En el caso de ‘Frágiles’, también una serie de bajo coste (pocas localizaciones y diseño de producción mínimo, echando el resto con el elenco actoral), los resultados son más bien tibios. El protagonismo absoluto es de Santi Millán, un fisioterapeuta de éxito que esconde un drama personal. Más cerca de la exasperante candidez de la doctora Grey que de la acidez del doctor House, el papel de Millán posee un halo de santidad un tanto molesto, procurando a sus pacientes una curación no solo física sino también moral y anímica. A duras penas, el fisio (que no masajista) el actor catalán equilibra la beatitud de Pablo dejando que emerja el lado socarrón tendente al chiste fácil y malo, en esas prometidas improvisaciones que hacen que solo veamos a Santi Millán haciendo de Santi Millán.
Este peligroso punto se agrava cuando entran en juego los duelos actorales con el resto de un buen reparto. Mientras que Luisa Martín o Elia Galera están más que correctas (especialmente la primera), una Ruth Núñez excesivamente histriónica resulta previsible en su papel de joven con síndrome de Asperger. Algo parecido a lo que ocurre con las tramas, bastante predecibles y tendentes al blandiblub televisivo tan habitual en las producciones de la cadena. Sin embargo, el encanto de Millán, un tipo que podría estar tirándose a tu pareja y no dejaría de caerte bien, y algunas sorpresas (como el inesperado drama oculto de Pablo, al final del episodio piloto) consiguen mantener al espectador medio entretenido mientras dura cada episodio, cosa nada desdeñable hoy día, y los momentos de vergüenza ajena (como decíamos, los chistes de Millán sobre peces, pis, etc. son a veces sonrojantes) no son suficiente excusa para apagar la tele.
Calificación: 5/10
Destacamos: el magnetismo de Santi Millán y el casoplón que gasta el «masajista».
Te gustará si te gusta: ‘Anatomía de Grey’, ‘La Pecera de Eva’, El Terrat
Predictor: Los ocho episodios de la primera temporada caen fijo, pero apunta a renovación.