‘Moonrise Kingdom’: el primer amor

El cine de Wes Anderson siempre ha levantado sospechas entre la crítica. Demasiado excéntrico, demasiado preciosista, demasiado modernete para tomarlo en serio. “¿Revelación o timo?” pensaron los pocos que descubrieron (en DVD, aquí no se estrenó) ‘Academia Rushmore’ (1998). “¿Moda pasajera o talento duradero?” debatieron los que vieron la exitosa ‘Los Tenenbaums. Una familia de genios’ (2001). ‘Life Aquatic’ (2004), ‘Viaje a Darjeeling’ (2007) y ‘Fantástico Sr. Fox’ (2009) no despejaron las dudas: el cine de Anderson contenía toneladas de personal poesía, sí, pero atrapadas en una red de rígido, asfixiante formalismo.

Hasta hoy. Igual que la tormenta que barre la isla donde se desarrolla ‘Moonrise Kingdom’, la arquitectura esteticista de la nueva película de Anderson por fin se agrieta. Las goteras aparecen en forma de exacerbado romanticismo, angustia “peterpanesca” y nostalgia pop. Sus principales rasgos estilísticos siguen intactos, pero están mejor engarzados narrativamente que nunca. El uso expresivo de los colores, el gusto por los uniformes retro (aquí el de los scouts), la imagen icónica de Jacques Cousteau, las largas panorámicas y travellings y, por supuesto, la utilización de las canciones (Anderson es el único que podría competir con Tarantino como dj cinematográfico), carecen del subrayado exhibicionista de otras películas. No están por encima del argumento, sino a la misma altura del algo irregular guión escrito junto a Roman Coppola.

Por ejemplo, cuando los niños protagonistas bailan la maravillosa ‘Le Temps de l’Amour’ de Françoise Hardy, la acción dramática no desaparece bajo las notas de la canción. Al contrario, la dotan de significado y se elevan juntas dando lugar a una de las escenas de amor más poéticas e inolvidables del cine reciente. Y así con todo. Las canciones de Hank Williams que escucha el personaje de Bruce Willis sirven para caracterizarlo y transmitir la enorme tristeza que lleva consigo. Los objetos que porta la niña protagonista –el tocadiscos portátil, los prismáticos, los libros de aventuras- no son simples fetichismos vintage, son artículos poéticos con una significativa función dramática.

Con ecos de Salinger y retórica de relato de aventuras a lo Enid Blyton, ‘Moonrise Kingdom’ es una película sobre adultos infantiles y niños maduros, sobre el enfrentamiento entre dos formas de ver el mundo: la romántica y la cínica, la soñadora y la desencantada. Pero, sobre todo, la última película de Wes Anderson es una evocadora mirada al recuerdo de las emociones vividas por el primer amor. Una conmovedora fábula romántica, teñida de color mostaza y humor amargo, que nace de una simple pregunta: “¿qué sensación tuviste la primera vez que te enamoraste?” 8,5.

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Publicado por
Joric