Continuamos con nuestra serie de artículos especiales sobre Carlos Berlanga en el 10º aniversario de su muerte, preguntando a varios de los periodistas musicales del país por el mejor disco de toda su carrera. Ante la posibilidad de que todo se lo repartieran un par de títulos, también hemos preguntado por el peor, si es que lo había. Estas son las respuestas recibidas.
El disco que más me gusta de Carlos es ‘Indicios’. Pero lo digo con la boca pequeña porque sus tres últimos discos me gustan mucho en general. ‘Indicios’ quizá sea el más redondo, y también tiene el valor añadido de que, aunque sigue estando ausente Nacho, consigue crear una química literaria estupenda con Paloma Olivié. ‘Vía Satélite alrededor de Carlos Berlanga’ tiene algunas de mis canciones favoritas de Carlos: ‘Deja la lujuria un mes’, ‘Los mundos del Quark’… no sé, me pongo a enumerar y creo que salvo un par me gustan todas mucho. El sonido del álbum no es muy allá pero da igual. Y respecto a ‘Impermeable’, si quitamos la versión de Jobim, que no aporta nada ni a Berlanga ni a la obra de Jobim, también me gusta mucho. Una canción como ‘Cul de sac’ redime cualquier fallo, cualquier desliz. ‘Por desgracia no’, ‘Lady Dilema’, ‘Estados’… ‘A Cannes’ es una versión maravillosa, la letra es genial. Y la portada de Aramburu es tan buena…»
Mikel Iturriaga, periodista musical y gastronómico (El comidista): Mi disco favorito sin ninguna duda es ‘Indicios’. Soy muy original en esto, lo sé. Pero es que es difícil no considerarlo su obra maestra. No tiene una sola canción de relleno, rebosa hitazos, refleja a la perfección la personalidad culta, sensible y a la vez chochi de Carlos… para mí es como un concentrado de las mejores virtudes de los Pegamoides y Dinarama. ¿Cómo no rendirse a frases tan memorables como «si no es por mí, pondrías copas o algo peor», «falsa pero qué falsa, qué buena actriz, cómo me lo creí», o «ni el peluquero la quiere peinar, vacío social»? Es uno de mis discos de pop español favoritos de todos los tiempos, aunque supongo que tienes que ser un poco petarda para disfrutarlo al máximo.
El menos favorito creo que es ‘El ángel exterminador’. Reconozco que no le he dado muchas oportunidades, pero hay algo en él que me da pereza. Es que ‘Indicios’ es tan bueno, que siempre acabo echándolo de menos cuando oigo otros discos de Berlanga…»
Lo no tan bueno (y cuesta trabajo) quizás ‘El ángel exterminador’. Fallaron algunas cosas (quizás de producción, quizás de envoltorio de las canciones) pero no me olvido de que el álbum tenía dos temazos como ‘En el volcán’ o ‘Noches entre rejas’ que luego revisarían los fugaces Dar Ful Ful».
Es un disco especial: supuso su reencuentro oficial con Alaska y Nacho Canut, su apertura hacia el «universo Le Mans», su apuesta rotunda por el pop electrónico… Es su álbum más generoso en cuanto a canciones, y a letras inolvidables, con un equilibrio en ellas entre emoción e ironía digno de reverencia. Si en su momento temí que la producción de Fangoria y Big Toxic se quedara démodé demasiado pronto, me alegra comprobar que no ha sido así. La gelidez de muchas de sus bases contrasta con la calidez de las voces, bien en momentos discotequeros a lo Pet Shop Boys como ‘120 años sin ti’, bien en un bolero estratosférico como ‘Políticamente incorrecto’. Las armonías de ‘Erotismo e informática’ ponen la piel de gallina, como sucede con las letras de ‘El tiempo gana’ o ‘Safari emocional’. Y son tantas las capas en ‘Rayos de plasma’ o ‘El mundo del Quark’ que su capacidad de sugerencia nunca se agota.
Disco menos favorito: ‘El angel exterminador’. No fue un debut todo lo afortunado que merecía. No es un disco a la altura de su talento. Se adivina la intención de establecerse como un crooner posmoderno, pero en este caso la ironía marca de la casa murió sepultada ante una producción excesivamente estandarizada. Así, las boutades incluidas en temas como ‘No encuentro humor en el amor’ se pierden entre arreglos propios de la orquesta de Ray Conniff. El «momento salsa» de ‘Todo se puede hacer bien’ resulta tan difícil de asimilar como el de Mecano poco después. Y el dúo con Miguel Bosé (‘El verano más triste’) se antoja innecesario.
Suerte que saltan chispazos en algunos momentos: ‘El ángel exterminador’ sigue siendo uno de sus clásicos rotundos; ‘En el volcán’ es una acertada revision del ‘estilo Dinarama’, y ‘Rendido a tus pies’, un tributo al sonido Filadelfia muy bien acabado. Momentos a reivindicar de un album decepcionante».
Víctor Lenore, periodista musical. «Mi disco favorito es ‘Vía satélite alrededor de Carlos Berlanga’. Aquí las bases no buscan ser exquisitas, sino que tira por el pop bakala, que hace un contraste chulo con sus letras de dandy desubicado (léase «pijazo con mucha gracia»). En alguna entrevista de esa época contaba que iba a las discotecas con dos camisetas limpias en la mochila porque pasaba noches enteras bailando y no quería estar sudado. Más allá del sonido, lo que me engancha del álbum son canciones tan divertidas como ‘La Cajera’, ‘Deja la lujuria un mes’ o ‘120 años sin ti’. Las letras tienen esa manera directa y desafiante de hablar sobre lo que le preocupa (aunque suene a boutade, no anda tan lejos de Camela). El disco que menos me convence es el primero: suena un poco marchito, aunque recuerdo un merengue contagioso, ‘Todo se puede hacer bien’. Si la incluye Juan Luis Guerra en cualquier álbum nadie notaría que no es suya».
Manuel Pinazo, Muzikalia: «Carlos Berlanga es sin duda uno de los compositores más representativos del pop español. Su huella en el resurgir de la música de nuestro país es innegable gracias su papel en Kaka de Luxe, Pegamoides y posteriormente Dinarama, sin olvidar su carrera en solitario o las decenas de canciones que escribió para otros artistas hasta su triste desaparición en 2002.
Si tuviera que quedarme con uno de sus trabajos quizá lo haría con el último de ellos, ‘Impermeable’ (2011), que a pesar de no ser el más popular, representa su capacidad innata para la creación de joyas de pop atemporal. Momentos como ‘Lady Dilema’, ‘Vacaciones’ o ‘Manga por Hombro’, son sin duda el broche perfecto a una discografía con hitos tan memorables como ‘Alaska y los Pegamoides’ (1982), ‘Canciones profanas’ (1983) o el gran ‘Deseo Carnal’ (1984).
Por dejar en último lugar alguno de sus discos (nunca lo haría, pero me lo han pedido) quizá me decantaría ‘El Ángel Exterminador’ (1990), su debut tras la separación de Dinarama. Un disco que ya querrían para sí muchos autores actuales y que os recomiendo igualmente, pero que por su trascendencia quizá quede algo relegado en el conjunto de una trayectoria que no deberíamos cansarnos de reivindicar».
Son en directo, y, claro, ya nunca las toca él, pero nadie puede destrozarlas. Mi disco favorito de Carlos Berlanga es el que recopila todas sus canciones cuando las tocan las orquestas de los pueblos. Oírlas allí me hace más feliz que nunca, quizás por contraste con el resto del repertorio de las fiestas. O quizás porque las canciones de Carlos se merecen ese reconocimiento: formar parte de nuestras fiestas, que se recuerden para siempre, vivir su propio verano eterno.
El disco que odio: Me encanta ‘Impermeable’, con Ibon, con sus jitazos, con las versiones y con el final ¿feliz? de lo que un día se rompió en Dinarama. ‘Impermeable’ es un disco que se pegaba a la piel ya cuando salió (¡cuando lo compramos!), que era divertido, socarrón y terriblemente triste. Pero lo odio.
Odio ‘Impermeable’. Lo odio con todas mis fuerzas, porque aún lo escuchaba a menudo cuando Carlos murió. De hecho, lo compré tarde, ya en 2002, cuando Elefant lo había sacado un año antes, porque no tenía dinero. Y odio no tener dinero, especialmente para gastarlo en fabricar recuerdos.
Odio ‘Impermeable’ porque odio ver los discos que quiero en las cubetas de las tiendas, no llevar dinero y querer robarlos. Odio no haber robado ‘Impermeable’ antes, haber preferido esperar a hacerlo bien y que no hubiese dado tiempo a «quemarlo» antes de su muerte. Y odio ‘Impermeable’, porque lo escucho y sé que Carlos Berlanga ya no me hará más canciones para las verbenas de mi futuro como viejo verde. Antes cantaba sólo para mí, pero desde ‘Impermeable’, no. Y ya ni siquiera hay tiendas en las que pasar la tarde mirando los discos que no puedo tener. Río por no llorar».