Cuando se anunció que el director inglés iba a dirigir la precuela de ‘Alien’ yo fui uno de los que torció el gesto. Ahora, después de verla, lo he vuelto a componer: ‘Prometheus’ está mejor de lo que esperaba. Es cierto, como dijeron las primeras crónicas desde EEUU, que a la película le falta emoción, intensidad y fuerza dramática, que los personajes tienen menos carisma que la carnaza de un slasher, y que el guión de Damon Lindelof (‘Perdidos’) y Jon Spaihts (‘La hora más oscura’) es más flojo que la participación española en los JJ OO. Cierto. Pero su potencia visual es tan arrolladora que se te acaba olvidando (o prefieres dejarlo pasar).
Más que una precuela, ‘Prometheus’ parece un spin-off con maneras de remake en 3D. Un cruce entre los barrocos diseños de H.R. Giger y la geométrica estética del ‘2001’ de Kubrick (solo hay que ver la diferencia entre la nave Nostromo y la Prometheus), que derrocha poética gore y atractivo icónico por los cuatro tridimensionales costados.
Esta nueva aventura de la teniente Ripley -bajo el nombre de Dra. Elizabeth Shaw y con los rasgos de Noomi «Lisbeth Salander» Rapace- tiene uno de sus mayores atractivos en la aparición de un personaje antológico: el androide David. Un mayordomo robótico, fan de Peter O’Toole en ‘Lawrence de Arabia’ (hasta se peina como él), que tiene más personalidad y complejidad psicológica que cada uno de sus compañeros de carne y hueso. Un replicante que nos recuerda el próximo proyecto de Ridley Scott: la secuela de ‘Blade Runner’. Umm, vuelvo a torcer el gesto. 7.