Coyne cuenta abiertamente que la noche anterior había estado en una fiestecita hasta las seis de la mañana donde había «drogas y gente tocando». Como recuerdo, Wayne se llevó una granada «que no podía explotar, sin la parte explosiva y pintada de oro». «Simplemente la eché en mi bolso y no pensé más en ello». Wayne dice que la policía le creyó y que le trataron muy bien. Sobre la gente que perdió su vuelo debido al cierre del aeropuerto, no se siente nada culpable. «Estoy de acuerdo en que fue algo estúpido por mi parte, pero no me siento responsable. Yo no pongo las normas», ha dicho.