Alejandro: «Hay una cosa de la que me voy dando cuenta a medida que va pasando el tiempo, y es que da igual lo que hagamos, porque tú quieres contar a la gente lo que has hecho pero al final cada uno se queda con lo que le da la gana. Fui a Santander en Semana Santa y me encontré con amigos y gente que conozco de toda la vida y al hablar con ellos vi que había unos básicos inamovibles. En el primer disco alguien dijo palabras como «humo», «nocturno» y «supercool» y eso se quedó ahí como algo estanco, no puedes meter mano por ninguna parte. Llevamos ocho años diciendo en cada entrevista que no somos un grupo de jazz, así que a lo mejor lo que hay que hacer es seguir esa corriente y hacer lo que parece que dicen que hacemos».
Leonor: «Si escuchas lo que hacemos ahora mismo, lo más jazzy que hay es el piano y la trompeta vuestros. Eso no quiere decir que sea jazz, pero jazz sí que hay…»
Pero de ser catalogados como jazz, como decís, habéis pasado a sonidos de tango, bolero… ¿Qué influencias habéis buscado para abandonar los sonidos electrónicos que había en ‘Life In The Treehouse’?
Alejandro: «Si lo piensas bien, son las cosas que más cerca pueden estar, toda esa música popular, porque en el fondo el jazz, que nos han puesto esa etiqueta como de «jazz exquisito»…»
Leonor: «… es algo muy lejano. Lo único que me importa de las etiquetas -que hay que ponerlas y todos las ponemos en todas partes porque hay que clasificar- es que decidan si estás lejos o cerca, como Barrio Sésamo. «Jazz cool» es muy lejos lo mires por donde lo mires».
Alejandro: «Pero en cambio hacemos música popular. Un poco de tango, un poco de habanera, un poco de copla y un poco de lo que somos nosotros tocando, que por ejemplo, en la línea de la trompeta, sí que nos delatamos un poquitín» [risas].
Óscar: «Es el timbre del piano y la trompeta juntos» [lo que da ese aire «cool»].
Alejandro: «Hay una frase que me encanta, que define la música popular como la que está a medio camino entre la iglesia y la taberna. Esos son sus dos pilares, la música religiosa y la de los borrachos, los marineros, sobre todo en las ciudades que tienen puerto. Ahí cabe todo, y sobre todo lo que nosotros hacemos porque estamos también en ese medio camino. Yo he sido organista en los franciscanos durante un montón de años y…»
Leonor: «…no digas la parte de la taberna» [risas].
Alejandro: «Pero la taberna tiene mucho que ver con la música irlandesa».
Leonor: «También Kurt Weill, al que escucho mucho…»
Alejandro: «Es la mejor manera de encontrar un sitio al que pertenecemos aunque no lo queramos, ese lugar común donde han pasado muchos otros y han dejado algo. El noventa por ciento de la música popular está ahí, entre la iglesia y el bar».
Por fin dais el salto al español, ¿por qué no habíais hecho antes un disco completo en castellano?
Leonor: «Porque las canciones vienen como vienen. Siempre ha estado presente el español desde la primera entrevista, en que nos preguntaron «¿por qué en inglés y no en español?». Cuando nos sentábamos a componer se asomaba la opción del español y ha sido un camino que hasta que no ha resultado natural y orgánico… y entre versiones que hemos hecho y canciones que hemos cantado… Hemos hecho otro disco en español, de versiones, que son como once canciones. Nos apetecía mucho y ahora se ha dado porque también nos ponía mucho el reto».
Fito Páez os animó a que os fijarais más en Chavela Vargas y en José Alfredo…
Leonor: «Y a que perdiéramos el pudor. Como cuando un niño está serio, le empiezas a hacer cosquillas y al final se muere de la risa, yo creo que él nos hizo eso. Nos empezó a decir: «Chavela está en vuestra música, en vuestra forma de cantar, de tocar el piano y en toda la música que habéis estudiado». Le quitó mucho peso».
Alejandro: «Cuando sacamos el primer disco y en las primeras entrevistas -no habíamos hecho nunca- nos preguntaban por qué en inglés, había una parte en la que sentía que algo habíamos hecho mal por tener que contestar esa pregunta, por justificar que viviendo en España no hubiéramos hecho un disco en castellano. Han sido cuatro discos con sus cuatro giras por muchos países contestando siempre a por qué en inglés, como si fuera una decisión, que no lo era, y había un componente de disculpa, de pedir perdón».
Leonor: «Lo bueno de viajar y salir un poco es que te olvidas de una cosa que hace mucho daño cuando te sientas a escribir, que es el «nos van a preguntar que por qué no en español». De repente todo eso se va y vuelve ahora: «por qué español», y hay que contestar…» [risas]
Alejandro: «En el punto de partida siempre estaban los dos idiomas, pero siempre ganaba el inglés porque se acomoda más rápido y mejor a una melodía que el castellano, que requiere mucha más técnica, más trabajo de pico y pala».
¿Os cerró eso el trabajo en América Latina o fue al revés? ¿Cómo lo veis ahora?
Óscar: «Creo que cantar en inglés nos cerró algunas puertas porque estábamos compitiendo con otros grupos que cantan en ese idioma».
Alejandro: «Pero, por ejemplo, en Argentina sonábamos en cuatro radios en inglés. Con este disco en castellano nunca sabes…»
Leonor: «Si lo hubiéramos visto como una decisión comercial deberíamos dedicarnos a otra cosa porque no hay manera de acertar. Pero es que si aciertas con ese propósito es muy triste. Si dices «voy a escribir un hit» y es un hit… qué bajón».
Marlango – Dame La Razón on MUZU.TV.
¿Cómo veis el negocio musical?
Leonor: «Es una industria, igual que el cine…»
Alejandro: «Se ve como todos los trozos secos, se van dejando y no sabemos cómo será la nueva muda, pero la que había ya no sirve».
¿Qué os parece, ya que has hablado de cine, los recortes a las subvenciones en el cine?
Leonor: «Es una situación terrible, sobre todo que recorten sanidad y educación. Es una gran crisis económica, de todas formas, ¿y qué se puede esperar? No van a recortar educación y dejar el cine…»
‘Un Día Extraordinario’ es un título esperanzador, pero ¿podemos conservar algo de optimismo?
Leonor: «Es lo que debemos».
Alejandro. «Es nuestra obligación como músicos. Uno: estar en la oposición, siempre, a cualquier poder, estar alerta y no fiarte ni acomodarte, y recordar que estamos aquí porque somos bufones, entretenedores, pero no suyos sino de nosotros mismos. Y dos: marcar muy claramente lo que separa hasta dónde yo tengo poder de decisión. No puedo dejar que nadie desvirtúe eso».
Grabar el álbum en directo fue algo similar a lo que hizo Jorge Drexler con ‘Amar La Trama’, ¿qué sensación teníais? ¿Tuvisteis muchos ensayos previos?
Alejandro: «Estuvimos diez días en casa ensayando los seis, y tres días en un local haciendo ensayos generales con el volumen al que iba a ser, porque en casa no puedes currarte los instrumentos como a uno le gustaría. Y luego estuvimos tres días grabando».
Leonor: «Y luego con Rómulo siguiendo todo…»
Alejandro: «Tuvimos la suerte de que un amigo ha documentado todo para que se vea el truco. El primero que hicimos también fue en directo».
Leonor. «El segundo casi todo también. El tercero y el cuarto no».
Seguís en una línea continuista de optimismo, por ejemplo en ‘Lo que sueñas vuela’, pedís tiempo al tiempo… ¿Cómo vamos a hacerlo con la que está cayendo?
Alejandro: «El barco ya ha chocado el iceberg y se está hundiendo. En nuestras canciones hay dos decisiones: ponerte muy triste y entregarte, y ahí tenemos ‘Gira’, ‘Ir’, ‘Un Día Sin Ti’… O la parte de los Teleñecos, ya que sabemos que esto se va a hundir sí o sí, vamos a robar las botellas del bar y vamos a festejar que hemos llegado hasta aquí, el suicidio hacia delante que es igual de válido que el otro porque son dos maneras de afrontar una situación límite. Lo peor es que no te pase nada, que no decidas ni cortarte las venas ni emborracharte, hay que tomar partido.
Por ejemplo, en ‘Exquisita’ y ‘Si Yo Fuera Otra’ te sientes como en una especie de cabaret en el que Leonor hace el papel de mujer fatal. ¿Fue a propósito o es un personaje más?
Leonor: «Sí, siempre ha estado ese personaje».
Alejandro: «Nosotros -por los hombres de Marlango, es decir, todos los que no somos ella-, intentamos entender la canción, lo que ella está queriendo decir, y hablamos mucho de personajes, de los tipos de mujeres que pueden cantar las canciones de Marlango, y hay uno que es muy conocido, esa… no sé cómo llamarla, pero te está seduciendo, te está tomando el pelo, es una broma pero te lo está diciendo…»
Leonor: «Es una alabanza a esas chicas que van con tacones y no sudan [risas]. Que tienen los pies bonitos. Es un juego que está mucho en todos los discos…»
En entrevistas previas hablabais de que la paternidad os había cambiado, no sé si esta visión positiva (en canciones como ‘Gira’) es la confirmación definitiva, para que lo escuche alguien que todavía está en fase de crecimiento.
Leonor: «‘Gira’ me parece muy triste, pero me encanta que digas eso porque lo mejor que puede tener una canción es que, si la escuchan diez personas, haya diez opiniones distintas. Eso es maravilloso».
Alejandro: «Esto que has dicho lo aplico a ‘Lo Que Sueñas Vuela’, la canción más infantil de todo el disco, con niños alrededor silbando y dando palmas fuera del tiempo, que son nuestros hijos en casa. Tocamos la canción para ellos. Su punto de partida es muy infantil. También estamos atentos para no perder esa forma de hacer. Está la mujer fatal que te vacila, el niño que está jugando con cosas que no son de niños, que es un recurso para plantear una idea de partida para una canción… Eso lo identifico con ‘Lo Que Sueñas Vuela’, no tanto en ‘Gira’, que me parece que tiene, en cambio, una dosis de sueño y una parte etérea que está por definir».
Son temas muy oníricos. ¿Cómo compatibilizáis la familia con la música cuando tenéis giras, presentaciones…?
Alejandro: «Si podemos, nos la llevamos. Si no, vamos en el último momento y volvemos lo más rápido posible. Antes pedíamos salir cuanto antes y volver lo más tarde posible, y ahora llegamos justos a la prueba de sonido y cuando terminas el concierto a veces ni te quedas a dormir».
Leonor: «Pero con la suerte de poder trabajar en algo que te gusta y que lo que te saca de casa es algo que te encanta hacer, que por eso es extraordinario. En estos momentos hay que recriminar el pesimismo, no el optimismo. Cuando alguien hace un esfuerzo por salir por la mañana aseado y con buena cara es un golpe en la rodilla decirle «no sé para qué»».
Alejandro: «Sobre todo porque no podemos permitir que te secuestren la alegría. Últimamente está todo recortado, todo secuestrado…»
Leonor: «… pero tu propia alegría íntima, tu tono basal de vida…»
Óscar: «Cada día en que puedas despertar, esté lloviendo, esté nevando o haga calor, tienes una oportunidad de hacer algo con tu vida. Disfrutar de tus hijos, tu familia. Hay que intentar empezar el día con esa sensación».
Leonor: «No es la ceguera absurda. Es saber lo que hay a tu alrededor y decidir robar la botella que hay en el bar y disfrutar con la gente que me importa».
Una última pregunta sobre el disco: Volvéis a contar con la producción de Suso Sáiz, ¿qué aporta trabajar con esta leyenda otra vez?
Alejandro: «¿Es una leyenda, Suso?».
Leonor: «¡Sí!».
Alejandro: «Ha estado presente en nuestros discos, forma parte de nuestra vida, de nuestra cotidianeidad, más allá de cuando hacemos discos o giras, sobre todo de la mía. Ha colaborado en todos los discos aunque este es el primero en el que está como productor absoluto porque queríamos entregarle a alguien todo ese tiempo y toda esa energía que a veces perdemos discutiendo por algo absurdo, que es lo mismo para la canción pero visto desde otro sitio distinto y por eso Suso, que nos conoce tanto, nos dice: «pero si estáis diciendo lo mismo pero uno de los dos siente la necesidad de ganar. Bueno, pues has ganado tú, y ahora id a tocar». Todo eso nos lo hemos ahorrado porque para llegar al mismo sitio hubiéramos tenido que dar una vuelta tremenda porque necesitas consolidar cosas que se consolidan solas en la canción pero hay que decirlo en voz alta…»
Leonor: «Y que a veces no te das cuenta de qué es lo bonito que tiene algo, necesitas aire fresco, no tienes distancia con lo que has hecho, no estás al otro lado del cristal diciendo «parad porque ya está, así está bien»».