‘El índice del miedo’: el monstruo de las finanzas

Robert Harris es uno de los más destacados herederos de esa tradición literaria británica que empieza con Joseph Conrad, pasa por Graham Greene y continua con John Le Carré. Novelistas superventas que ponen su formidable talento al servicio de atractivas tramas con las que iluminar diferentes aspectos del mundo contemporáneo. Lúcidos analistas del presente disfrazados de espías, aventureros o patricios romanos.

Después del éxito de ‘El poder en la sombra’ (adaptada de forma magistral por Roman Polanski en ‘El escritor’), se publica su última novela, ‘El índice del miedo’ (Grijalbo). Con su destreza habitual para enganchar al lector (solo hay que leer el adictivo primer capítulo), Harris construye un apasionante tecno-thriller que traza sugestivas relaciones con el presente -la actual coyuntura económica- y reveladoras asociaciones: Frankenstein con Wall Street, el cibercapitalismo con ‘El origen de las especies’, o la ciencia ficción gótica con un manual de economía financiera.

Ambientada en Ginebra, en la “lavadora del capitalismo”, la novela narra la historia de un científico (Alex Hoffmann) que desarrolla un sofisticado software financiero -un potente algoritmo que trabaja como un organismo digital de aprendizaje autónomo- capaz de predecir los movimientos de los mercados “alimentándose” del miedo de los inversores. Este “monstruo de las finanzas” funciona como símbolo de un mundo, el financiero, que parece vivir en una realidad paralela, líquida y altamente inestable, cuyos efectos sobre el mundo real son devastadores. Una realidad donde, por ejemplo, el accidente de un avión de pasajeros es interpretado en términos mercantiles suponiendo la pérdida o el beneficio de millones de dólares.

Como índica el título, ‘El índice del miedo’ es sobre todo una reflexión en forma de thriller sobre el sentimiento del miedo. El miedo a la maquina (que recuerda mucho al HAL 9000 ideado por Kubrick), el miedo a la bancarrota (la empresa que preside el protagonista es un «hedge fund», un fondo de inversión), el miedo a la enfermedad y la locura (principal miedo del científico protagonista), y el miedo como emoción humana más potente y verdadero motor de nuestra existencia. Como dice Alex Hoffmann en un momento de la novela: “¿Quién se despierta a las cuatro de la mañana porque está contento?”. 8,5.

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Publicado por
Joric