Mishima / L’amor feliç

Allá por 2005, cuando publicaron ‘Trucar a casa. Recollir les fotos. Pagar la multa’, no era tan habitual que bandas con su sonido y sus referencias cantaran en su lengua autóctona, y por eso hoy se considera a Mishima como pioneros del indie en catalán. Es justo decir que entonces sentaron las bases para que hoy bandas como Manel, Antònia Font, Les Amics De Les Arts o, al fin, ellos mismos sean superventas, pero cabe pensar que bajo ese epígrafe corren el riesgo de ahuyentar a un sector de su público potencial (una reflexión que ya planteamos en su día). Y sería una lástima, porque las virtudes de un álbum como ‘L’amor feliç‘ son dignas y capaces de capturar a todo el que disfrute con bandas como My Morning Jacket, The Shins, Nacho Vegas o Modest Mouse.

Este nuevo disco, publicado en su nuevo sello y distribuido por Warner, lleva un paso más allá el personal estilo, ya sólido y maduro, exhibido en ‘Ordre i aventura‘ y ‘Set tota la vida’ y que condensa múltiples influencias, del indie rock americano a la chanson (y no solo por la adaptación de la canción de Georges Brassens que le da título) pasando por el after-punk. Producido por Paco Loco, grabado con un mayor presupuesto y ya con los miembros incorporados tras su anterior álbum (Xavier Caparrós y Alfons Serra, bajo y batería), en ‘L’amor feliç’ Mishima suman a su sonido un encomiable trabajo en los arreglos y las estructuras de las canciones, con teclados y guitarras que se convierten en elementos de gran fuerza expresiva, apoyados por ocasionales vientos y coros. Canciones como ‘La vella ferida’, ‘Els crits’, ‘Ull salvatge’, ‘El que em va dir’ o ‘No obeir’ (con esa maravillosa coda final, tan épica) mutan durante su minutaje en diferentes formas, de manera exquisita, elegante.

Aunque esa sea la tónica del álbum, consiguen que sus cuarenta minutos sean siempre dinámicos introduciendo variantes de estilo, como la cara más directa e incisiva del gran single ‘L’ultima ressaca

‘ o ‘El camí més llarg’, y la más melancólica de la mencionada adaptación de ‘Il n’y a pas d’amour hereux’ de Georges Brassens o de la catártica ‘Ningú m’espera’, en la que el carismático David Carabén pone su voz al límite y suena ostensiblemente emocionado. Nacido como un proyecto de mini-álbum de canciones dedicadas al amor en sus múltiples formas, ‘L’amor feliç’ va más allá de eso. La fabulosa lírica de Carabén es capaz de equilibrar en un par de líneas lo mundano y lo filosófico, alcanzando altas cotas de emotividad en preciosos versos que reflexionan sobre la muerte, el amor filial, la imposibilidad de ese amor feliz, el miedo, la desconfianza, el proceso creativo de las propias canciones… Incluso sus adaptaciones de Brassens y un poema de Rilke, en ‘Rilke’, son de gran mérito.

Consciente de tanta gravedad, Carabén añade, atinadamente, un medido contrapunto de humor que resulta fundamental para la digestión de lo que podría ser un buen turrón. De ahí el importante papel de ‘El camí més llarg’ y su repetido «està fins als collons de mi», la necia promesa de no beber más tras la última resaca o la estampa del baruzo crápula de ‘Ossos fins d’una caixa’. Aunque incluso ahí se guarda un recado final sobre la muerte y nuestra actitud frente a ella. ‘L’amor feliç’ debe, como mínimo, igualar el notable éxito de su predecesor, porque lo cierto es que es un disco más completo y rico en todos los aspectos. Ojalá que el público de todas partes responda a la altura que merece.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘La vella ferida’, ‘Els crits’, ‘L’ultima ressaca’, ‘El camí més llarg’, ‘No obeir’
Te gustará si te gustan: Nacho Vegas, My Morning Jacket, Dominique A
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Raúl Guillén
Tags: mishima