San Miguel Primavera Sound 2012: sábado

Tras las jornadas del jueves y el viernes, arrancamos el sábado con Father John Misty, que salió solo con su guitarra para dar en el Auditori un gran show en todos los sentidos de la palabra. No sólo llenó hasta el último centímetro del recinto con su enorme voz sino que hizo uso de su sentido del humor posando apoyado en su guitarra en plan sexy para una chica (se busca esta foto histórica), customizando la letra de sus canciones, fingiendo que iba a romper su instrumento o preguntando al público cuántas canciones más con el acorde «sol» podían aguantar. Hizo reír y cayó mucho mejor que por Twitter (hace poco se ha enfadado por no recibir la etiqueta «best new music» en Pitchfork), aunque temas como ‘Only Son Of The Ladiesman’ o ‘Hollywood Forever Cemetery Sings’ se habrían bastado por sí mismos para construir este conciertazo. Ah, y mucho más guapo con el pelo corto, gracias.

Tras alucinar con la enorme actuación de Swans en la anterior edición del festival, no quisimos perdernos la oportunidad de ver en el Auditori a su líder Michael Gira, a pesar de estar programado a una hora tan temprana como las cinco y media de la tarde. Solo, sentado con una guitarra acústica en medio del inmenso escenario, lo llenó todo: antes de 16 Horsepower, de Wooven Hand, de que alguien se inventara cosas como dark country o goth folk, estaba él. Su voz profunda (que no le importaba desafinar; a quien esto escribe sí, y a veces le sacaba de las canciones), los estallidos de su acústica y el pie golpeando con rabia el suelo hicieron que quien se planteó echarse una cabezada en las cómodas butacas del Auditori se lo pensara dos veces. A pesar de su actitud de «miradme porque soy lo más auténtico que vais a ver en la vida», agradeció efusivamente los aplausos, demostrando ser un tipo con cabeza, que evita que el personaje engulla a la persona.

Anímic salieron bastante airosos de su lucha en el escenario Pitchfork contra el sonidaco que provenía del escenario Vice. Su cantante llegó a bromear: «Cuánto ruido hacen los de al lado, habrá que ir… ¡Nooo!». En su set de media hora de duración acogieron todos sus estilos, desde el slowcore al post-rock pasando por la bossa o la electrónica. Esto implicaba muchas de las mejores canciones de ‘Hannah‘, como la impresionante y muy celebrada por el presente Miqui Puig ‘Trenco una branca’, la propia ‘Hannah’, ‘Blue Eyed Tree’ o esa delicatessen llamada ‘Taut’.

Al término de Anímic pudimos ver el final del concierto de Refree, que estaba tocando con sonido y arreglos espectaculares con todo el sol de cara en el Escenario Ray-Ban. Terminó con una estupenda ‘Gallo rojo, gallo negro’ de la Fundación Robo. Después, Sandro Perri actuaba en el Pitchfork con un ritmo más lánguido de lo esperado a pesar de los maravillosos teclados con que cuentan muchas de sus composiciones. Curioso que terminara bromeando sobre la posibilidad de tocar canciones lentas en festivales sin que la gente se aburriera…

Lisabö son un grupo de culto y ningún lugar mejor para grupos de culto que el San Miguel Primavera Sound. A pesar de resultar desconocidos para la inmensa mayoría de público extranjero, el escenario Ray-Ban disfrutó de gran afluencia. Su post-hardcore de altas cotas de intensidad sonó rotundo como una pedrada. Cuarenta y cinco minutos sin parar, ya sudando desde el primer tema, desgañitándose y guardando escaso respeto por los instrumentos y los micrófonos, llevaron al trance. El problema es que no ofrecían mucha justificación para una puesta en escena tan aparatosa (dos baterías, dos bajos, dos guitarras): su música podía resolverse casi siempre con la mitad de instrumentos. Rehúyen los juegos rítmicos y las carambolas de Shellac o The Ex, quizá ganando así en intensidad, pero a veces acercándose demasiado a la simpleza.

El de Veronica Falls tendría que haber sido el primer concierto del día de dar botes y pasarlo bien sin coartadas intelectuales. Sonó la genial ‘Bad Feeling’ hacia la mitad y para cerrar, la también pegadiza ‘Come On Over’, acompañadas de más temas de su debut y algún corte nuevo continuista con su sonido. El grupo estuvo correcto y fue una gozada verlos en un entorno más espacioso que aquel infierno de una Joy Eslava llena hasta la bandera, pero el público no terminó de responder y, como a unos The Pains of Being Pure At Heart que ya han visitado la ciudad presentando lo mismo siete veces, se les recibió con un inexplicable puntito de indiferencia.

Poco se ha sabido de Jeff Mangum desde que la historia de Neutral Milk Hotel llegara a su fin. Felizmente, el ATP le despertó de su letargo para comisariar el festival de 2011, finalmente celebrado en marzo. El San Miguel Primavera Sound ha sacado partido prorrogando su inesperada vuelta, y Mangum regaló uno de los conciertos más emotivos desde el primer segundo, en que invitó a los asistentes a acercarse al escenario. Entonces, un solitario Jeff sobre las tablas se vio arropado (mejor decir completamente rodeado), a menos de un metro de distancia, por todo un público entregado (durante la actuación recibió unos cuantos regalos dados en mano entre canción y canción). Muy tranquilo y de trato cercano, como ajeno a la trascendencia del momento, él simplemente hizo lo que se esperaba: escoger una de sus tres guitarras y desentumecer su potente voz para, canción tras canción, llevarnos al pasado y recordar lo grande que es su legado. Seguro que tras noches como la del sábado, Mangum se siente más vivo que nunca.

El público no se ha olvidado de Kings of Convenience y miles de personas acudieron a su cita en el Escenario San Miguel a eso de las ocho y media de la tarde. El formato dúo, ambos a las voces y a las guitarras, de Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe no ha perdido vigencia en estos años en que no han sacado disco. Al revés, ante la falta de propuestas similares, la suya ha salido reforzada y es perfectamente apta para un lugar tan enorme como este. Erlend se preocupó de que se le oyera desde los prados, fueron muy celebradas canciones como ‘My Ship Isn’t Pretty’ o ‘Homesick’ y, mejor aún, en la segunda mitad del set incorporaron una banda que otorgó a las canciones un toque más funky. No fue una sorpresa para los que conocieran bien su carrera y ya supieran de su versatilidad, pero sí siempre motivo de celebración. Estupenda ‘I’d Rather Dance With You’ y más con una copa frente al mar.

Se nota que Victoria y Alex no se quieren hacer famosos y que no están muy cómodos tocando ante multitudes. Ocultos en una penumbra continua, Beach House tocaron desde el fondo del escenario y pocas fueron las referencias que hicieron al público. De hecho, la persona con más visibilidad en esa actuación fue el baterista que les acompañaba y que, sin ocupar la primera línea, estaba unos pasos más adelantado que ellos.

A pesar de sus intentos por mantenerse lo más aislados posibles, triunfaron ante un escenario Mini abarrotado en la que fue una de los grandes actuaciones de la noche. Comenzaron fuertes con ‘Wild’ -los teclados en la intro de la canción son preciosos-, y continuaron con ‘Norway’. A partir de ahí fueron cautivando por completo. Se echó de menos ‘Gila’, de su álbum ‘Devotion’, pero emocionó y mucho la gran ‘Myth’, casi al final.

Si los más escépticos piensan que tras veinte años de carrera Dominique Ané ya ha agotado su discurso están muy equivocados. El chanteur que renovó la escena musical francesa ha transitado por diferentes estilos y formatos, sintiéndose siempre más a gusto como empezó, solo con su guitarra. Pero ahora Dominique ha adoptado una nueva forma para presentar casi íntegro y de manera especial su último álbum, ‘Vers les Lueurs‘, con banda clásica (batería, teclados, bajo y guitarra) y un quinteto de viento. No pesó para nada que el set se centrara casi en su totalidad en las nuevas canciones (exceptuando al final ‘On secret’ y ‘Le Metier De Faussaire’, sublimes),  gracias principalmente al saber hacer de los músicos. La ejecución de cada canción fue verdaderamente extraordinaria, y la intensidad máxima, sin perder nada de la emoción que transmiten sus melodías o la delicadeza de sus letras. Electricidad a raudales, pero medida, cuidada a cada milímetro. Él, dando todo, como si fuera el último concierto. Pero ahí radica su secreto: Dominique se reinventa, cambia, retorna a su pasado, pero sobre todo crece, se hace más grande, más fuerte día a día.

Había ganas de ver a The Olivia Tremor Control después de haber cancelado su actuación en la pasada edición del San Miguel Primavera Club. Posiblemente ha sido el grupo más carismático de todo el festival si tenemos en cuenta la ratio simpatía/tamaño del escenario, una pena que sus complicados juegos vocales no terminaran de empastar, pero sin duda salías del escenario Vice con una sonrisa y la agradable sensación de haber escuchado una buena ración de pop -de filiación sesentera- que merece la pena.

Real Estate fueron una de las agradables sorpresas de hace dos ediciones, combinando el sonido luminoso de las playas de la Costa Oeste con el espíritu melancólico de la brumosa Glasgow. En esta ocasión, y tras el éxito de ‘Days‘, doblaron (¿triplicaron, cuadruplicaron? Es posible que me quede corto) el público que asistió a verles. Están en clara progresión ascendente y la estupenda acogida que han tenido hace presagiar que dentro de dos años subirán un peldaño más en su ascenso a la fama, ocupando un horario de privilegio en los escenarios Ray-Ban, Mini o incluso San Miguel. Que sea producto del hype o de su calidad solo depende de ellos.

Cada vez que aparece el nombre de Shellac entre los confirmados del festival se oye más de una risita o de dos entre los festivaleros veteranos, ya que hemos perdido la cuenta de las veces que han actuado. Sin embargo, siguen llenando hasta las trancas su hábitat natural, el escenario ATP, y alrededores. ¿Por qué? Porque poseen el directo más contundente de todo el fin de semana y una sana dosis de mala leche que rejuvenece. Entre fans acérrimos, primerizos curiosos y gente que no tiene claro qué ver a esa hora y sabe que Shellac son garantía, Steve Albini y los suyos siguen garantizando asistencia para su post-hardcore irónico, milimétrico y enrevesado. Larga vida.

Saint Etienne se tenían que haber beneficiado del hueco dejado por Björk en el festival, pero eso no pasó. Los que ya los habíamos visto varias veces sabíamos que el directo no es su fuerte: temíamos que fueran devorados por un escenario tan grande y eso fue efectivamente lo que pasó. Con un sonido nefasto (Bob y Pete no tocan casi nada en vivo) y graves ultra desagradables en temas como ‘DJ’, el show de presentación de ‘Words & Music by Saint Etienne’ deslució por completo el excelente disco. Ni ‘Tonight’ ni ‘Popular’ ni ‘When I Was Seventeen’, perfectamente encajadas en el setlist con hits como ‘Burnt Out Car’, ‘Nothing Can Stop Us Now’, ‘Who Do You Think You Are’, ‘Sylvie’ o una versión nueva de ‘A Good Thing’, lograron hacer vibrar a la gente, que fue abandonando el Escenario San Miguel. Quizá se salvó el bis, con ‘I’ve Got Your Music’ y ‘He’s On The Phone’, y hay que destacar por supuesto la belleza y el encanto de Sarah Cracknell, sonriente y preciosa con su boa de plumas. Pero Saint Etienne siguen molando tanto en 2012 como el primer día y, desde luego, no lo supieron comunicar.

¿Quién era ese tipo que ocupó el escenario Mini entre Beach House y Yo La Tengo? Hanni El Khatib, un californiano ferviente seguidor de las enseñanzas del blues eléctrico y el garage polvoriento. En formato trío (acompañado de batería y teclista/guitarra), presentó su primer disco, ‘Will The Guns Come Out’, ante una audiencia aparentemente escasa dada la enormidad de la explanada del Mini. Vale que no inventa nada pero su rock’n’roll hubiera funcionado mejor en un sitio más pequeño, cercano y envolvente.

Sharon Van Etten hace folk y lo hace bien, ¿alguien quiere más? Tras el formato rockero de la tarde en el Escenario San Miguel, correcto, pero algo plano, esta vez la vimos en el exquisito mini-escenario Ray-Ban Unplugged. Consciente de que los problemas de la altura en los conciertos se acrecientan en espacios tan reducidos como aquel (lo sufre en carnes propias), pidió que dejaran espacio para los bajitos en las primeras filas. Así de simpática y distendida se mostró, ideal para esta pequeña actuación de media hora, donde repasó temas de su reciente ‘Tramp’. A pesar de tener todas las papeletas para caer en el tópico (¿alguien ha dicho Cat Power?), demuestra personalidad propia.

Wild Beasts tuvieron la actitud suficiente para reivindicarse como uno de los grandes triunfadores de este fin de semana, viejas glorias aparte. En directo, las canciones de ‘Smother‘ se acercan peligrosamente al filo populista de White Lies o Glasvegas, pero la gente pareció disfrutarlo de esa manera. Estaba en disputa el trono al campeón del sábado y no cedieron ni un milímetro en sus aspiraciones, combinando profesionalidad y detalle en el sonido.

El gafe del escenario Pitchfork volvió a atacar al arrancar el concierto de The Weeknd. Mientras sonaba una impresionante ‘High for This’, se fue la luz, una persona salió a excusar el problema de electricidad y, aunque el corte duró escasos minutos, nos atreveríamos a decir que ya nunca se recuperó la fuerza de los primeros momentos. A pesar de los peros, el show con banda de Abel Tesfaye tampoco podría clasificarse como decepcionante. Entretuvo la adaptación de ‘Dirty Diana’, ‘The Morning’ sonó tan sensual como cabía esperar, ‘The Knowing’ tan emocionante y ‘House of Balloons / Glass Table Girls’, renovada. Como curiosidad, un fan en tirantes cantaba en las últimas filas todas las letras de pe a pa como si estuviera en un concierto de Madonna.

Georgia salió sola, cogió la guitarra y comenzó a tocarla en un juego de distorsión antes de que se le sumasen Ira y James. Después, ya se fue a la batería y empezó uno de los conciertos de Yo La Tengo más arduos que recordamos. No era su día, y el sonido del escenario Mini no ayudó en absoluto. ¿Cómo podía sonar un concierto de Yo La Tengo tan apagado? En primeras filas, era fácil escuchar la conversación de la gente de alrededor.

Por momentos, Ira Kaplan parecía estar poseído por el espíritu de Thurston Moore, ya que se animó a experimentar con la distorsión de la guitarra bastante. Con un set mucho más corto que el que les trajo al festival hace un par de años, entre los temas que repasaron estuvieron ‘Stockholm Syndrome’, ‘Mr. Tough’ y ‘Here to Fall’. Para el bis dejaron ‘Sugarcube’, al final la más reclamada por la gente. Han tenido días mucho mejores.

Cuando casi nos habíamos olvidado de que el chillwave existió y dejó un sinfín de discos el año pasado, Washed Out y Neon Indian llegaron para recordar que están aquí para quedarse. Washed Out actuaron en un escenario más pequeño y recogido (el Pitchfork), pero su show fue acertado en la reinterpretación de algunas de sus propias canciones o en la distribución de sus singles, ‘Amor fati’ y ‘Eyes Be Closed’, a lo largo del set (la última la suelen dejar para el final). Lo de Neon Indian, programados en el enorme Ray-Ban, fue un éxito total. Hablando en perfecto castellano y encantado de compartir su música con el público y de estar allí, Alan Palomo dejó al público sin nada malo que decir de él.

A última hora, mientras DJ Coco pinchaba durante horas en un abarrotado ATP (volvían a sonar Pulp, Judas Priest, etcétera) y Scuba convertía en una fiesta el Escenario Ray-Ban, Pional contaba también con una considerable cantidad de público (Oliver de The xx, entre ellos, suponemos que porque Jamie xx acababa de actuar también en esta punta del Fòrum). Pional, con una timidez emparentada con la de La Casa Azul, protagonizaba un mitad directo mitad sesión (cantó y pinchó) por el que se dejó caer, además de su prometedor repertorio que toca muy diferentes palos de la electrónica, de manera muy acertada aunque no tan celebrada por el público, la versión de ‘Crazy In Love’ de Beyoncé. Terminamos la noche con el showcase de Numbers, que entre proyecciones y reivindicaciones del saxo, dejó caer algún que otro éxito del hip-hop más selecto como la siempre bienvenida ‘Blinded By The Lights’. Una joya del segundo disco de los Streets que debería ser pinchada al amanecer en todos los festivales. Al final uno de sus miembros se lanzó al público para saludar a amigos y seguidores.

Visita nuestro especial del festival y el de San Miguel.

Fotos: Damia Bosch, Dani Canto, Eric Pamies

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