Hemos dedicado la mañana a acabar ‘Marina’, la otra canción de Iván que quedaba pendiente. Fue la última que nos presentó para el disco y la que más nos gustó a todos a la primera, menos a Javi Betacam, que se enfada un poco cuando hacemos estructuras algo raras en las que no se sabe muy bien qué parte es el estribillo, cuál el puente y dónde acaba la estrofa. La canción recuerda bastante a ‘Shout to The Top’, de The Style Council, pero con un rollo más tropical, potenciado por los bongos de Pablo, y más dulce, con unos coros muy bonitos de Eli y Laura. Luego hemos dedicado la tarde a meter los detallitos que faltaban (algún coro, palmas, pandereta, un bombo de orquesta de pueblo…) y a que Iván grabase las guitarras que quedaban pendientes en las demás canciones.
A todos nos ha dado mucha pena que Iván solo haya podido venir dos días al estudio por su trabajo, por un lado porque pasarse aquí dos semanas es como hacer un campamento-máster musical en el que todos aprendemos un montón y lo pasamos muy bien; por otro, porque Iván se había preparado en casa muchos arreglos muy guays para las canciones que en algunos casos ya no cabían porque su hueco lo había ocupado otra cosa, o la canción había dado un giro. Cuando traes una canción al estudio puede tomar muchas formas distintas, pero finalmente tienes que decantarte por una y desechar las demás, lo que no significa que la elegida sea más válida que las otras, ni que éstas no puedan recuperarse en directo. Al igual que meterse a grabar un disco con idea de reproducir tu sonido del directo no me suele parecer una buena idea, intentar imitar en el escenario lo hecho en el estudio, además de un rollo, no suele traer muy buenos resultados. De manera que imagino que podremos recuperar muchas de esas ideas.
Y a eso de las 20, Eli, Laura, Javi Monserrat y yo, hemos dejado a Iván grabando unas acústicas con Paco y hemos salido para Madrid. Después de dos semanas en las que te llegas a creer Brian Wilson, ocho horas de viaje hecho un ovillo en el asiento trasero, y nueve de jornada laboral esperándote al día siguiente, te devuelven a la cruda realidad.
Siempre me deprimo mucho cuando acabamos de grabar, o cuando volvemos de grabar. La sensación de tarea realizada, el no tener ningún objetivo similar en un horizonte cercano, deja un vacío difícil de llenar. Además, tenemos que esperar hasta enero para venir a la mezcla y escuchar el resultado final. Pero lo cierto es que todos nos vamos bastante contentos. Tenemos ganas de que escuchéis el disco.
Pd: Eli sigue sin dar su brazo a torcer con lo de “Tiempo de nísperos” como título. Manu.