Sin embargo, y a pesar de que la lectura de la entrevista es muy recomendable, hay algo que llama la atención a la par que resulta gracioso en toda esta historia: por lo que cuenta Sam Shaker, propietario de Jazz After Dark, uno de los sitios donde Amy empezó a cantar, a la artista británica «le encantaba comer tortilla de patatas del Mercadona que traía cuando volvía de mi casa en la costa española». Tal cual.
Y es que se habló en nuestros foros: es difícil resistirse a los productos de la marca Hacendado.