GY!BE o la perfección del sonido

Fue un concierto atípico de un grupo atípico. Los canadienses Godspeed You! Black Emperor son alabados por pocos e ignorados por muchos, pero si los escuchas nunca dejan indiferente. A algunos nos pudo la curiosidad cuando, casi sin previo aviso, anunciaron gira y después publicaron disco. Es cierto que estuvieron en Madrid hace tan sólo dos años, pero una propuesta cómo la de GY!BE es siempre digna de ver, y aunque no se vendieran todas las entradas, el teatro Kapital estaba prácticamente lleno.

Puede que no fuera el mejor escenario (los numerosos músicos apenas cabían entre instrumentos y amplificadores, con dificultades para moverse y artistas fuera de la vista del público) pero a ese concierto vas por la música, y no creo que se defraudara a nadie. Un comienzo que no era tal (los pipas eran los mismos miembros del grupo, y costó encontrar el punto en el cual acabó la afinación y empezó el concierto en sí) dio paso a un silencio sepulcral y a un sonido in crescendo, al que se le iban añadiendo instrumentos poco a poco. Lo bueno que tiene GY!BE, lo que les diferencia de otros grupos de post-rock, son las combinaciones sonoras. Hay que pensar en sus canciones como si fueran un tapiz árabe, con miles de hilos entrecruzándose, liando y desliando, en un paseo sonoro que no sabes nunca hasta dónde llega. ‘Mladic’, canción que abre su último disco fue la primera melodía reconocible de la noche, dando lugar a un momento de auténtica música zíngara, con la violinista perdiendo la vida en cada movimiento, pero de eso no iba el concierto. Sus temas no eran idénticos a las interpretaciones de sus álbumes, en ocasiones ni parecidos. Partes entrecruzadas se mezclaban con largas improvisaciones distorsionadas, con reminiscencias a Sonic Youth, que si bien en ocasiones se podían llegar a hacer un poco largas, eran necesarias para que las grandes explosiones sonoras impactaran aún más.

El público no estaba emocionado pero sí absorto. Miradas fijas, cabezas que subían y bajaban, cuellos estirados y ojos cerrados, todo valía para escuchar mejor, sentir mejor. No había grandes movimientos, pero se podía respirar un aroma hipnótico en la sala. ‘Monheim’, primera parte de ‘Sleep’ (que es el segundo tema de su obra magna ‘Lift Your Skinny Fists Like Antennas To Heaven‘) fue la que más aplausos despertó, aunque el nuevo tema (‘Behemoth’) y la primera parte de ‘East Hastings’ (‘Sad Mafioso’) fueron verdaderas patadas en el estómago, de esas que definen un grupo y un sonido. El acelerón final de ‘Sad Mafioso’ se fue perdiendo en ecos y vibraciones, mientras los músicos, que parecían haber terminado un ensayo intenso más que un concierto, se despedían escuetamente de uno en uno. Las luces se encendieron y el concierto había acabado igual que empezó, sin avisar, y lo que se escuchó entre medias se pasó en un suspiro. El tiempo vuela cuando se disfruta, y la música de GY!BE es de las mejores que se pueden escuchar hoy en día. 9. Ghostwriter.

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JNSP