Dennis Kelly dirige esta pequeña maravilla de intriga, acción, comedia negra y refinada violencia empapada hasta las trancas de Teoría de la Conspiración. Kelly nos presenta un mundo nada distinto al que nos rodea hoy en día, pero desde el punto de vista de una pequeña célula de la resistencia que lucha por descubrir la verdad que quite la venda de los ojos de una población estúpida y manipulada desde las sombras por una sociedad todopoderosa llamada “The Network”, presente en todas las más altas esferas de poder. La píldora roja que Morfeo ofrecía a Neo en Matrix, pero que en esta ocasión en vez de ser ofrecida en una mano amiga, es obligada a ser tragada como el pienso a las ocas, porque te están tapando la nariz. A partir de ahí, ya solo queda huir hacia delante, porque si te paras, mueres.
Los actores, muchos de ellos caras conocidas como en el caso de Nathan Stewar-Jarrett –Curtis en ‘Misfits’-, hacen un estupendo trabajo, destacando Arby, el bobalicón, despiadado y deshumanizado asesino a sueldo que abre la serie. También sobresalen interpretativamente otros, como el niño Oliver Woollford o la inquietante Fiona O’Shaughnessy, con la facultad de hacerte dudar siempre de si te la están metiendo doblá.
La serie sigue un clásico formato británico, con una primera temporada de seis capítulos de una hora de duración en el que los giros argumentales y la sorpresa al espectador están tan bien hilados y justificados que en ningún caso se tiene la sensación de que te estén tomando el pelo, como tantas otras veces ha ocurrido en tantas otras series (‘Lost’, ‘The Following’, etc). El climático y abierto final, además, prácticamente garantiza una segunda temporada, con muchísimas tramas que desarrollar. Y nosotros nos alegramos, porque queremos, necesitamos, más. Mucho más.
Calificación: 9/10
Destacamos: El final de temporada. Fantástico
Te gustará si te gusta: El ambiente opresivo y salpicado de notas de humor negro de ‘Black Mirror‘.
Predictor: Seguro que habrá segunda temporada, aunque miedo da que la alarguen más.