Odio mi nuevo disco

Hace unas semanas uno de nuestros redactores salía ligeramente decepcionado de un concierto de Saint Etienne porque a pesar de las buenas críticas no se habían atrevido a tocar más que seis canciones de su nuevo álbum, el sobresaliente ‘Words & Music by Saint Etienne‘, para mí uno de los 5 mejores discos del año. Una decisión así podía comprenderse en el escenario principal del San Miguel Primavera Sound, pero no en un recinto como el Teatro Lara, al que asistían básicamente 400 fans muy fans, aquellos que se compraron / escucharon el disco en la semana de salida a la venta, y que de hecho lo llegaron a colocar entre los 100 más vendidos en España.

Cabe preguntarse si alguna vez escucharemos en directo maravillas como ‘Over The Border’ o ‘Last Days of Disco’ si no se han atrevido a tocarlas ni siquiera en esta gira y en un recinto tan recogido, pero este desplante no es ni mucho menos el peor que grupos consolidados han tenido con sus últimos lanzamientos. Mi primera decepción al respecto fue obra de R.E.M. Tras la accidentada gira de ‘Monster’ y la decisión de la banda de no girar con ‘New Adventures In Hi-Fi’, acudí con toda mi ilusión a verles en el Guti Festival presentando ‘Up’. Me lo aprendí de memoria antes de ir, me obligué a que me gustaran las pocas de las que tenía dudas… para nada, porque apenas sonaron 5 canciones de todo el disco a lo largo de las casi 2 horas de concierto. Vale, puedo decir que como adolescente disfruté en directo de himnos como ‘It’s The End of the Wold As We Know It’ y ‘The One I Love’, ¿pero no es una pena teniendo en cuenta el estatus de culto que ha terminado adquiriendo con el tiempo ‘Up’?

Lo mismo pero elevado al cubo (o más bien dividido entre dos) podría decirse de los New Order que nos visitaban en 2006 tras la edición de ‘Waiting For The Sirens Call’, del que apenas tocaban dos de los singles a pesar de lo popero y comercialoide que era aquel álbum; de los Killers que se enfrentaron a las masas del último Dcode cuando aún no había salido ‘Battle Born‘ (¿a alguien le dieron ganas de comprarlo?); o de Sigur Rós, que apenas interpretaron un tema de ‘Valtari‘ en Madrid después de marearnos con 253 vídeos de este LP. Podemos imaginar las presiones de un festival, y lo que es peor, del público, para que una banda no deje de tocar sus temas más conocidos (a veces incluso se garantiza que lo harán en el texto oficial del festival). Al fin y al cabo, ¿cuánta gente se aburre y desconecta cuando no está sonando en un concierto la canción que se saben? Sin embargo, ¿no es un poco extremo que el grupo sólo toque uno o dos temas nuevos entre 20 a lo largo de dos horas de concierto? A veces algunos de los temas pasados no son tan buenos ni tampoco tan conocidos por la gente más joven…

El premio «odio mi nuevo disco 2012» se lo llevarían Bob Dylan y Beach Boys, aunque estos últimos podrían excusar la interpretación de sólo la canción homónima de ‘That’s Why God Made The Radio‘ entre las 45 (!) de su set, por haber estado realizando una gira de 50º aniversario. Pocas excusas podemos imaginar para Dylan. Acaba de editar un disco mucho más reconocido que el de los de Brian Wilson Mike Love, tan interesante como ‘Tempest‘, que estará presente en las listas de lo mejor del año de diversos medios de todo el mundo. Él, que lleva un repertorio cambiante pero muy meditado y estructurado en torno a sus grandes clásicos (suele abrir y cerrar con más o menos lo mismo), en cambio apenas toca nada de ‘Tempest’. Un concierto suyo actual puede acabar perfectamente sin que suene absolutamente nada nuevo, a pesar de que el CD salió en septiembre. Sólo hace un par de semanas acomodó ‘Early Roman Kings’ en el setlist y desde hace unos días, ‘Soon After Midnight’. Mientras, el single ‘Duquesne Whistle’, a pesar de su excelente vídeo, todavía tiene que ser tocado por primera vez. ¿Qué decir de algo así cuando ya nos parecía que Patti Smith no estaba valorando lo suficiente ‘Banga‘ durante su último tour sólo porque faltaron un par de nuestras favoritas del mismo en La Riviera?

Mención aparte merecerían las giras de reunión o de reencuentro con los fans después de varios años sin editar disco. Bandas como The Cure, Blur o Pulp apenas han dado importancia a sus últimas grabaciones de estudio durante sus setlists, prefiriendo centrarse en sus éxitos, algo que parece querer decir que tampoco publicarán nada interesante en el futuro.

Si los grupos no defienden sus últimas entregas, sean buenas o sean malas, se puede dar un concierto muy celebrado que asegure un regreso en el futuro, pero también se da la sensación de que el material que se ha grabado no merece la pena, de que es un poco peor de lo que seguramente sea en verdad, y de que el grupo se acerca a estar acabado. Por bajo que caigan, por discos irregulares que entreguen o por discos algo incomprendidos que publiquen, resulta mucho más acertada la decisión de gente como Radiohead, The Strokes, Fangoria, Goldfrapp, Garbage, los últimos Animal Collective -que estos días tocan casi entero el irregular ‘Centipede Hz’ por casi toda Europa- o de Björk de no descuidar el material más fresco, alternado con grandes glorias del pasado. Si ellos mismos no se creen sus últimos pasos, ¿quién podrá hacerlo?

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