De esta manera, el concierto de Yurena en la calle Pelayo, en medio de las decenas de miles de personas que acudieron este sábado al Orgullo en Madrid, era de nuevo un riguroso playback de 10 minutos, del que si no fue testigo de honor el prestigioso Tomás Fernando Flores de Siglo XXI, poco faltó (le vimos por allí un cuarto de hora antes de que empezara el concierto, pero seguramente estaba más de paseo con su esposa que otra cosa).
Las tres canciones escogidas para el setlist fueron ‘Vuelvo’, con su espíritu disco de canción de arranque; la sensacional ‘Tú vas a ser mi hombre’, definitivamente su mejor canción y una de las mejores de la carrera de Luis Miguélez; y el nuevo single davidguettiano ‘Every Night
‘, un poco «grower» pero no mucho. Con menos tablas que una estrella del pop tamaño Alaska, pero alguna más de lo que quisieran sus detractores, Yurena presentó cada canción como un «esta es muy especial para mí», y la bailó acompañada de dos chicos improvisados, aunque inexplicablemente sin voces en directo cuando todo apunta a que no habría una enorme diferencia de calidad. Los hay, por supuesto, que gritan «¡fea, fea¡», los hay que aplauden y se van decepcionados con ganas de más (especialmente de ‘A por ti’) y los hay despistados que piden ‘No cambié’. Un show de Yurena en 2012 es exactamente el mismo que imaginabas en 2001. En el fondo el problema de que las cosas no sean del todo explosivas es que ella misma nunca se creyó toda la gracia que pudo tener.