Alt-J (∆) / An Awesome Wave

Una banda universitaria de manual haciendo pop «arty» de manual se ha hecho famosa con un método 2012 de manual. Con el apoyo de la crítica pero sin el entusiasmo de ningún blog ni ninguna radio en particular, ‘An Awesome Wave’ ha ido ganando adeptos gracias al boca oreja hasta situar a Alt-J (también conocidos como ∆) como uno de los grupos más populares del momento.

¿Qué tienen Alt-J de especial? Gwil, Joe, Gus y Thom, que se conocieron cuando estudiaban en Leeds, después se mudaron a Cambridge y finalmente grabaron este primer disco en Brixton, suenan muy influidos por los punteos del afro-indie, el folk de verdad y los cuartetos vocales, entre otras cosas. Las canciones de ‘An Awesome Wave’ recuerdan a tantísimas formaciones incluso dentro de la misma canción, que la banda no resulta en absoluto una imitación de nadie en particular. Quizá esto se deba a su obsesión por que sus composiciones vayan a diferentes sitios. Esos lugares no son tan bonitos como aquellos a los que te llevan las ensoñadoras melodías de Beach House, pero hay más cosas aparte del cielo. Sirva como ejemplo uno de sus múltiples singles, ‘Breezeblocks’, que después de alternar los caminos del indie-rock con el weird-folk de formaciones como CocoRosie o los sonidos infantiles de Psapp, termina entonando un irresistible y medio funky «please don’t go / I love you so». Así es como una tonta canción de amor sobre alguien que termina sus mensajes con un punto en lugar de con un «besos» se convierte en la cumbre clara del álbum.

Otras veces ese cambio de dirección en la canción no va realmente a ningún lado, como es el caso de ‘Ms’; o se dirige a un lugar más polémico. Sería el caso de ‘Something Good’ y ‘Taro’, dos canciones apañadas y entretenidas que acusan cierto exceso de pomposidad y sobre todo de pretensiones. La primera habla sobre un torero («matador, estocada, you’re my blood sport» es una de las frases del año) en la que se pretende hacer una analogía entre su muerte y un romance que se termina justo cuando parecía más divertido. La segunda nos habla de Gerda Taro, una periodista de guerra a la que un tanque alcanzó en plena Guerra Civil Española en Brunete, Madrid, y viene bien cargada de arreglos tradicionales y cuerdas al final.

Como muestra de que lo de Alt-J puede resultar tan cautivador e interesante como irritante, también nos sirven su primer single ‘Matilda’, que habla sobre ‘Leon’ de Luc Besson; esa cita de los primeros decimales del número π; o ese respirar del vocalista en la excelente ‘Tessellate’ inmediatamente antes de pronunciar la palabra «sniffing». Hasta aparece por ahí el verbo «googlin'».

¿Cómo acaba todo esto después de sucios punteos, distorsiones (‘Fitzpleasure’) y momentos más muermos (‘Bloodflood’)? Como no podía ser de otra forma, con una baladita al desnudo llamada ‘Hand-Made’ (claro). Incluso en su propio intento «alternativo» y «experimental», Alt-J terminan perjudicados por más de un cliché. Sin embargo, nadie les puede discutir haber hecho uno de los discos más interesantes, comentables y disfrutables de la temporada incluso en su inintencionada imperfección.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Breezeblocks’, ‘Tessellate’, ‘Hand-Made’
Te gustará si te gustan: CocoRosie, Starsailor, Mumford & Sons, Everything Everything, M Ward, Radiohead, tune-yards, Keane, los Corrs, Arcade Fire, Sigur Rós, Pink Floyd, los Antlers, Psapp, Elbow, Liars, Grizzly Bear, Jack White cantando en castellano, Golden Apple Quartet, Sacred Spirit, Kate Bush, Vampire Weekend… Todo a la vez.
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: alt-j