Gonzales, el showman total

El humor. Esa cosa tan difícil de encontrar en la música. Muchas de las joyas literarias o cinematográficas más unánimemente valoradas son obras con una presencia dominante del humor. Podemos empezar por El Quijote o Woody Allen y tirar del hilo. Pero, ¿y en lo musical? En lo que respecta al pop, es tan difícil de encontrar como una foto de alguien sonriente en una revista especializada. La tristeza es auténtica y profunda y, como mucho, al músico serio y profesional se le aceptará algún puntual guiño elegante y discreto. Nada de carcajadas.

El pasado jueves, en los Teatros del Canal de Madrid, Jason Beck –o, más bien, su yo artístico Chilly Gonzales- hizo un gran corte de mangas a toda ese «statu quo» con un ejercicio musical intenso e inspirado, pero también plagado de humor, de comunicación y de, por qué no decirlo, entretenimiento.

Gonzales apareció en batín y pantuflas y se dirigió al piano de cola en el centro del escenario para interpretar con sensibilidad y virtuosismo unas cuantas piezas de ‘Solo piano‘ sin mediar palabra. Justo cuando podría parecer que el concierto era eso, una recreación delicada de sus fantásticas composiciones de corte clásico con un look un tanto excéntrico, Gonzales empezó a hacer cosas imprevistas: tocar el piano de una manera singular, como un dibujo animado o rockeando, pegar saltos sobre el taburete o utilizar la tapa del teclado como percusión, entre muchas otras.

A partir de entonces comenzó su show como performer. Tras presentarse -muy a lo Sacha Baron Cohen- como un famoso genio musical judío méxico-húngaro-canadiense, nos explicó su pasión por la melancólica escala menor frente a la pomposa y conservadora escala mayor. En la línea didáctica de su DVD ‘From Major to Minor‘, lo acompañó de ejemplos para los que invitó a subir al escenario a varios voluntarios (a los que expulsaba educadamente si no estaban a la altura).

Todo esto en un entendible “plain English” que se adaptaba perfectamente al nivel del público (muy diverso, aunque con gran presencia de la comunidad francesa) y con un gran dominio escénico, permitiendo una comunicación fluida y repleta de referencias, entre las que no faltaron la situación económica española, el rey o la más que peculiar acústica de la sala Nasti (Gonzales la recordaba que haber actuado con Peaches hace años).

Así, fueron alternándose más piezas pianísticas (pidiendo de nuevo la colaboración de todo público en ‘Singalong’) junto a reflexiones sobre el rap (“como genio musical que soy, quiero ser un hombre de mi tiempo, por eso me gusta el rap”, “si no te gusta el rap es que no te gusta tu tiempo… lo cual, bueno, tampoco es raro”) o la electrónica (“es cierto que en los clubs solo suena una canción… y me encanta esa canción, no os confundáis, lo único es que es un poco dominante”).

Junto a ellas, descacharrantes versiones (de esas que se pueden escuchar en las grabaciones de cuando batió el récord Guinness del concierto de piano más largo de la historia) y adaptaciones (a piano, voz y –ocasionalmente- bongos) de canciones de ‘Ivory Tower‘ (fantástica ‘The Grudge’) o ‘The Unspeakable‘ (su último disco, una locura de rap orquestal de la que, por cierto, saca una grabación en vídeo este mes).

Ya en el primer bis, Gonzales demostró tanto -primero- su virtuosismo interpretando otro corte de ‘Solo Piano’ sentado en el suelo con la cabeza bajo el teclado como -después- su atrevimiento al subirse completamente sobre las teclas y tocarlas con las plantas de los pies o, mejor dicho, de las pantuflas. Para el segundo bis, con el escenario en pie, y tras adelantarnos que -aunque todos lo pensáramos (cierto, lo pensábamos)- no se iba a tirar al piano delante de todos, pidió sugerencias pero acabó decidiéndose por un increíble medley de pop de radiofórmula tomando como base al bueno de Lionel Richie.

La carrera musical de Gonzales es tan variada que puede desconcertar (¿pero no era un moderno de la electrónica berlinesa? ¿pero no era un MC irreverente? ¿pero no producía a Jane Birkin? ¿pero no hacía soul adulto? ¿pero no es un pianista de music hall?). Sin embargo, al verle en directo, todo cobra sentido. Se trata, por encima de todo, de un enorme entertainer empeñado en dotar a la actuación pop de una frescura y un humor de los que, por su propia naturaleza, siempre ha carecido. 10.

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Publicado por
Carlos Úbeda
Tags: gonzales