Eurovisión marca que cada canción ha de durar 3 minutos, ni menos ni más, los mismos hasta los que se suelen ajustar los «radio edits» de las canciones que son extraídas como single, aspiran a ser radiadas y, en principio duran mucho más (que rara vez si tienen esas ambiciones). Pero en esta época de recortes en la que todo parece contar para mal, ya no hay ni tres minutos de tiempo para la canción pop. Sin que sus autores hayan buscado la canción perfecta en dos minutos escasos a lo Ramones o Phil Spector, nos estamos acostumbrando a ver en la pequeña pantalla interpretaciones que rozan lo desconcertante más que lo inmediato, reducidas a apenas una estrofa y un estribillo.
Gran parte de este problema viene de las audiencias millonarias de los famosos «talent shows». Recuerdo descubrir con sorpresa cómo las galas de ‘American Idol’ en Estados Unidos eran mucho más ágiles que las de ‘Operación Triunfo’ y similares españoles debido a su edición, montaje y duración. Pero había una víctima: la canción. Ya en aquella primera edición de 2002, en la que Kelly Clarkson se proclamaba ganadora, su versión de ‘You’re All I Need To Get By’ de Marvin Gaye duraba un minuto y treinta segundos a pesar de que la original se extendía solamente hasta los 2.38. La opinión del jurado era más interesante para la audiencia y por tanto duraba el doble.
Un año antes, en ‘Pop Idol’, más de lo mismo. Apenas se concedió más que 1.58 a Will Young para interpretar ‘Light My Fire’. Con algo más de tiempo, parece que los británicos ya se aburrían.
En España tardamos bastante en descubrir esta tontería. Los «míticos» discos que arrasaron de ‘Operación Triunfo’ contenían versiones de las canciones a cargo de los triunfitos que duraban por lo general 3 minutos. Aún en el álbum editado en 2008 con la primera gala se respetaba esa duración. Sin embargo, en esa misma edición, todo el mundo recordará la versión de 2 minutos que Labuat realizaba de ‘Creep’ de Radiohead.
El problema viene cuando esta práctica ha comenzado a extenderse a los artistas que presentan lo que deberían ser sus jugosas novedades, esos que no son precisamente triunfitos y cuyo tiempo se ve igualmente reducido. En muchas ocasiones los artistas sí pueden presentar su canción completa en televisión en horario de máxima audiencia (el listado de actuaciones interesantes en «late shows» de Estados Unidos es inabarcable), pero cada vez parece más habitual la opción súper editada y resumida o el «medley» sin gracia.
Como si el público fuera completamente incapaz de asumir una canción de cuatro minutos por muy hit que sea, LMFAO prefirieron interpretar a su paso por El Hormiguero un «medley» de 4 minutos con 2 minutos de ‘Party Rock Anthem’ y 2 minutos de ‘Sexy and I Know It’. Con lo que costó ver a Rihanna interpretando junto a Coldplay ‘Princess of China’, al final -probablemente también por si alguien se aburría- ambos cantaron sólo una estrofa en los Grammy para posteriormente pasar rápido a otra cosa en aquel momento más famosa. Christina Aguilera acudió a unos premios americanos para presentar ‘Lotus’ y optó también por un medley que podríamos resumir como intro + estribillo de un tema + estribillo de otro. En un programa tan horrendo como ‘Sálvame’ no esperamos ver ni siquiera a Alaska hacer una actuación como Dios manda, ¿pero es necesario recortar a 2 minutos el single de Paula Rojo cuando dura 3? En la próxima gala de los Oscar actuará Adele, pero dudo bastante que ni su archiconocido ‘Skyfall’ obtenga 4 minutos y 30 segundos para ser interpretado en su totalidad después de que en otras ceremonias las canciones fueran dramáticamente recortadas o directamente eliminadas.
Si la radio ha dejado de emitir novedades musicales para apostar sólo por ultra hits ya consolidados durante los meses o incluso años o incluso décadas anteriores, la televisión obviamente no va a constituir el bombazo alternativo para que The Knife, Junior Boys y The Rapture presenten sus singles de 7, 9 o 5 minutos. No, no hemos olvidado que las puntuaciones de Eurovisión siempre tienen mucha más audiencia que las canciones. Sin embargo, va llegando la hora de preguntarse dónde está el límite para el «radio edit» televisivo, y si en el futuro estaremos acostumbrados a que nos presenten a las futuras Rihannas y Britneys ya sólo con sus estribillos del momento reducidos a 15 segundos sobre el escenario.