Quizá por eso no parece casualidad que el premio Planeta se lo hayan dado este año a ‘La marca del meridiano’, una novela negra escrita por el máximo exponente contemporáneo de este género en España, Lorenzo Silva. La nueva entrega de la serie protagonizada por el brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro (y digo yo: ¿les habrá puesto también pseudónimo a los personajes para presentarse al Planeta?) es la que más presente tiene el contexto socio-económico en el que se desarrolla la acción. Tanto es así, que la condiciona para bien y, aunque mínimamente, también para mal.
Para bien porque temas tan actuales como los recortes sociales (en especial a los funcionarios) o las tensiones políticas entre Madrid y Barcelona son los que impulsan la acción del libro, favorecen el característico discurso irónico de Bevilacqua y añaden consistencia dramática a la trama. El autor articula su novela por medio de una afortunada metáfora: el meridiano de Greenwich, la línea imaginaria que parte España en dos. Es la línea que divide Madrid y Barcelona, pero también el pasado y el presente sentimental del guardia civil protagonista. Es el eje que delimita el bien del mal, la honradez de la corrupción. Una batalla moral para mantener a raya “al animal o al diablo que llevamos dentro”.
Y para mal porque, con tanto comentario político, algunas veces tenemos la sensación de que quien habla no es el personaje sino el propio Lorenzo Silva; de que es el autor el que utiliza a Bevilacqua para, de forma poco sutil, opinar sobre el presente. No ocurre muchas veces, es cierto, pero cuando lo hace, expulsa al lector de una patada fuera de la novela.
Aun así, ‘La marca del meridiano’ es un caramelo para los fans de la pareja (entre los que me encuentro). La más ambiciosa, madura y ¡sorpresa! romántica de la serie. Dentro de un par de años, ha asegurado Silva, tendremos la octava. ¡Bien! 8,2.