Kylie, al desnudo en el Hammersmith Apollo

Para una estrella del pop cuyo éxito se mide en la vida útil del single, en conseguir hits inmediatos destinados a la adoración masiva, la idea de hacer un concierto de caras B y rarezas podría parecer un suicidio. Sobre todo cuando esa estrella se llama Kylie, cantante que por mucho que lleve 25 años en esto de la música, siempre será conocida por el público general como la chica esa del “la, la, la”. Ellos se lo pierden.

Y es que como unos pocos hemos podido comprobar con este AntiTour que parece que ya ha terminado (sólo han sido 7 fechas), alguien que es capaz de mantenerte dos horas en éxtasis con un setlist construido exclusivamente con temas desconocidos se merecería mucho más aprecio por parte de la industria, incapaz de ver a la artista eclipsada por la estrella.

No les culpo. Acostumbrados a verla en grandes recintos rodeada de una parafernalia de bailarines semidesnudos, plumas, glitter y mucha joyería, la idea de poder ver de cerca a Kylie en una sala como el Hammersmith Apollo de Londres, así de primeras, asusta. El miedo a que la falta de adornos deje a la vista errores que en un montaje de grandes dimensiones pasan desapercibidos es comprensible. Necesario, incluso.

Pero entonces las luces se apagan, la banda suena y aparece ella por un lateral cantando los primeros versos de ‘Magnetic Electric’ y las dudas se disipan hasta el punto de que si fuésemos abuelas diríamos aquello de “por la tele sales muy bien, pero en persona estás más guapa”.

Y así, simplemente acompañada de una batería, una guitarra, unos teclados, tres coristas, un taburete y un micro, la australiana se pasa dos horas desgranando un repertorio que repasa caras B que merecieron más protagonismo en su momento (‘B.P.M.’, ‘Cherry Bomb’, ‘Tightrope’, ‘Paper Dolls’), canciones incluidas en discos que debieron ser singles (‘Too Much’, ‘Disco Down’), oldies que tendría que rescatar para sus giras (‘Made In Heaven’, ‘Got To Be Certain’, ‘Express Yourself’) y, por supuesto, temas del ‘Impossible Princess’ como ‘Drunk’ o ‘Say Hey’, dos canciones que te obligan a preguntarte qué pensarían muchos ahora de Kylie si aquel álbum hubiese triunfado.

¿No dijeron los del Primavera Sound una vez que no les importaría meter a la australiana en su cartel? Pues ofrecerle volver a tocar ese disco entero en el Auditori, más que una boutade, sería una idea perfecta. Al menos mucho más que este AntiTour, que frente a la perfección milimétrica de sus giras de estadio, tuvo esos pequeños fallos capaces de dar más veracidad a la propuesta.

Al fin y al cabo, ¿qué son unas letras olvidadas o un micro cerrado unos segundos en comparación con sentir que Kylie no sólo es de verdad sino que esa noche, como diría Guille Milkyway, ha cantado sólo para ti?

Foto: Colin CdParky

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Publicado por
Claudio M. de Prado