FIB 2012: domingo

Desafortunadamente, parece que a The Antlers no les acompaña la calidad de su último trabajo con el éxito en las ventas o con la asistencia a sus conciertos. Tan solo varias decenas de personas (aunque es de recibo decir que la cosa fue mejorando conforme avanzaba el concierto) se congregaron en el escenario Fibclub para ver a los de Brooklyn en acción, en un show en el que el protagonismo absoluto fue para ‘Burst Apart’, su último trabajo. Visiblemente cansados, al menos supieron mantener el tipo, y llegaron a emocionar a los presentes con canciones tan preciosas como ‘No Widows’, ‘Putting The Dog To Sleep’ o ‘I Don’t Want Love’, que hicieron que a más de uno le costase contener las lágrimas. ¿Puede un grupo ser más abrazable?

Como ya sucediera en el Dcode el año pasado, The Vaccines hicieron su esperable colección de hits, con bien de ‘Ra Ra Ra’, ‘Post-Break Up Sex’ o ‘If You Wanna’. No faltó ninguna, que menudo pecado sería ese cuando todavía no vamos ni por el segundo disco. El cantante, ahora melena al viento, se ha consolidado como líder de banda de pop-rock anglosajona pensada para el NME, aunque la mala noticia es que no parece que las nuevas composiciones vayan a resistir comparaciones. La respuesta definitiva, en breve.

Orlando Higginbottom, más conocido como su alter ego, Totally Enormous Extinct Dinosaurs, o TEED para los amigos, dice que se siente más cercano a festivales de electrónica como el Sónar (donde también ha actuado este año) que a festivales de pop como el FIB. No pareció entenderlo así el público de Benicàssim, que abarrotó el escenario tanto que no cabía un alfiler y se dedicó a bailar hasta el último beat del inglés. Él, sabedor de que su show gusta, se rodeó de un par de bailarinas ataviadas con la imaginería del artista, que fueron las encargadas de animar el cotarro con todo tipo de fruslerías como cañones de confeti. Eso sí, en lo que a las coreografías se refiere, iba cada una a su libre albedrío. Buen set-live el suyo sin que faltara ninguno de los singles estrellas de su disco.

Fue una pena que el sonido no acompañase al siempre imprescindible show de La Casa Azul. Guille Milkyway, espectacularmente simpático, sabe muy bien cómo meterse a su público en el bolsillo, y cómo ganar más adeptos a la causa. Para ello se encarga de programar un setlist enfocado a ‘La Polinesia Meridional’ (aunque sin la canción del mismo nombre, a la que echamos muchísimo de menos) con ‘Los chicos hoy saltarán a la pista’, ‘Sucumbir’ y ‘Colisión Inminente’ como piezas clave; pero también de convertir su espectáculo en algo muy visual a través de unas atractivas proyecciones que hacen las delicias de los fans. ¿Os acordáis de cuando se le veía tímido, inseguro, etcétera? Pues esta vez ni la falta de decibelios sirvió para le viéramos dominando a la perfección, de lo más confiado, las labores de frontman.

Sienta mal que a New Order se les considere un grupo «ochentero» o que ha vivido de las rentas desde ‘Technique’. Por ejemplo, la banda hace sonar durante los primeros minutos de su set dos de sus mejores y posteriores canciones, dos monadas absolutamente infravaloradas como ‘Crystal’ y ‘Regret’. Por eso, después de haberlos defendido tantas veces, incluso a su comentado paso por el Primavera Sound hace ya casi diez años y después por el Summercase, duele ponerlos tan mal esta vez. Les perdonamos las dos primeras ocasiones porque hay que tener la sangre muy fría para no emocionarse con ‘Blue Monday’ en directo después de haberla bailado 254 veces en un club, pero esta vez no parece que su regreso tenga sentido: Peter Hook no está, su sonido es completamente descafeinado y desganado y no hay nada que pueda justificar la ausencia de un buen técnico de sonido que arregle el desaguisado. Aunque lo peor no es escuchar ‘Bizarre Love Triangle’ y ser incapaz de disfrutarla, sino que donde antes Peter Hook se cargaba ‘Love Will Tear Us Apart’ con un insoportable «come on», ahora lo haga Bernard Sumner. Little Boots

actuaba a la vez y por esta vez no pudimos más que disfrutar del final de su concierto, para el cual reserva su mayor hit hasta el momento en las islas, ‘Remedy’, seguido de ‘Shake’. Mientras las primeras filas lo daban todo, como había sucedido con La Casa Azul poco antes, no parecía Victoria haber arrasado debido a lo algo opaco del sonido.

Ya habíamos comentado que la propuesta de David Guetta en el FIB era una cita obligada para todos los asistentes al festival. No era de recibo perderse un concierto que, de buenas a primeras, resultaba atractivo y prometedor, en términos de diversión y macarreo (en su justa medida). Pues nuestro gozo en un pozo: David Guetta es el adalid de la horterada y del camorreo peor entendido, ese que no tiene ni gracia. Porque pase que se dedique a coger el micrófono cada dos por tres para decir paridas del tipo «Benicàssim, sois el mejor público que he tenido nunca», pero lo que no se entiende es que se haga con el control del volumen y se dedique a bajarlo continuamente para que el público coree las canciones. No es divertido más allá de las dos primeras filas, es de hecho muy aburrido para el 95% detrás y no es ni muchísimo menos moderno: es de DJ de tercera regional. Así que desde ‘Titanium’, primera canción del set, fue imposible meternos en su universo. Por si esto fuera poco, y a pesar de ser el FIB un festival eminentemente pop, Guetta huyó en gran medida de las cantaditas que podrían haber hecho del concierto algo memorable, para entregarse a un house un poco chungo, salpicado con algunas de sus creaciones (un ‘When Love Takes Over’ por aquí, y un ‘Without You’ por allá) y por un par de crímenes a canciones muy decentes (desde el ‘Aerodynamic’ de Daft Punk hasta el ‘Fix You’ de Coldplay, pasando por una remezcla vergonzante de ‘Levels’ de Avicii y ‘Somebody I Used To Know’ de Gotye. Tras esta decepción, menos mal que las dos carpas restantes sólo nos dieron alegrías, ¿aunque qué es eso de cerrar tan pronto como a las 6.45?

Fotos: Fiberfib.

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