La ame. Originaria de Sierra Leona pero residente en Londres desde pequeña, A*M*E (o sea, Amy) ya está despuntando en el Reino Unido como algo más que una promesa del pop. Tras presentar canciones como ‘Ride or Die’ o ‘Find a Boy’, parece que finalmente puede despuntar gracias a un single fantástico como ‘Play The Game Boy’ que, entre referencias ochenteras, rebosa frescura y descaro.
Entre los ¿últimos? coletazos de chillwave encontrábamos esta pieza del disco de Wild Nothing que nos hacía recordar aquello de que quizá un género nunca se pase de moda… mientras tenga cosas tan bonitas que aportar como esta maravilla de acertadísimo riff de guitarra y sutiles arreglos de cuerda.
Una de las producciones más envolventes e hipnóticas del año nos llegaba mediante esta muchacha de Malasia afincada en Nueva York. En ‘Live Your Life’, Pharrell conseguía darle identidad y un sonido a la voz de Yuna. Con una producción contenida pero con el sello Neptunes, se construía un preciso e imperecedero vehículo para la voz de la cantante.
Las gemelas australianas emigradas a Suecia nos sorprendían poco antes del verano con este notable corte de pop para el que después del verano realizaban un videoclip. Protegidas ahora de Kitsuné, darán que hablar a poco que sigan entregando canciones cargadas sólo con la mitad de melancolía que esta.
Dan Deacon se quedaba a las puertas de ofrecer su mejor álbum, el claramente dividido en secciones ‘America’. Sin embargo, no decepcionaba con el single, otro de sus viajes inclasificables por el siglo XXI marca de la casa.
Kristian Matsson parece dejarse llevar por la extrema belleza de las melodías de su último álbum y en ‘1904’ da rienda suelta a sus postulados de cambio y las consecuencias del mismo. El folk más primitivo se abraza a una particular forma de cantar, tan sentida como casual, dando cuerpo a uno de los temas sobre los que más se apoya el último álbum del cantautor.
En nuestra cita anual con los singles peor escogidos del año Garbage ocuparán un lugar muy destacado. A pesar de presentarse con la mediocre ‘Blood for Poppies’, su disco escondía joyas como ‘I Hate Love’ o esta balada llamada ‘Sugar’, el reverso de ‘Milk’, en la que los asfixiantes suspiros de Shirley Manson nos hacían sentir lo que no sentíamos escuchándola desde 1998.
Kevin Parker no tenía suficiente con entregar ese magnífico segundo disco de Tame Impala, sino que además se involucraba en el sugerente debut de la francesa Melody Prochet, cuyo tema insignia es ‘I Follow You’. Una canción que suma una encantadora pizca de charme francés al collage psicodélico del australiano, que nos hace cerrar los ojos y soñar que pudo ocurrir un encuentro entre Jane Birkin y Led Zeppelin.
El nuevo disco de Maria Rodés era en muchos de sus momentos fascinante. Su cacharrería habitual se transformaba aquí gracias a guitarras eléctricas, vientos, ecos trip-hop y hasta un adorable toque trance ahogado que resultaba en una de las producciones más bizarras y adictivas del año.
Puede que Napoleón Solo no sean todavía tan famosos como Lori Meyers o Love of Lesbian, pero desde luego no es por falta de méritos. Esta clarísima diana contenida en su segundo disco es una buena muestra del vigor que pueden alcanzar sus composiciones, y sólo la punta del iceberg de las diferentes posibilidades que muestran en sus largos.
La personalidad única de Lidia Damunt aporta originalidad y sorpresa cada vez que se oyen canciones como esta. Lo tropical y lo experimental del “glo-fi” se entremezclan a partes iguales entre una sugerente distorsión de guitarra que le da forma a la preciosa utopía de las islas mágicas.
Este año hemos escuchado muchas canciones de amor, pero pocas tan preciosas, abiertas y emocionantes como esta que presentaba el esperado ‘Port of Morrow’. Esta perfecta mezcla de rock adulto, épica y melodía sirvió a Jeff Mercer para cantar a su mujer sobre su futuro juntos y, de paso, desear lo mejor a sus ex compañeros de banda Jesse Sandoval y Martin Crandall.
El tercer corte de ‘Delirio específico’ se erige como la mejor canción del segundo álbum de los barceloneses Extraperlo porque, básicamente, está a la altura de los clásicos del pop ochentero a los que evoca. La torridez, el palpitar, la sensualidad y el sudor a los que alude su letra casi pueden palparse en un tema que pide a gritos una remezcla bailable para disfrutarla aún más.
Una de esas delicadezas que de vez en cuando nos regalan desde Labrador es esta bella aún adolescente, medio hypeada el año pasado con la que tristemente al final no pasaba gran cosa. En cualquier caso, las listas del año están para hacer justicia y ‘Sense’ es obligatoria para los amantes del pop blando pero consistente. En el vídeo se burlaba de sus comparaciones con Kate Bush, afirmando que conocía más a las Spice Girls. Una monada.
Una producción propia del pop de finales de la década de los años 70 o incluso primeros 80 lleva al éxito a esta canción que evoca a figuras como la inolvidable Jeanette o los discos infantiles de Antonio y Carmen Morales. Además, incluye otro clásico del pop dramático como es recitar algunas frases en lugar de cantar y nadie puede negar que Paulita aquí lo hizo divinamente… poco antes de abandonar el grupo.
Uno de los primeros pepinazos que nos llegaban en enero era este perteneciente al reino del terror de Sleigh Bells. El álbum era algo repetitivo y decepcionante, pero no este single de vídeo inolvidable en el que rifles se mezclaban con saltos en la cama como las mejores melodías y el ruido se alternan en su música.
Uno de los hypes del año, apadrinados hasta por MTV (mediante web, queremos decir) era esta banda de hip-hop experimental, que además de dos discos, uno de ellos con polla en portada, regalado en mp3 y luego retirado del mercado tras la guerra contra su compañía, publicaba en febrero este trepidante y claustrofóbico tema de apenas tres minutos que parecen uno.
Cuando Ariel Pink se pone la bata de artesano del pop -cosa que ocupará más o menos la mitad de su tiempo profesional- le salen canciones redondas como ‘Only in my Dreams’, que suena como el hit ideal para la radiofórmula de los primeros setenta, como si de Fleetwood Mac se tratara.
La intimidad encuentra su propio lugar en el segundo single de ’Oh, Monsters!’. Ana López interpreta este tema con la serenidad y firmeza requeridos para transmitir el calor que sólo da el hogar. ‘At Home’ pone de relevancia actos como dejar descolgado el teléfono con el fin de encontrarnos con lo realmente importante.
Jessie Ware no era la única «nueva Sade» de este año. En febrero conocíamos a este dúo de pop también sofisticado de querencias soul y producciones ochenteras. Tras varios meses con noticias escasas, finalmente anunciaban álbum para principios de 2013. Independientemente de que resistan el hype o no, ‘Open’ y también ‘The Fall’ quedan como algunas de las mejores piezas de R&B que nos dejaba este año.
El twee pop de los londinenses nos trajo este año temas tan redondos como este ‘Capricornia’. Guitarras sonrientes, voz decidida y un mensaje directo que se propaga sin artificios ni poses enrevesadas.
‘Neptune‘ tenía madera para ser un éxito del tamaño de ‘Would I Lie To You’, a la que recuerda en melodía, pero quiso ese viaje balearic del grupo con ciertos toques R&B y house que se quedara en manos de unos pocos. Una lástima… para los que se lo perdieron.
Eurovisión no destaca precisamente por dejarnos grandes temazos para la historia de la música, pero algunas veces, público y crítica comulgan en una especie de éxtasis existencial y encumbran esta obra maestra capaz de poner de acuerdo a un bakala y a un indie. ‘Euphoria’ ha sonado en todos los Hyundai Coupé tuneados, pero también hasta en la última discoteca de modernuquis sobre la faz de la Tierra, un privilegio que sólo alcanzan gigantes internacionales.
‘Big Hoops’ es una locura urban irresistiblemente pegadiza además de un paso inteligente (bueno, artísticamente) en la carrera de alguien que pasó de ser la estrella del pop número uno a suscitar casi el mismo interés que Anastacia. Tras el enorme éxito de ‘Loose’, este sencillo es lo que debió de haber venido y triunfar después.
¿Cuán cansino te parece el pop con banjo, multimillonario y para estadios de Mumford & Sons? Da igual. No intentes esconderte. Hay que estar muy sordo para no apreciar en su single de comeback una de las canciones más importantes de este 2012. Escalofriante, épica, efectista… pero efectiva.
Incluso después de 500 singles como adelanto, que llegaron a lo largo del año pasado, Totally Enormous Extinct Dinosaurs supo guardarse un último as en la manga para promocionar su debut, uno de los discos del verano, este ‘Tapes & Money’, que cita dos de las cosas favoritas de la antigua juventud, por el que el Tiga de hoy habría matado.
“La chica a la que quiero es un pájaro en mi ventana. Y cuando emprenda el vuelo, lo hará muy lejos de aquí”. La versión del crooner moderno llega en todo su esplendor de la mano de este sueco de look informal que transmite su mensaje con empeño y dedicación convirtiendo ‘A Tender Trap’ en esa canción fetiche, carne de single, que pudiera ser traducida a varios idiomas, como las grandes canciones pop de otros tiempos.
Es la canción que haría un Bruce Springsteen insultantemente joven y con la urgencia expresiva de Ian MacKaye, de Fugazi. Con producciones como esta, ideal para exaltaciones de estadio con puño en alto, Japandroids aspiran a comerse el mundo.
Entre las revelaciones más citadas por los medios europeos de cara al próximo 2013, ya incluso nominado a un premio Brit, está este estupendo dúo que sabe llevar el sonido minimalista y moderno de tintes soul de James Blake un paso más cerca del pop.
Entre las varias joyas del tercer álbum de esta cantautora norteamericana destaca ‘Leonard’, un supuesto homenaje a Mr. Cohen que, sin embargo, sirve a Van Etten para componer una de las canciones más intensas y emotivas de ‘Tramp’, en la que se deja sentir todo el influjo de sus excelsos colaboradores: los hermanos Dessner (The National), Julianna Barwick, Zach Condon (Beirut)…
El grupo fichado por Everlasting, de ecléctico gusto musical, convertía una versión desconocida de The Interstellar Villains en un mini hit del indie de nuestro país gracias al envoltorio ruidoso dado a esa letra de humor negro con la que el 50% que esté leyendo esta lista puede identificarse.
Aunque ha sido acogido con cierto recelo, ‘Elysium’ posee auténticos himnos con los que el dúo formado por Tennant y Lowe sigue dando alegrías a sus fans. Quizá ‘Leaving’, dentro de unos años, sea recordada como una de las canciones más bonitas sobre una dolorosa ruptura, y probablemente lo sea por ese trasfondo de esperanza que se ve desde el principio de la canción, con un Neil Tennant que, a pesar de tener el corazón hecho trizas, aún cree en el amor.
Tras publicar singles tan notables como ‘La melodía del afilador’, ‘Atlántico’ o ‘El final de la noche’, todos ellos finalmente recuperados para su debut en largo en Canada este año, el dúo formado por los Thelemáticos Sergio y Luciana daba a conocer otra pista destacable más: este ‘Brillar’ que consolidaba sus premisas, temas casi instrumentales que son como torrentes y que se asientan sobre una base “motorik” y un envoltorio de sintetizadores analógicos. Así de sencillo y contundente.
Entre las mejores producciones del año encontrábamos esta de How To Dress Well, que sabe aguardar tanto ecos trip-hop como R&B como una melodía válida para el mejor Antony Hegarty.
Guardada en un cajón estaba la muñeca de Evangelina Sobredo para salir a la luz 35 años después. La emoción nos invade al escuchar este poema musicado. Como si Cecilia hubiera vuelto, como después de unas vacaciones, para traernos otra reflexión sobre el paso del tiempo, lo efímero y lo inevitable.
Unos arreglos de teclado y guitarras bien colocaditos pueden hacer milagros en una canción como esta. Tal vez, la mejor elección de la pareja de Denver fue la de Patrick Carney de The Black Keys como productor de su último trabajo, arrojando grandes canciones como este ‘Origins’ al que no le faltan ingredientes para dejar huella.
Ya lo dijo el NME: como Robyn pero en chico. Y Rod Thomas no defraudó en absoluto con un disco bailongo, divertido, entretenido, con cero pretensiones y muchas canciones que hablaban de bailar al tiempo que se centraban en los dramas existenciales que -incluso como adultos- nos acompañan desde que somos adolescentes, en una especie de bucle infinito à la Peter Pan.
Con el objetivo muy marcado en el jangle-pop de los 80 y más concretamente en los melismas morriseyanos, The Crookes tienen una propuesta un tanto plana que difícilmente puede llegar a seducir a más allá de los lectores del NME acérrimos al brit-pop. Sin embargo, lo acertado de este sencillo o de otros cortes como ‘Stars’ nos hará replantear un par de cosas. ¿Quién va a resistirse?
Utilizando como base el espléndido house de ‘Pineapple Crush’ de Lone, una de las estrellas del año despliega en ‘Liquorice’ sus habilidades como rapera y, de paso, da una buena muestra de su carismática personalidad.
Este supergrupo formado, entre otros, por miembros de Maroon 5 y Bright Eyes se ha dado a conocer a través del nuevo MySpace gracias a este temazo que cuenta con un vídeo de terror y sobre todo con cierto aire al revival ochentero de gente como Summercamp. ¿Por qué no habrán pegado? Nadie lo entiende.
Aunque ‘Lady’ es claramente una canción de amor, su atmosférico sonido, como siempre en Chromatics un reflejo cien por cien acertado de a lo que sonaría la noche a eso de las tres o cuatro de la mañana, inspira cosas más perversas, escenas de una hipotética road movie de terror en la que alguien termina asesinado sí o sí.
Finalmente este año se editaba el debut en solitario de Sílvia Pérez Cruz, que contenía canciones ya conocidas de su directo desde mucho tiempo atrás, como este imprescindible ‘Pare meu’, uno de los tres poemas musicados que se incluyen en el álbum, en este caso de Maria Cabrera, y que adquiría, nada casualmente, un sentido estremecedor tras la triste muerte del padre de la artista.
‘Andrew In Drag’ cuenta la historia de un hetero que se enamora de alguien que se disfraza de mujer sólo una vez y de broma. Su letra de rima en “-ag” es una de las más divertidas jamás escritas por Stephin Merritt (“en cuanto salió al escenario, mi rabo se empezó a menear”, dice)”.
Con ecos de Marvin Gaye, Stevie Wonder o Prince, Miguel ha publicado uno de los singles clave de la música negra en este 2012, encontrándose a sí mismo casualmente un año después del despunte de Frank Ocean y The Weeknd, pero sonando sobre todo a Miguel.
Santigold ha completado su canción llamada “bocaza” con referencias a Katy Perry y Lady Gaga en la letra (“Ga, ga, ga, all slightly off / Not me, i’ll take the loss”) y en su nuevo vídeo, pero eso es sólo la guinda de un tema que ya era un trallazo de por sí, tanto en su parte más minimalista como en la más Major Lazer.
Joe escribe una canción de amor muy clásica, pero a la que da la vuelta para centrarse en ese lado más crepuscular de las relaciones. De esta forma repite “quiero estar siempre a tu lado, vivir contigo los momentos malos”, que para regocijarnos con los momentos buenos del amor ya tenemos el resto de canciones. Con sonidos de campanas y solos de guitarra, es toda una reivindicación de la balada de amor ochentera, así que si se la vas a cantar a alguien, al menos antes cárdate el pelo.
¿Quién ha cogido el testigo de los singles fieros que ha dado el indie rock de los últimos años? El fantástico single ‘Stay Useless‘ de Cloud Nothings era uno de los principales, poniendo como referentes a The Weakerthans, Ted Leo o The Thermals donde antes estaban Wavves, Happy Birthday o The Pastels.
Entre las múltiples mutaciones que encontrábamos en el apasionante minutaje de ‘L’amor feliç’, muchas de ellos con letras llenas de humor, encontrábamos este fantástico single, ejemplo de la cara más directa e incisiva de Mishima, que este año se consolidaban si es que a estas alturas aún necesitaban tal cosa.
La reivindicación por la cultura de los noventa en la música (Saint Etienne, etcétera) alcanzaba con este agridulce tema de El Perro del Mar un nuevo súmmum de elegancia, exquisitez y buen gusto, a cargo de una de las voces más aterciopeladas del pop sueco.
Una dulce y sencilla petición de amor con algún destello de odio hacia el mundo que parece venir de un rechazo o por lo menos de una duda que vuelve una y otra vez. Todo perfecto para los pasillos de instituto adolescentes de John Hughes, con una producción magnífica.
Aunque la sombra de Fleet Foxes es alargada, Josh Tillman es capaz de ir por su propio camino con temas como este ‘Hollywood Forever Cemetery Sings’, con un cierto punto glam (con sabor sobre todo a T. Rex) y un sentido del humor que le une a artistas tan libres como Cass McCombs.
Como en ‘¡Menos samba!’ de Sr Chinarro había canciones mejores y peores, da la sensación de que hay gente que no se ha enterado de la cantidad de temas a la altura de lo mejor de su carrera que contenía el álbum. Entre ‘La plaga’, ‘Todo acerca del cariño’, ‘Medio pollo’ o ‘Todo para mí’, destacaba esta épica y muy intensa ‘La alcazaba’, de doble intencionalidad política y personal.
Los 80 van dejando paso a los 90 como fuente de influencia para el pop moderno. En este caso, este trío de jovencísimas hermanas californianas se sacan de la manga un crossover de dudoso interés a priori: las armonías vocales de las Wilson Philips con toques de funk à la Prince. Y resulta que han dado con una extraña tecla, porque se han destapado con uno de los temas más irresistibles del momento.
Entre los grupos más injustamente infravalorados de los últimos años permanecen los mexicanos Hello Seahorse. ‘Arunima’, su disco de 2012, contenía este trallazo absoluto e irresistible que encerraba tanta nostalgia como deseo y violencia. Un claro caballo ganador de su ya amplia discografía.
Cuesta creer que esta acertada revitalización del dance hall y el rocksteady venga de un par de jóvenes blanquitos, los hermanos Bergman. Pero lo cierto es que este single sobre la imposibilidad de retener a alguien (que en su fantástico clip adquiere un doble significado al estar protagonizado por un niño adulto) es la punta de lanza de una de las más firmes promesas de 2013.
Habíamos subestimado a estas hermanas suecas y no esperábamos que fueran capaces de fabricar un disco tan notable como ‘The Lion’s Roar’, en el que sin duda reina ‘Emmylou’. Esta canción sobre encontrar a un alma gemela (no necesariamente sentimental) rememorando a míticas parejas del country como Emmylou Harris / Gram Parsons y Johnny Cash / June Carter deja una huella imborrable.
Una de las voces con más personalidad del pop reciente regresaba en 2012 con esta canción en la que Diamandis expresa sus deseos de convertirse en una gran estrella. De momento el éxito le sigue siendo algo esquivo, pero ‘Primadonna’ ya es un pequeño clásico en su discografía.
Algo perjudicado por haber sido publicado a principios de año, dejando ver con los meses algunas (mínimas) irregularidades, aún ni hoy ni dentro de 10 años se podrá poner pega a himnos como ‘Met Before’ o este ‘I Belong In Your Arms’, en los que se mezclaban los mejores sonidos supervivientes de los 80 con los de hoy y un par de ideas prestadas de las girl-groups.
Madonna sale mencionada en el nuevo single de Scissor Sisters. Si esta canción fuera un hit de la Reina, ese sería sin duda ’4 Minutes’, un tema tan avanzado que suena raro; un tema que consideras una mierda de proporciones tan épicas que no puedes dejar de escucharlo hasta que te gusta. Se comparten también con ’4 Minutes’ un montón de “uh-huhs” y que el “featuring” parezca al revés. Sobre todo por la producción y el ritmo, ‘Shady Love’ debería ser más la continuación de ‘212‘ que de ‘Night Work’, con el morbo de que Azealia Banks todavía no tiene ni disco, y todavía podría ser un “flop” del tamaño de este tema.
Quizá sea por la afectada y personal forma de cantar de Joe Newman, pero a nosotros el inicio de esta canción nos hace pensar mucho en el lejano ‘Fun For Me’ de Moloko. Una pieza más del imprevisible puzzle sonoro de este grupo de Leeds que se ha erigido como una de las mayores revelaciones del pop mundial gracias a canciones tan apasionantes como esta, con un loco final que nos empuja a repetir como dementes ese «iloveyouso, iloveyouso».
No es más (ni menos) que una adaptación del clásico ‘Silver and Gold’ de J. Marks, pero la realidad es que ajustar tanto una canción como para que case a la perfección con tu estilo, es bien difícil. Sufjan Stevens, ese músico del que nos gustan hasta los andares, ha vuelto a marcarse una inmensa caja para esta navidad que contiene un pequeño regalo, y que cuadra perfectamente con el estilo de sus últimos discos.
El nuevo single de Two Door Cinema Club empieza como ‘An Honest Mistake’ de The Bravery para transformarse en un hit de los Killers, y añadiendo sus propios clásicos punteos de guitarra indies, tan monos. ‘Sleep Alone’, como canción de supervivencia, era resultona.
Dice Lorena Álvarez que ‘La boda’ tenía que haber sido una canción alegre, pero que no sabe por qué le quedó tan triste. El «me caso, que no me caso» no aliviaba demasiado a pesar de ser una de las mejores muestras de ese «tradicional sexy» con el que la artista se autodefine y que esconde grandes joyas costumbristas llenas de encanto, como esta.
Cierras los ojos y crees que estás escuchando a los Pulp de los mejores tiempos. Poco más de dos minutos de pop intenso, casi épico, con un piano machacón y unos coros de “aes” al fondo es lo que se necesita para entrar en ‘A Wasteland Companion’ y para demostrar que a Matt Ward se le queda corta cualquier etiqueta.
Ana Naranjo es experta en fabricar canciones pop tarareables de arriba a abajo, con sabor a viaje a la playa con la familia en cualquier momento de una infancia de la que han desaparecido las fechas y solo quedan las sensaciones. Desde la producción (con ese silbidito midi del estribillo) hasta la letra (“perdonar es lo primero, lo demás es secundario”), todo es encantadoramente naif.
Si ha habido una canción capaz de hacer sombra al (a la postre) insufrible Gotye este verano, esa ha sido la de esta canadiense, que se ha metido en el bolsillo hasta a los heteros más heteros del mundo, que han terminado haciendo cientos de parodias del vídeo (y del tema), algunas más saladas que otras. Canción tramposa y facilona donde las haya, pero también tan pegajosa que puedes cantarla como si no hubiera un mañana desde la escucha número uno.
Esta vez no destacaban los singles de Madonna, pero sí las valientes idas de olla salpicadas por el tracklist de ‘MDNA’. Esta canción cargada de veneno contra su ex esposo y una de las más personales de toda su carrera se construía a partir de dos partes diferenciadas: una primera electropop más convencional y una segunda atrevida y absolutamente extática. William Orbit recordaba con todo su arsenal de sintetizadores (y un banjo y un guiño a ‘Hung Up’ y mil y un detalles para percibir con cascos, es decir la antítesis de ‘Girl Gone Wild’) por qué merece un pequeño hueco en la historia del pop a pesar de sus altibajos de los últimos años.
‘National Anthem’ ha ido ganando con el paso del tiempo, sobre todo con su presentación como single en los albores del 4 de julio, cuando la misma Lana se convertía en Primera Dama. Esta pequeña crítica a la sociedad estadounidense (el tema habla de la consideración del dinero como principal forma de medir el éxito) terminó colándose hasta en nuestros foros, donde cada vez que alguien creía que decía una verdad como un templo, lo remataba con un “it’s a fact, kiss kiss”.
Natasha sorprendía escogiendo un single mucho más difícil que ‘Daniel’ para presentar su tercer disco. Sin embargo, su reflexión sobre la importancia de la fama, llena de nostalgia y escrita tras un día de resaca no podía resultar más hermosa.
El último sencillo de Solange captura a la perfección la melancolía de un amor perdido gracias a una suma de elementos fácilmente reconocible: la sutil interpretación de la cantante, una letra sencilla pero que da en el clavo y, sobre todo, una producción a cargo de Blood Orange tan bella que es difícil de describir.
¿2012 no nos ha dejado ningún himno rockero con el que engorilarnos? El género parece un poco fuera de lugar, pero ‘Teenage Icon’ fue uno de los grandes vencedores de nuestro playlist de verano y como single está a la altura perfectamente de los contenidos en el debut de la banda, que no es poco. «I’m no teenage icon, I’m no Frankie Avalon», como estribillo, no tenía precio.
Un loop de piano, un ritmo firme, un bajo persistente. ¿Es esta Cat Power? Sus fans más acérrimos no podían creer lo que estaban escuchando. Chan Marshall da un paso adelante y se sitúa entre el misticismo vocal de Bon Iver y la mirada al frente de la última PJ Harvey, con la que comparte preocupación por el mundo en que vivimos: “quejándonos cuando alguna gente no tiene una mierda que comer”. Sí, esta es la nueva Cat Power.
Ideal para tus sesiones más chonis de gimnasio, o para esos días que quieres sentirte como un auténtico ‘fucker’ bailando delante del espejo antes de tirarte a las calles a quemar la noche. Si hay algo que se les puede agradecer a los Die Antwoord es que sean capaces de animar cualquier cotarro y terminar poniéndote en modo perreo elevado a la enésima potencia con canciones como esta.
El adelanto del cuarto disco de Fiona Apple planteaba una lucha con uno mismo no exenta de cierto conformismo. Su minimalismo sonoro a pesar de los diferentes matices instrumentales era todo un reflejo de sus inquietudes y contradicciones. Si bien Apple odia ser tratada con paternalismo sobre sus debilidades, hay que elogiar, cuanto menos, su enorme sensibilidad.
Miedo a dejar o ser dejado. Miedo a que se acabe la comunicación en lo más estricto de su significado. Espiar un móvil y seguir teniendo miedo. Miedo que crece y se convierte en terror. Miedo como el que tenemos todos casi siempre. Y que Templeton ha sabido reflejar con una bonita melodía y una estructura deliciosa.
«Corta mi esternón y rodéate con mis costillas, mis pulmones serán coronas sobre ti» es una de las metáforas de un amor dañino y enfermizo que el dúo de Montreal emplea en el tema estrella de su gran debut, una amalgama de hip hop, dub, electrónica y pop que, en un futuro, servirá para decir «así sonaba 2012».
Tonteando con el moombahton en un ejercicio musical absolutamente carente de prejuicios, Gepe se ha desmarcado con un pegajosísimo tema que es capaz de hacer sacar las ganas de perrear hasta a ese que siempre reniega de lo adictivo de estos sonidos. Mola tanto que hasta la letra sobre bichos y demás, engancha.
Intensa, con un punto épico, ‘Yet Again’ era una buena presentación de ‘Shields‘, que junto a ‘Sleeping Ute’ nos ponía los dientes largos esperando el disco completo. La canción aparecía menos rebuscada que lo encontrado en ‘Veckatimest‘, pero su final, que tuerce hacia terrenos menos estables, nos avisaba de que siguen siendo Grizzly Bear, que guardan muchos ases en la manga y que nunca dejarán de sorprendernos.
‘Settle Down’ sorprendía muy gratamente (especialmente antes de escuchar lo que después sería el primer disco de No Doubt en 11 años). Rebosa frescura pop y conjuga una producción perfectamente adecuada para 2012, adaptando su estilo personal sin que resulte forzado, sino con clase. Y así es como se hacía el comeback más digno que otros de sus contemporáneos sólo podían soñar.
El proyecto de Dave Longstreth prosigue con su escalada de accesibilidad pop con ‘Gun Has No Trigger’, en el que ponen de relieve sus influencias más soul y prescinden de los intrincados juegos rítmicos y arreglos. Una prueba más del indiscutible talento musical de Longstreth, capaz de fusionar en un sonido único y personal la complejidad de una melodía pop con una producción ciertamente rudimentaria.
‘Elephant’ es el corte más indicado para presentar un álbum como ‘Lonerism’ porque condensa en poco más de tres minutos todo ese vértigo de psicodélica, hard rock del bueno y melodías nostálgicas. Y, además, también se presta como base para dar una mirada al futuro, como muestra el fabuloso remix que fabricó el veterano (bonita paradoja) Todd Rundgren.
Sin ningún lugar a dudas, Taylor Swift ha dado en el clavo con ‘We Are Never Ever Getting Back Together’. Con el punto justo country para no decepcionar del todo a sus fans americanos, pero decididamente más pop que nada de lo que haya publicado antes, el sencillo de Swift contiene el que es, probablemente, el mejor estribillo del año, además de la melodía más pegadiza que se ha oído en mucho tiempo.
No había nada más inesperado este año que que alguien le dedicase un disco entero a Alan Turing por el centenario de su nacimiento, pero ahí estaban los Hidrogenesse para dedicarle esta preciosidad de nada menos que seis minutos en la que convierten a Sir Alan Turing en una moderna Blancanieves pidiendo que se despierte.
Con la inspiración de un accidente de moto que sufrió junto a un amigo, que según George Lewis “llenó su cabeza de palabras que llegasen al conductor al corazón”, Twin Shadow da vida a esta espídica canción con bien de sintetizadores y guitarras eléctricas que la convierten en la más digna sucesora de la new wave de los tiempos recientes.
Calvin Harris ha vuelto a pegárnosla: le ha salido un álbum con unos singles que no se lo debe de creer ni él de lo buenos que son. Y si encima uno de ellos viene de la mano de la gritona (en el buen sentido) por antonomasia del Reino Unido, la predicción está bien clara: pepinazo asegurado, en este caso sobre una relación atormentada, y alimentado con un vídeo con bien de dramas y venganzas.
Un homenaje desvergonzado a New Order justo en medio del disco más electrónico de La Bien Querida, y en el que su gran baza, excelente melodía aparte, es el mantenimiento del sentido del humor. En la letra se queda como una tonta «haciendo eses de amor con las caderas». Figura extravagante del año.
‘Rock’n Roll’, con su base tan Giorgio Moroder no exenta de guitarrazos y frases hito como “Sólo me importa de verdad que a ti te importe el rock and roll”, fue proclamado un «hit instantáneo» y un clásico desde el mismo día de su lanzamiento. Puede que la escala de boogie sobre un ritmo motorik parezca un recurso fácil, pero pasan tantas cosas en la canción que cada escucha la hace más excitante. Los teclados de Genís y los guitarrazos de Luis se enredan en un colchón perfecto para las ingeniosas sentencias que Teresa desgrana, convirtiéndola en la pieza central del disco pese a ir casi al final del mismo.
‘Today’s Supernatural’ podía haber figurado perfectamente en la cara pop de los primeros álbumes de Animal Collective, sea ‘Spirit They’ve Gone, Spirit They’re Vanished’, ‘Danse Manatee’ o ‘Here Comes The Indian’. Discos donde las canciones parecen ir y venir, entre sonidos de 8 bits y otros de una sinuosidad acuática; temas sin una forma muy definida pero que mantienen una pulsión rítmica intensa y casi tribal. En este ritmo la batería de Panda Bear ha sido sustituida por instrumentación electrónica, más parecida a la de ‘Strawberry Jam’ o el EP ‘Water Curses’ que a la obra magna ‘Merriweather Post Pavilion’. En definitiva, un single totalmente Animal Collective que no decepciona a los que eran fans antes de 2009.
El más infravalorado de todos los grandes grupos de pop volvía con un tema producido por Tim Powell (Girls Aloud, Kylie, Sugababes) y mezclado por Richard X. La firma del grupo y la colaboración de los dos productores ha dado lugar justo al tema que habríamos esperado, no a la altura de sus grandes clásicos pero casi. Otro hit de temática discotequera (esta vez sobre ir a una discoteca para ver a tu artista favorito), más oscuro que ‘Action’ o ‘A Good Thing’, que la adorable Sarah Cracknell vuelve a merenderse sin que se le mueva un pelo
¿Alguien se esperaba que de la colaboración de dos grandes saliese algo malo? Nosotros desde luego que no, y como prueba irrefutable se erige ‘Destiny’, esta pequeña obra maestra de deliciosos tintes house que Talabot y Pional han creado mano a mano y que no hace más que reafirmarnos que la escena española tiene la suficiente calidad como para no tener que separarla, en ningún momento, de la internacional.
Nuevo excelente complemento para el futuro “greatest hits” de Los Punsetes, con un gancho indiscutible en la percusión pero también en la melodía y en la divertidísima letra (“Si me llenaras la casa de mierda de perro / si cogieras mis libros y los discos que tengo / y los llevaras al monte y los prendieras fuego / y lo grabaras en vídeo para enseñármelo luego. No sería peor que lo que acabas de hacer”), ahora enriquecido con la tímida mano de El Guincho.
Estrofa del año: «I don’t get no Abba / I don’t play no Gabba / I like Zapp not Zappa / So please quit your jibber-jabber / I’ve just lined up Macca / When you’re in Aiya Napa / Do I look like a rapper? Do I look like a rapper?». ¿Hace falta decir algo más?
Se ha retrasado tanto lo nuevo de M.I.A., previsto en principio para el pasado verano, que al final el single que lo presentaba se ha quedado colgado. De todas formas, imposible olvidarse de esta substancial producción firmada por Danja, de estribillo inagotable, en la que la de Sri Lanka produce algunas de sus frases más memorables.
La gran canción de Jessie Ware, la que dicen es la nueva Sade, puede que sea de amor romántico, pero su sonido inspira puro erotismo y una sensualidad tan sofocante que por sí sola podría empañar ventanas.
El single de presentación del regreso de Spiritualized ya era una canción destacable desde que se estrenara, pero fue el vídeo dirigido por AG Rojas y protagonizado por James Ross el que terminaba de convertirlo en una obra maestra. Un espléndido trabajo tan lleno de violencia y tensión como de desolación que se desarrollaba mientras su letra repitía, esquizofrénica, “hey, Jane, ¿dónde vas hoy?”.
El único grupo capaz de meter en una canción una frase como «la duda clava en Flandes una empalizada» destacaba esta vez en ‘Herreros y fatigas’ más por sus temas pop, como ‘Ojo por diente’ o ‘El día de los embalsamados’, que por su vertiente españoleta (también muy reivindicable en cortes como ‘Soneto’, ‘In the Goethe’ o ‘Sacrificio’). El disco se abría con esta canción en la que se aprovechaba al máximo la incorporación de una violinista a la formación, absolutamente emocionante.
No se nos ocurría regreso mejor para The xx. Una canción absolutamente carismática desde el segundo cero y una nueva oda al tipo de contención capaz de hacerte dejar de respirar, aligerada con una estupenda sección de percusión en la segunda estrofa. Otra muestra de sutileza y elegancia con la susurrada voz de Romy Madley Croft, que llega dentro con su mensaje de amor etéreo y místico.
Uno a veces piensa que si el pobre de Frank Ocean hubiese tenido una margarita a mano, probablemente nunca habría escrito algunas de las canciones de me-quiere-no-me-quiere que a día de hoy nos tienen tan enganchados. Un precioso ejercicio de neo-soul que se convierte en uno de los temas sobresalientes de ‘channel ORANGE’ y que es tan directo y universal que en cualquier momento del día cae como una losa sobre ti.
Difícilmente ‘Myth’ podía dar más esperanzas de que ‘Bloom’, cuarto álbum del dúo de Baltimore, sería un disco a la altura de ‘Teen Dream’. Apenas modificando levemente su propuesta (relegando los teclados a un segundo plano para dar todo el protagonismo a las guitarras de Scally), vuelven a entregar otro caramelo a la altura de sus más celebrados singles, con una Victoria Legrand que comienza cantando con sobriedad hasta alcanzar ese extático «Help me to name / make it», en una ascensión maravillosa, casi sobrenatural. En conclusión, otra canción redonda del dream pop atemporal y envolvente del dúo de Maryland, cuyo mensaje aborda precisamente la esperanza en ese momento de desilusión en el que un mito cae.
Desde que publicasen ‘Manners’ en 2009, el mundo entero ha aguantado el aliento hasta que los de Angelakos han publicado un trabajo nuevo, digno sucesor de su gran disco de debut. ‘Take A Walk’ se convertía gracias a su producción espectacular en una de las canciones de este año de manera instantánea, con un estribillo que habla de irse a dar un buen paseo en situaciones de alto estrés (que tu suegra se quede a vivir en tu casa para toda la vida, que tu pareja pierda los ahorros que tenías invertidos en un plan de pensiones), y que guarda como fondo algo mucho más complejo y trágico: la pesadilla a la que se encuentra sometido su compositor principal, que sufre depresión y ha tenido que ser ingresado varias veces en los últimos años tras un intento de suicidio. Pocas veces se ha podido construir una maravilla tan enorme a partir de la peor mierda. Como colofón para esta otra nueva obra magna (Passion Pit ya fueron canción del año hace un par de temporadas en JENESAISPOP), el público ha entendido ‘Take A Walk’ y el tema se ha convertido en un potente sleeper del mismísimo Billboard Hot 100, donde es todo un calvario entrar desde que cuenta el streaming. La jugada perfecta.