‘Hay una cosa que te quiero decir’: regreso a 2002

Corría el año 2002, ni más ni menos, cuando Antena 3 emitía el espantoso ‘Hay una carta para ti’, en plena resaca de ‘Sorpresa, ¡sorpresa!’ y presentado precisamente por Isabel Gemio, una rosa, un cartero y un sobre gigante. La mecánica del programa era muy sencilla: si habías abandonado a tu novia y querías una segunda oportunidad, te querías casar con tu novio o con tu amigo de toda la vida y no te atrevías a decírselo a la cara o te habías separado de un ser querido por el motivo equis y deseabas un reencuentro, te ponías en contacto con el programa para que hicieran llegar tu mensaje.

Cuesta creer que, en plena era de Google y Facebook, un programa como este fuese a triunfar, con lo moderadamente sencillo que es encontrar a alguien (infinitamente más que en 2002, de hecho). Sin embargo, lo que sí sigue funcionando es esa estupidez humana que te impide darle a una persona un mensaje personal en la más estricta intimidad, pero que te anima a hacerlo en un plató de televisión delante de cientos de miles de personas. Misterios de la psique.

La única pregunta en el aire era, por tanto, si Jorge Javier Vázquez, ese hombre en Telecinco que lo hace todo, llevaría bien el peso de este programa que tanto recuerda a Antena 3 y a la primera presentadora de ‘Lo que necesitas es amor’. J.J. ha lidiado con relativo éxito con formatos mucho más explosivos, como ‘Sálvame’ o ‘Supervivientes’, pero la realidad es que no puede con este: termina leyendo el guión más que Rajoy en cualquier debate electoral, lo que hace que el ritmo se esfume a pasos agigantados.

‘Hay una cosa que te quiero decir’ termina resultando pesado por tres motivos en especial: es exageradamente lacrimógeno (hasta Jorge Javier Vázquez termina llorando en algunas ocasiones); las historias se alargan casi tanto como algunas de las tramas de las series de producción nacional de la cadena (no, no es una broma: dura de 22:00 a 01:30, tres horas y media) y porque -para qué negarlo- el método de comunicación a través de una pantalla gigante termina resultando altamente ortopédico, hasta el punto de ser capaz de cercenar el clímax de las historias por la incapacidad de los productores de retirar la barrera en forma de sobre a tiempo.

Aunque la pregunta más importante de todas es… ¿qué necesidad había de recuperar este formato de la papelera de reciclaje de la que nunca debería haber salido?

Calificación: 2/10
Destacamos: como mucho, que la actualización del nombre del programa suena muchísimo a Tequila.
Te gustará si te gusta: la televisión vintage.
Predictor: siendo un continuo drama en directo, desafortunadamente podría hasta funcionar.

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Publicado por
Lolo Rodríguez