¿Pasa el futuro de la música necesariamente por el streaming?
Existen formas diferentes de disfrutar de la música, y es necesario diferenciar el instrumento del fin en sí mismo. El fin es escuchar música, lo más variada posible y en todo tipo de formatos, y para eso el streaming es un instrumento más. Desde el punto de vista de negocio, no obstante, no se puede salvar un negocio que ha desaparecido, que es el que existía en los ’90. Se vendía mucho de un producto con unos márgenes tremendos, y ahora estamos viviendo un cambio profundo que afecta a todos los aspectos. Un ejemplo son los contratos 360, que incluyen venta de entradas, discos, merchandising… El problema al que nos enfrentamos es que la industria de la música no ve que las plataformas de streaming sean equiparables al nivel de ingresos del formato físico.
¿Y cómo ha sido vuestra relación con las discográficas? ¿Cordial o una tortura?
Para nosotros no deja de ser una relación con un proveedor: ellos nos surten de contenido. Pero esta relación tiene algunas peculiaridades, porque son pocos y están asociados por lo que tienen condiciones de partida con las que hay que jugar. La cuestión es que hay un debate en la calle que se ha complementado con algunos problemas de comunicación que no han hecho sino amplificarlo.
¿Qué es lo más importante para el cliente de Biit desde que se baja la aplicación?
Tener siempre sus temazos. Buscamos que, cuando alguien arranca la aplicación y escucha una canción, las siguientes le satisfagan.
La retirada de la publicidad, ¿viene propiciada por las quejas de los usuarios o porque el usuario está dispuesto a pagar por eliminarla?
La respuesta ideal sería que el usuario está dispuesto a pagar por el servicio, aunque siempre hay otros motivos. Vivir de la publicidad es complicado y encima al usuario le molesta, por lo que pensamos que era mejor no molestar a la mayoría con algo que no gusta, que no se valora.
¿Ha cambiado el modo de consumir música? Al fin y al cabo vuestra aplicación se centra más en canciones que en álbumes completos…
Absolutamente, pero ese es un cambio que lleva en el mercado alrededor de una década. Desde que aparece Napster y la música se digitaliza, la unidad de consumo mínima se convierte en la canción. Aunque esto es nuevo para España, porque en otros países el mercado del single tiene mucho éxito.
Definidme en una palabra el catálogo de Biit.
Ecléctico.
¿Cuál es el proceso que seguís para incluir una canción o un artista?
Tenemos algunas fuentes: desde listas hasta publicaciones de todo tipo, pasando por los charts internacionales. Siempre intentamos ir de lo más nicho o lo más independiente a lo más mainstream, por lo que no podemos olvidar tampoco algunas revistas adolescentes, que pueden llegar a ser parte de nuestro público con potencial. Hay que hacer un trabajo importante a la hora de liberarte de prejuicios, ir más allá del gusto personal, porque algunas canciones sabes que tienen que estar.
¿Y en qué os basáis para crear un canal?
En los géneros que más se consumen, pensando en un público que va desde los 15 hasta los 25-30 años de media (aunque tenemos usuarios de todas las edades). Básicamente intentamos afinar, pero también arriesgarnos un poco de cuando en cuando, que es importante.
¿Hay bandas independientes (en el estricto sentido de la palabra) en Biit?
Sí, claro. Basta con que nos contacten y nos envíen el material en el formato que precisamos. Nos llega de todo, y buscamos que nuestro catálogo sea útil y tenga sentido, por lo que a veces tenemos que hacer una pequeña selección.
¿Y cómo funciona la remuneración de los artistas?
En realidad esta remuneración la gestionan las discográficas, las entidades de gestión y la SGAE. Nosotros pagamos de manera agregada, y en función de los diferentes acuerdos de cada artista con las entidades de gestión y las discográficas, ellos se reparten el total, aunque nosotros desconocemos en qué porcentajes. Nuestro trabajo acaba después de informar de la música que se escucha para pagar acorde con nuestra licencia.
Claro que, si realmente los servicios de música en streaming se instalasen, sustituyendo a todas las demás formas de consumir música y el artista pudiese vivir de eso y de los conciertos, podrían acceder directamente al servicio, o a través de una entidad de gestión, desapareciendo la discográfica. Pero entonces la promoción se la tendrían que hacer otros, porque la realidad es esta: las discográficas siguen jugando un papel importante en el mercado porque son las únicas que siguen apostando por artistas nuevos.