‘Total Recall’: mejor vivir del recuerdo

Siendo justos, que Hollywood viva empeñado en sobrevivir estrenando remakes insospechados tampoco es tan malo. Al fin y al cabo, lo peor que puede pasar es que, movido por la curiosidad, rescates del olvido la película original en la que se basa el blockbuster del momento y descubras que aquello no estaba tan mal.

Pero más que un ejercicio de arqueología cinematográfica, invertir dos horas de tu vida en volver a ver el ‘Desafío total’ de los años 90 es tarea casi obligada para cualquiera que tenga ganas de disfrutar con esta nueva versión en la que Colin Farrell sustituye a Schwarzenegger como protagonista, ya que sólo con el filme original fresco en la cabeza se pueden apreciar los aciertos de esta entrega, que los hay, en lugar de fijarse en los errores, que también abundan.

Y es que ante el cabreo de ver cómo han cambiado Marte por Australia y los mutantes por simples clases bajas explotadas, queda el consuelo de reconocer guiños a los fans como esa mujer vestida de amarillo en el control de aduanas o gotas de sudor reveladoras de la verdad que aquí se convierten en lágrimas.

Incluso los iconos tienen su momento de gloria, breve e innecesario en el caso de la prostituta de los tres pechos, y alegórico e involuntario en el caso de Kuato, aquel personaje parecido a Pujol cuyo espíritu se respira en cada fotograma gracias un guión cuyo mensaje final hará las delicias de los independentistas. Aunque esto, más que algo objetivo, puede ser fruto de haber visto la película al día siguiente de la Diada.

Pero hablando de políticos, no es al muñeco basado en el ex presidente de Cataluña o al gobernador de California a los que se echa en falta en la nueva película, sino al director del primer filme, Paul Verhoeven. Y es que por muy virtuosa que sea la labor del nuevo realizador Len Wiseman tras la cámara, con escenas de acción tan bien resueltas que recuerdan, sin repetir recursos, a las del primer Matrix; su trabajo solo sirve para recordarnos que la ironía narrativa del original fue la que convirtió aquel título en algo más que otra película de ciencia-ficción, que es lo que no deja de ser esta versión 2012.

Algunos dirán que solo por ver a Kate Beckinshale en el papel de mala merece la pena pagar la entrada. No les quitaré la razón. Aunque si de algo debería servir este remake debería ser para reivindicar el legado de Verhoeven, un cineasta que pasará a la historia como la némesis humilde de James Cameron, que ya es mérito. 6.

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Publicado por
Claudio M. de Prado