Torres / Torres

La portada del debut de Torres puede llevar a error. Su sencillez es tal que parece como si estuviéramos ante uno de esos discos que pasaron desapercibidos y nadie se atrevió a rescatar de un cajón de La Metralleta, la calle Tallers o similares. Pero por otro lado ese beso que recibe Mackenzie Scott con sorpresa y también con cierta indiferencia es un buen reflejo de un álbum lleno de sinceridad, contradicciones y emociones fuertes.

Cuenta Torres, de 22 años, que no se encontró a sí misma hasta que su familia le regaló una Gibson 335 por Navidad hace algo más de un año. Las guitarras son un elemento fundamental en sus composiciones, pero Mackenzie dista mucho de ser una cantautora más de América. Aunque nombres como Sharon Van Etten o Julie Doiron puedan aparecer al hablar de su música, la crudeza de temas como ‘Honey’ o el poderoso riff de ‘When Winter’s Over’ hacen pensar más bien en gente como PJ Harvey. Es más, las cuerdas que agravan el corte inicial, ‘Mother Earth, Father God’, y que te introducen en su mundo desde el primer segundo del disco, o las tremebundas cajas de ritmos de ‘Chains’, con ese final completamente abrupto en relación con lo cortante de la letra, están para indicar que, como Deerhunter o anteriormente R.E.M., Torres maneja influencias diversas con el objeto de expresar sus inquietudes y desarrollar su personalidad, no como una impostura «en imitación de». En resumen, cuando llega esa canción algo más convencional, ‘Come to Terms’, corte 9, hace rato que has descartado la etiqueta «otra chica con guitarra» para ella.

‘Torres’ ha sido grabado durante cinco días en la casa de la leyenda americana Tony Joe White, y una de sus características principales es la cantidad de aristas que podemos encontrar en su producción. Aunque el suspiro al final de ‘Honey’ pueda ser exagerado, atender a las imperfecciones de su sonido directo (algunos bombos parecen estar sonando desde tu cuarto, hay punteos claramente sin pulir) no hace sino que las historias que cuenta Torres parezcan más cercanas y reales. De hecho ella misma reconoce que quería dejar el álbum tal cual para que fuera más auténtico.

Las letras, pues, son fundamentales. Muchas hablan sin tapujos sobre una crisis en una relación personal, como el single ‘Honey’ («cariño, estaba pensando en decirte lo que me has hecho», ruge mientras las guitarras van tomando posesión del tema). ‘Jealousy and I’ sería otra de las más explícitas, soltando un doloroso «te estoy agobiando, lo sé, pero es la única forma que conozco de amar», tan pronto como un desesperado «¿de verdad prefieres pasar una noche con alguien que no conoces en lugar de dejar que alguien como yo cuide de ti?». Otras veces hablan de demonios que apuestan por verte caer (‘Mother Earth, Father God’) o sobre las maneras de enfrentarse a la madurez (‘Como to Terms’), mientras las destinadas a convertirse en favoritas de sus futuros seguidores son ‘Moon & Back’ y ‘Waterfall’. La primera arranca como una canción sobre el mundo infantil a lo ‘Luka’ de Suzanne Vega, con algún punto en común con la Tracy Chapman de finales de los 80, para revelarse después como un tema que habla sobre dar un bebé en adopción, situado en 1991, el mismo año en que nació Mackenzie. Por su parte, ‘Waterfall’ corta el aliento cuando la maraña de guitarras se detiene para que Torres concluya a modo de final, frente a esa cascada: «nowhere to go but down / nothing to do but drown».

Puede que ‘Torres’ llegue cuando el público está saturado de revival noventero y «cantautores», y puede que algunas de sus letras -algunas, insisto- resulten poco calculadas, pero para aquellos que comulguen con la honestidad extrema al margen de las modas de gente como Sinéad O’Connor, ha nacido una nueva obra con la que regodearse en el fango durante los próximos meses.

Calificación: 8,3/10


Lo mejor: ‘Honey’, ‘Mother Earth, Father God’, ‘Moon & Back’, ‘When Winter’s Over’

Te gustará si te gustan: Suzanne Vega, PJ Harvey, Tracy Chapman, Deerhunter 


Escúchalo: Bandcamp

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: torres