Quizá por eso existen medios como este y quizá por eso nos gusta tanto que los propios músicos nos digan lo que escuchan. En el fondo no deja de ser otro juego referencial más, si bien las diferencias entre las preferencias confesas y las habitualmente desarrolladas en sus canciones no siempre cuadren (ni tengan siempre por qué cuadrar).
Sin embargo, hay ocasiones en las que estas pistas resultan más iluminadoras de lo esperado. Este fue el caso de Antonio Galvañ (Parade), que aprovechó recientemente para descubrirnos un disco que le entusiasmaba y que, según él, llegaba incluso a actualizar el legado de Sigue Sigue Sputnik.
Este trabajo no era otro que el debut en largo de Bosco Delrey (todo junto y sin nada que ver con lo que estáis pensando), un inclasificable músico de Nueva Jersey descubierto por Diplo y fichado para su discográfica Mad Decent.
Publicado hace casi un año, ‘Everybody Wah’ vino precedido por los singles ‘Space Junky / My My Racecar’ y ‘Wild One / Evil Lives’, cuyas canciones -a la manera de los Smiths o los primeros Belle & Sebastian- no han sido incluidas en el álbum. Aunque Bosco Delrey ha resultado ser un secreto a voces en algunos mentideros (la misma Azealia Banks lo reivindicaba en su Twitter
el otro día), todavía no ha tenido la repercusión que posiblemente se merece.Si Broadcast fueron en su día una rareza en una discográfica como Warp, Bosco Delrey no lo es menos en Mad Decent. Producido por Doug Easley (White Stripes, Cat Power), ‘Everybody Wah’ toma el rock’n’roll como base a contaminar por mil soniquetes electrónicos. El comienzo del disco, con la explosiva ‘Baby’s Got a Blue Flame’ a la cabeza, continúa el camino iniciado en los singles, exhibiendo una imaginativa mezcla de influencias (del rockabilly, el garage, la psicodelia o el glam a las producciones de Joe Meek o Silver Apples) que, con resultados tan impresionantes como ‘Don Haps’ o ‘Glow Go the Bones’ no lo alejan demasiado de otros outsiders de corazón tierno como Suicide.
Sin embargo, a partir de la mitad de ‘Everybody Wah’, con las ¿reglas? del juego ya establecidas, la cosa empieza a cambiar. Y a dar más miedo. Canciones tan emocionantes como ‘Expelled Spelled Expelled’ (Ed Harcourt mataría por ella) no se limitan a recrear el particular hallazgo sonoro de Delrey sino que lo alargan y llevan varios pasos más allá.
Del mismo modo, se potencia el contraste. Temas tan efusivos como ‘Archebold Ivy’ (que es casi Helen Love), ‘Cool Out’ (sobre una base de drum’n’bass) o los coqueteos house de ’20 Flight Dub’ conviven con temas mucho más relajados. ‘Down We Go’ es, al igual que ‘Insta Love’, como una de esas joyas que hace Alex Turner mirando al espejo retrovisor. Pero, en este caso, la clásica temática fronteriza se ve enriquecida con un genial arreglo de lounge marciano que le sienta como anillo al dedo. El comienzo de ‘Afterlife’, sin embargo, mezcla un punteo de guitarra de los que Marc Ribot le suele preparar a Tom Waits con una percusión caribeña obteniendo algo próximo a lo que han buscado en ocasiones otros inquietos a los que Bosco Delrey puede recordar por momentos, como Beck o Adam Green.
Pero, en definitiva, el gran mérito de ‘Everybody Wah’ es que, pese a lo diferentes que puedan ser una canción de otra, mantiene una esencia, una cierta unión, que -más allá de recopilar influencias- le permite construir sobre ellas algo, que si bien no es nuevo, suena fresco y personal. Ahí está la grandeza de la música pop, de su naturaleza referencial y, en el fondo, de todo este maravilloso disco.
Calificación: 8,1/10
Lo mejor: ‘Down We Go’, ‘Insta Love’, ‘Afterlife’, ‘Expelled Spelled Expelled’, ‘Don Haps’
Te gustará si te gustan: Joe Meek, Suicide, Marc Bolan.
Escúchalo: Spotify.