«Música y poesía funcionan como vasos comunicantes de un diálogo inexorablemente convulso. Mediante este experimento se pretende difuminar las fronteras entre estas dos disciplinas en una progresiva interacción (o confrontación) de poderes. Christina Rosenvinge dispone de un armamento mortífero sumando la experiencia acumulada por una trayectoria ampliamente celebrada por su exquisitez y valentía, y las canciones de sus últimos trabajos (‘La joven Dolores’ y ‘Tu labio superior’) más algunas de factura muy reciente. Alejandro Simón posee el incalculable impulso de una voz propia y descarnada, los afilados versos de su reciente poemario ‘Nódulo noir’ y algunos trucos sucios cultivados a la sombra de sus horas en el laboratorio de la tradición vista desde el futuro».
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