Tampoco fue un unplugged propiamente dicho, pues aunque Leo y Meta emplearon guitarra y bajo acústico respectivamente, el frontman no se deshizo de algunos de sus pedales. Junto con una batería reducida, prosiguen en el formato trío con el que regresaron a los escenarios hace unos meses y ofrecieron un set en el que los temas, con alguna excepción, procedían de sus dos últimos elepés, casi a partes iguales.
Verlos en un recinto pequeño como la Sala Costello y tan cercanos al público fue todo un privilegio y se puede constatar además que el aura de misterio y la magia que desprenden sus canciones no se quedó por el camino. Es más, en sus temas más tristones, como ‘Mil Espejos’, ‘No Me Toquéis’ o ‘Golden Gotelé’, brillaban con más intensidad que si los hubiesen interpretado en un festival a rebosar de gente. Las distancias cortas les sentaron muy bien en otras canciones como ‘Kamikaze’, ‘Prometo Hacerte Daño’ o ‘Chico Promo’, de su último EP. Interesante fue también la puesta en escena, con dos ambientes distintos, ya que a mitad de la actuación la iluminación cambió con unos fluorescentes que conectaron, jugando un poco más con las luces y las sombras del pequeño escenario. Como curiosidad, la versión que hicieron de ‘Querido Pedagogo’, original de Edredón, muy lograda y perfectamente integrada en el repertorio. Cerraron con la celebrada ‘Ha Sido Divertido’, probando que, hagan como lo hagan, llegarán siempre a buen puerto. 8.