Sí, el mismo Kevin que, durante la década anterior, había dado al Reino Unido dos de sus números 1 más recordados: ‘Geno’ y ‘Come on Eileen’. El mismo Kevin que creó una de las bandas más emocionantes del pop británico de todos los tiempos. El mismo Kevin que reinventó esa misma banda hasta tres veces en cinco años, salto mortal tras salto mortal, formación tras formación, look tras look. El mismo Kevin dandy, intratable y genialoide que se enfadaba con todo el mundo que se le cruzaba en el camino. Sí, el mismo -el mismísimo- Kevin Rowland, de los Dexy’s Midnight Runners.
Tras el fracaso que supuso el luego muy reivindicado tercer disco de los Dexys -‘Don’t Stand Me Down’- y su primer álbum en solitario -‘The Wanderer’- Rowland desapareció entre los problemas con las drogas y la mala vida hasta que lo rescató Alan McGee a finales de los noventa para aquel disco versiones publicado en el sello Creation -‘My Beauty’- que solo sirvió para que, los pocos que se enteraron de su existencia, decretaran tras ver la portada que, como era de prever, a Kevin Rowland se le había ido la cabeza definitivamente y que probablemente no volverían a saber nada de él.
Pero no, Kevin Rowland ha vuelto. Realmente, lleva volviendo casi 10 años. Desde que decidió juntar a unos cuantos antiguos miembros de las formaciones originales del grupo para recuperar la marca Dexys: «Big» Jim Paterson al trombón, Mick Talbot (el que acabaría montando The Style Council junto a Paul Weller) a los teclados, y el anteriormente bajista Pete Williams (que, por cierto, acaba de sacar un disco en solitario junto a Richard Hawley y con la colaboración de Imelda May) como contrapunto vocal. Desde entonces han desperdigado actuaciones y alguna canción suelta, prometiendo siempre un «inminente» nuevo disco.
Y ese no es otro que este ‘One Day I’m Going To Soar’, el primer disco de los Dexy’s Midnight Runners (ahora ya oficialmente Dexys) en 27 años. Para él han contado también con la cantante y actriz Madeleine Hyland, a la que Rowland reclutó tras descubrirla en la escena burlesque de Londres.
Contrariamente al espíritu inconformista de sus anteriores trabajos, este disco no parece querer hacer ningún salto al vacío más allá del inevitable, el impuesto por el tiempo. Por ello, formalmente no está lejos de la elegancia sofisticada y teatral de la tercera entrega de los Dexys (algo que se puede apreciar en canciones como ‘Me’, ‘Nowhere Is Home’, ‘It’s OK John Doe’ o en el single ‘She Got a Wiggle’). Tal vez sea el estilo que más se ha acabado amoldando a la manera de sentir la música de un esteta casi enfermizo como Rowland.
Sin embargo, la facilidad para provocar tantas pasiones como animadversiones sigue intacta. Los momentos autobiográficos y teatrales de ‘Lost’, ‘ I’m Thinking Of You’, la base disco de ‘I’m Always Going To Love You’ o el dueto pimpinélico con Madeline Hyland en ‘Incapable Of Love’ encenderán a los puristas y se encontrarán con el mismo rechazo que se topó, en su momento, tanto el citado tercer disco de los Dexys como su sonado arrebato perroflauta en el segundo -el luego plagado de hits ‘Too-Rye-Ay’-.
En cualquier caso, ‘One Day I’m Going To Soar’ mantiene esa manera de entender el soul energética, vibrante y libre de ataduras que hace a los Dexys reconocibles desde el ‘Searching for the Young Soul Rebels’. ‘Now’ o ‘You’ reivindican a un joven Van Morrison del mismo modo que ‘Free’ suena como lo harían Belle & Sebastian tras verse todos juntitos el ‘This England‘. Maravillosos puntos de fuga de un sincero pop-soul de ojos azules dentro de un revival soul cada día más aburrido.
Y esa es precisamente la gracia de este disco: su absoluta transparencia, su total conexión con la personalidad de Kevin Rowland. De todos los retornos de grupos míticos, no sabemos si el de los Dexys -uno de los primeros en anunciarse pero no en consumarse- será el mejor, pero -desde luego- pocos podrán ser tan auténticos.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Now’, ‘Free’, ‘You’, ‘Lost’, ‘I’m always going to love you’.
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