Con o sin Brian Wilson, los Beach Boys llevaban décadas convertidos en poco más que un producto, un espectáculo al estilo de los casinos de Las Vegas de esos que tanto gustan en EE UU. Nunca han superado la cima alcanzada con ‘Pet Sounds’, o en su defecto, con el abortado ‘SMiLE’, pero esa es otra historia. Con la muerte de Carl Wilson en 1997 se acabó de rizar el rizo y Mike Love siguió paseando el nombre de la banda por los escenarios, viviendo de la nostalgia y perpetuando el cliché surfero, sin ir más lejos hasta el pasado año, en el que actuó en Madrid como parte del ciclo Veranos de la Villa.
Revivir a la banda hoy en día sigue oliendo a oportunismo, pero al menos este año tiene más sentido, teniendo en cuenta que celebran 50 años de existencia, que han sacado un disco decente (‘That’s Why God Made The Radio‘), y que en la reunión están presentes todos los miembros que quedan vivos (no olvidemos que Dennis Wilson, batería, murió en 1983), incluyendo por supuesto al bueno de Brian.
Lo mejor en estos casos es olvidarse del negocio y aceptar la situación: probablemente esto sea lo más cercano a ver a la banda en directo que haya podido ocurrir en décadas y probablemente sea la última vez que suceda, así que la oportunidad había que aprovecharla. El sábado, y como primera fecha de su gira europea, Love, Wilson, Al Jardine, Bruce Johnston y David Marks visitaban Hoyos del Espino (Ávila) como cabezas de cartel del concierto anual Músicos en la Naturaleza, situado en una finca rodeada por las preciosas vistas que se pueden disfrutar en la sierra de Gredos. Con ellos, una superbanda formada, entre otros, por miembros de The Wondermints, lo cual garantizaba una calidad suprema en la ejecución, si recordamos las últimas visitas de Brian por España.
Durante aproximadamente dos horas y cuarto interpretaron todos sus grandes éxitos casi sin pausa, ofreciendo un repertorio de cerca de cincuenta temas en el que recorrieron casi todas sus etapas, desde la inicial (‘Little Deuce Coupe’, ‘Surfer Girl’, ‘I Get Around’) hasta la ochentera (‘Getcha Back’, ‘Kokomo’). Evidentemente no se dejaron los temas pertenecientes a sus años de mayor brillo creativo y fue una gozada escuchar a Brian cantar ‘God Only Knows’ (que era interpretada por Carl en su momento), ‘Heroes And Villains’, ‘Good Vibrations’ o ‘Wouldn’t It Be Nice’. Sentado ante un enorme piano de cola blanco, al genio de los Wilson se le veía un pelín más despistado que de costumbre, pero cumplió con lo que se espera de él a estas alturas. Como siempre, Love ejerció de maestro de ceremonias, dirigiéndose al público para presentar las canciones o para contarnos que nuestra selección de baloncesto va a perder en las Olimpiadas frente a la de su país, al estar presente su sobrino Kevin.
Gracias a la estupenda banda que les apoyaba y unas aptitudes más que suficientes para la edad que tienen (Wilson y Love han perdido potencia vocal, pero Jardine la mantiene, mientras que Marks nos obsequió con unos cuantos solos de guitarra), lo hicieron pasar en grande al numeroso público que abarrotó la finca El Mesegosillo. Era difícil imaginarse las tablas de surf y las olas en tal paraje, pero no cabe duda de que los rayos de sol siguieron brillando hasta bien entrada la noche y era inevitable bailar con ‘California Girls’, ‘Surfin’ USA’ o ‘Fun Fun Fun’, canción con la que se despidieron. Más no se les podía pedir y es posible que hubieran ofrecido menos, así que difícilmente salió alguien de allí con sensación de engaño. Satisfechos quedamos, ilusamente esperando un retorno dentro de no mucho. 8.
Puestos a incluir a unos veteranos nacionales en el cartel, Los Secretos fueron una elección apropiada. Su último y notable álbum, ‘En Este Mundo Raro’, salió el año pasado y les ha visto recorrer la península una vez más. Lejos de estar allí de más, mantuvieron la atención del público durante la generosa hora que estuvieron sobre el escenario. Además de presentar canciones recientes como ‘Trenes Perdidos’, recordaron otras como ‘Buena Chica’, ‘Te He Echado De Menos’, y, por supuesto, ‘Déjame’, cantada a coro por todos los presentes. A juzgar por la recepción que tuvieron, más que teloneros tendríamos que hablar de doble cabeza de cartel. 8.
Foto: Ricardo Muñoz.