente creemos.

Pero hay mucha gente que cree en algo.
Sí, pero no de la misma forma. Creen en sus curas y demás pero nosotros creemos en Dios. Todo lo que sé es que hay cosas que no se dicen porque quedarías mal, pero que se piensan. Por ejemplo, la gente no dice «negrata» pero lo piensa.

Es decir, que son racistas pero no lo dicen.
Exacto, y en los medios hay programas que se esfuerzan en decir lo malos que son los mormones. La ignorancia asusta a la gente, pero nadie quiere oír esto.

Foto: Sara Kiesling.

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Publicado por
Marcos Domínguez
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