Los años pasan, las modas cambian y la realidad se transforma. Pero nada de eso parece afectar a uno de los creadores más personales y solipsistas del cine actual. Él sigue a lo suyo: jóvenes pijos, cultos, redichos y algo ingenuos, situados en espacios atemporales, que hablan (y hablan y hablan) sobre sus problemas sentimentales y dilemas existenciales.
Para Stillman el subgénero “comedia universitaria” no tiene nada que ver con desparrame sexual, juergas etílicas o combates entre populares y nerds. Su idea de “comedia universitaria” es una película como ‘Damsels in distress’, un elogio a la ironía y la perífrasis donde para hablar de sexo anal se acaba invocando hasta a los cátaros.
Comandadas por una magnética Greta Gerwig (de musa del mumblecore a reina absoluta del indie actual), el grupo de “damiselas en apuros” intenta mejorar su pequeño mundo por medio de acciones encaminadas a la prevención del suicidio estudiantil. En su lucha contra la depresión utilizan dos herramientas terapéuticas que definen la película cubriéndola de sarcasmo y ternura: la higiene por medio de una buena pastilla de jabón (el buen olor como antidepresivo) y los bailes demodé como medio para “intensificar y elevar la experiencia humana».
A pesar de su desaliño formal, su algo afectada excentricidad y sus bajones de ritmo, la película resulta tan encantadora y atractiva como el baile inventado (la “sambola”) o ese número musical final que homenajea a Fred Astaire y su película ‘Señorita en desgracia’ (1937), no por casualidad titulada en el original ‘A Damsel in Distress’. 7.